Una visión de la economía informal
El 66% de los trabajadores informales declaran pertenecer a este sector por decisión propia y solamente el 27% por no encontrar trabajo en el sector formal
De acuerdo con la OIT, en Bolivia, además de Honduras y Nicaragua, la proporción del empleo informal supera el 70%, mientras que en Colombia, México y Perú equivale al 50%.
Landa y Yáñez (2007) concluyen que si bien en Bolivia hubo una reducción de la informalidad en términos relativos entre 1996 y 2006 de 63% a 58%, respectivamente, en términos absolutos se tiene un incremento de unas 300 mil personas, pasando de 1,2 millones a 1,5 millones de personas de la población ocupada en áreas urbanas, concentrándose en las actividades de comercio (42%), industria (17%) y transporte (11%), donde se encuentran en su mayoría trabajadores por cuenta propia (55%).
Martínez y Chumacero (2009) indican que la mayor parte de la Población Económicamente Activa (PEA) está ocupada, pero en su mayoría con empleos de muy mala calidad. Esta mala calidad de la estructura ocupacional boliviana se debe a que del total de los ocupados en el área urbana, el 65,3% era informal en 1995, porcentaje que descendió al 62,4% en los años 2000 y 2005. Este alto grado de informalidad descansa principalmente en la gran cantidad de trabajadores independientes y por cuenta propia que se ocupan en ese sector.
Otra estimación sobre el tamaño de la economía informal en Bolivia sugiere que el tamaño de la misma llega a representar el 60% del PIB en 2010 (Vargas, 2011). A su vez Velasco (2015) en su investigación afirma que la importancia de la economía informal en Bolivia ha ido en descenso los últimos años, situándose en 54% del PIB registrado para 2014.
En general, se puede observar una proporción decreciente de informalidad durante los primeros años de la década de los 2000 y principios de los 2010. El investigador observa que en 2014 ésta alcanza el valor mínimo del periodo, que fue 54% del PIB. En contraste, el valor máximo es 63% del PIB, registrado en 1994. Estos valores extremos tienen sentido —señala el investigador— ya que el periodo 2005 a 2014 considerado una década de crecimiento acelerado (desde 2006), con tasas de crecimiento que fluctúan entre 4% y 6% por año. Por otra parte, el Gobierno informó hace pocos años que el sector informal representa cerca del 65% del total de trabajadores del país. Bolivia tiene elevados niveles de informalidad con baja productividad.
Otras fuentes señalan lo siguiente: aproximadamente el 66% de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) de Bolivia opera en el mercado informal y tiene acceso restringido al crédito, programas de fomento y servicios de desarrollo, entre otros beneficios (Naciones Unidas-PNUD). El 80% pertenece al sector Comercio y Servicios. El 20% se dedica al rubro de la transformación productiva (manufactura). Las Pymes generan el 32% del Producto Interno Bruto (PIB).
La economía informal se mantiene constante con una mínima variación entre 1999 y 2011, según datos del INE: en 1999, el porcentaje de la población ocupada de Bolivia que trabajaba en el sector informal era de 55,01%, 1,1 millones de personas; en 2011 llegó a 56,3%, 1,8 millones.
Doctor en Ciencias Económicas.
Docente de pregrado y posgrado en la UCB y la UMSS
Columnas de OSVALDO WALTER GUTIÉRREZ ANDRADE