Mentalidad inquisitiva en padres de familia
RODRIGO GAZAHUI
“No es que la disciplina como tal sea mala, pero existe una gran diferencia entre la ‘disciplina del castigo’ que usa la violencia y la ‘disciplina positiva’”.
Quien haya cometido un hecho de violencia contra una niña, niño o adolescente simplemente lo volverá a hacer, salvo que se someta a un largo y profundo tratamiento psicológico, el cual no sólo deberá lograr que la persona reconozca su error sino que a lo largo del tiempo demuestre con sus actos que puede cambiar su actitud.
Estos procesos de terapia suelen ser muy largos y al igual que en casos de violencia contra la mujer, el agresor suele pedir disculpas, pasar a una fase de luna de miel donde todo aparentemente está bien y finalmente desencadenar en un hecho de mayor violencia contra la víctima.
El hecho que varios padres de familia salgan en defensa de un agresor no sólo muestra la falta de conciencia del peligro al cual están sometiendo a sus propios hijos, sino que también evidencia la mentalidad inquisitiva que está presente en gran parte de la sociedad, donde pensamos que el castigo es la solución a todo.
Esta mentalidad además nos hace pensar erróneamente que bajo el título de “disciplina” podemos justificar hechos de violencia verbal, física y psicológica contra la niñez, sin darnos cuenta del posible daño irreparable que le producimos.
Dicha mentalidad no sólo perjudica el proceso educativo de la niñez, sino que deja heridas que incluso se reproducen cuando estos llegan a ser padres.
No es que la disciplina como tal sea mala, pero existe una gran diferencia entre la “disciplina del castigo” que usa la violencia y la “disciplina positiva” que fortalece los valores y genera verdaderas herramientas de desarrollo de la niñez y adolescencia.
Especialista en DDHH y acceso a la justicia
Columnas de Redacción Central