El Lamborghini qhochala y los millones de celulares
Resulta irónico que en pleno siglo XXI, cuando la expansión tecnológica y digital llega a los 11,4 millones de celulares funcionando en esta Bolivia interconectada, aún seamos un “pueblo chico e infierno grande”.
Creíble o no, la agenda informativa de esta semana estuvo marcada por varios hechos, muchos de ellos trascendentes para la población, como la reunión de delegados de la CIDH en Sucre —con diversos colectivos ciudadanos— para recibir denuncias como contra la reelección de Evo Morales para un cuarto mandato inconstitucional y la ilegal postulación en los comicios de octubre de 2019.
También estuvieron el desastre provocado por el deslizamiento de tierras e inundaciones; accidentes mortales; el debate sobre la doble ciudadanía de la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, y la venta de gas a Argentina marcada por la anécdota de un pago en “especie”, pues la nación vecina ofreció un avión a nuestros gobernantes como incentivo a la entrega del carburante. Pero no. De esta la lista a la que se suman muchos más temas, al que mayor relevancia le dio gran parte de la población fue a la llegada de un auto Lamborghini a Cochabamba, notable tal vez al tratarse del primer coche de esta marca y características, al fin y al cabo, se trata de un carro con un valor superior a $us 150 mil.
La noticia alcanzó tal trascendencia que generó un movimiento inusual en las redes sociales y hasta en los medios de comunicación, además de una ola de “fake news”, montajes, especulaciones, memes, acaloradas discusiones virtuales y dimes y diretes.
Y mientras “el mundo se caía” fue más importante “achacar” la propiedad del auto a personas que nada tenían que ver con su importación, revelando prejuicios y frases pesadas que demuestran la estigmatización de un sector poblacional y el malestar del otro, impulsados por la conectividad de esta época.
Columnas de LUZ MARINA CANELAS ARZE