Buen momento para reflexionar
El mundo cristiano entró de lleno a las celebraciones de Semana Santa, tiempo que nos invita a una profunda reflexión. En un país como Bolivia, los problemas de intolerancia, racismo y el irrespeto al prójimo deberían ser algunos de los temas que nos deben ocupar.
De uno y otro lado los comentarios peyorativos y el descrédito se basan no solo en el color de la piel, sino en las cuestiones ideológicas y preferencias políticas.
Si se es simpatizante del partido de gobierno ya surge la duda de la corrupción, si por el contrario la afinidad es opositora, inmediatamente aparece la chapa de imperialista o vendepatria. Es de lamentar que el gobierno y los líderes políticos, encargados de impulsar el entendimiento entre todos, sean más bien los que azucen el fuego.
La hipocresía está también a flor de piel. Renegamos contra los de tez blanca, pero nos teñimos chocos los cabellos; miramos despectivamente al de piel morena, pero participamos en las entradas folklóricas como el Gran Poder de La Paz.
Estas reacciones son pan de cada día en el país y alimentan el odio y recelo entre los compatriotas.
La reflexión debe ser constante, las características de estos días nos invitan a ser aún más críticos sobre lo que actualmente acontece en Bolivia y en cómo contribuimos para mantener o cambiar la situación.
Al margen de los discursos gubernamentales, es necesario que los bolivianos seamos autocríticos sobre el rol que estamos jugando para evitar la intolerancia y los miramientos entre todos.
Desde la charla en el almuerzo con las familias, pasando por las relaciones de amistad en el colegio, universidades y hasta en el trabajo, es importante aportar con nuestro grano de arena como seres individuales para mejorar las cosas.
Las autoridades están llamadas también en dejar de lado los ataques constantes, tan típicos sobre todo ahora en etapa preelectoral, y convocar a la unidad de los bolivianos, al margen de sus afinidades políticas, clases sociales y origen.
Sólo así se podrá conseguir una patria unida, que sea respetuosa de las diferencias y que camine hacia un mismo rumbo.
Sobre todo esto, qué mejor momento para reflexionar que en este fin de Semana Santa.