La actividad aeronáutica y la información
Hace más de cien años, luego de la invención de las máquinas voladoras, la aeronáutica ha evolucionado de manera asombrosa. Cada segundo podemos asegurar que contamos millones de seres humanos fuera de la tierra, dentro de aeronaves comerciales y particulares trasladándose de un lugar a otro a velocidades que alcanzan entre 800 y 900 y más kilómetros por hora.
Ahora bien, cualquier máquina inventada por el hombre está y estará permanentemente sometida a riesgos de acuerdo a su tipo: accidentes viales, ferroviarios, naufragios, y, accidentes e incidentes aeronáuticos, eso lo sabemos todos. Pero, fijémonos la enorme cantidad de estadísticas que se publican con frecuencia y tomemos nota, el número de daños y muertes producido por accidentes con aviones es el más bajo de todos los medios de transporte, por lo tanto se deduce que volar, de lejos, es el medio más seguro para moverse de un lugar y otro.
Los accidentes aeronáuticos acaparan la atención mundial por trágicos y por aparatosos en las publicaciones audiovisuales, escritas y fotográficas. Llenan portadas informativas que conllevan un morbo inaceptable. Hace pocos meses un accidente mató a todos los ocupantes de una compañía indonesia, otra aeronave etíope del mismo modelo y marca se accidentó recientemente con las mismas consecuencias.
Surgen, entonces, publicaciones, comentarios, especulaciones y opiniones, en muchos casos sin fundamento sobre las posibles causas de ambos accidentes con el modelo B737 MAX, el más moderno de la fábrica Boeing de pasillo único. En este caso, habrá que aguardar los informes oficiales de las investigaciones y las medidas correctivas consecuentes.
No debemos olvidar que cada componente de los miles que integran una aeronave pasan por un proceso de fabricación, verificación, evaluación y certificación. Alguna de estas fases ha sido inconvenientemente aplicada en dicho proceso en los casos mencionados.
Aquí lo que interesa es poner en evidencia que, por muy modernos y sofisticados que sean los equipos de vuelo, siempre concurrirá el elemento riesgo, por problemas de tecnología y por factores humanos.
Ningún accidente aeronáutico ocurre por un único motivo, siempre existirá una cadena de eventos que determinarán las causas que llevaron al desastre, pero si analizamos, el desarrollo tecnológico inadecuado o deficiente y los errores son responsabilidades que en última instancia recaerán inevitablemente en los hombros de personas de carne y hueso.
Los técnicos en aeronáutica, ingenieros y mecánicos hacen todo lo que está a su alcance para que las máquinas no fallen, los pilotos son entrenados con rigurosidad para los procedimientos normales, anormales y de emergencia. Las líneas aéreas invierten fortunas en la formación especializada de su personal para mantener vuelos seguros y consecuentemente atraer pasajeros evitando eventos que puedan mellar su prestigio en términos de seguridad.
Si por curiosidad visitamos los sitios de internet especializados en accidentes aeronáuticos veremos que el número de incidentes y accidentes que suceden cotidianamente es muy importante, pero ahí quedan, como información para la comunidad aeronáutica, con el objetivo de que quienes sepan lo que les ocurre a otros operadores saquen provecho y analicen experiencias ajenas en términos de prevención de accidentes.
En nuestro medio nos hemos acostumbrado a que cualquier mínimo incidente que sucede con un avión sale a publicidad con ribetes y titulares que no merecen la pena. “Aeronave sufre despresurización y caen máscaras", “aeronave rompe componente del tren de aterrizaje”, “aeronave retorna por luz de baja presión de aceite”, “aeronave sufre falla de motor y retorna”, etc. etc.
Evidente que se trata de incidentes; sin embargo, son solo eso, como se vio líneas arriba, técnicos y tripulaciones son entrenados y calificados para enfrentar estos eventos, tanto en nuestro país como en el mundo entero, bajo estándares, normas y recomendaciones regidos por la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) y la reglamentación de los organismos estatales reguladores de los estados miembros responsables de su aplicación, en este caso la DGAC boliviana a través de su Sistema de Vigilancia Operacional.
Los incidentes aeronáuticos ocurren a diario en todo el mundo, empero, será necesario considerar dos elementos importantes, la frecuencia y la gravedad de los mismos, así como las directivas de seguridad y las medidas preventivas que se emiten para su ejecución evitando la recurrencia.
En resumen, no tenemos por qué armar una batahola por cada incidente que ocurre con las aeronaves de nuestras tres líneas aéreas nacionales, los responsables de comunicación de las mismas al igual que el ente regulador, deben hacerse cargo de explicar y pedir las disculpas pertinentes públicamente con las informaciones correspondientes cuando el caso amerite y/o existan perjuicios a los pasajeros.
Por otra parte, el acceso a la información es un derecho de la ciudadanía y en particular de los usuarios de los servicios que las empresas aéreas ofrecen al público, lo que no quiere decir que cada mínimo evento desprestigie a ningún operador nacional o extranjero al publicarse por los medios con comentarios y trascendidos que no corresponden, menos aún aseveraciones de supuestos "expertos aeronáuticos".
El autor es piloto TLA, miembro de ABOPA