Negligencia indolente
Lo ocurrido hace unos días en la Villa 1º de Mayo, en el sur de Cochabamba, es una muestra más de la incapacidad de las autoridades y reflejo de ese mal que está carcomiendo todas las estructuras del Estado: la destrucción de la institucionalidad.
En el mismo barrio donde falleció el 15 de febrero pasado una mujer, atrapada entre los escombros de su hogar por un deslizamiento, en diciembre de 2017, dos niños de cinco y dos años perdieron la vida tras ser sepultados por el muro de la habitación en la que se encontraban; la causa, también un alud.
Después de la tragedia ocurrida ya hace un año y dos meses, se reveló que varias casas del lugar eran ilegales y que la vivienda en la que estaban los niños se encontraba construida sobre una torrentera.
Hubo varias promesas de las autoridades. Demolerían las casas irregulares y combatirían los loteamientos y a quienes los promueven.
Nada de eso pasó. Hoy, las 40 casas siguen en pie y eso no es todo, hay varias más donde en 2017 no había nada. La Alcaldía de Cochabamba fue negligente; su dejadez provocó otra tragedia.
Familias formadas por personas de bajos recursos volvieron a caer en las redes de loteadores inescrupulosos que no le temen a nada ni a nadie. ¿Hay alguna institución que les haya podido frenar en la zona sur, en el norte o en cualquier otro lugar donde decidieron lucrar bajo la sombra de la ilegalidad? Ninguna. ¿Hasta cuándo?
Jefa de Redacción de Los Tiempos
Columnas de María Julia Osorio M.