Sobre el incremento salarial para 2019
Este lunes comienzan las negociaciones entre el Gobierno y la Central Obrera Boliviana para fijar el porcentaje del incremento salarial para 2019. Los empresarios ya dieron la voz de alerta de que no están en condiciones de soportar un alza considerable, más aún cuando la dirigencia de los trabajadores plantea un aumento del 10 por ciento al mínimo nacional y del 12 por ciento al haber básico.
Los privados, que hablan de un incremento del 2%, justifican con sus cifras su negativa a un alza mayor. Indican, por ejemplo, que hay una menor dinámica en la economía (el crecimiento del tercer trimestre de 2013, año de bonanza económica, llegó al 6,0%, pero en este mismo periodo del año pasado, la cifra fue del 3,29%), o que la tendencia del desempleo sigue en aumento (en 2012 la tasa de desempleo abierta urbana era de 3,2% y en 2017 llegó al 4,6%).
Agregan también, por ejemplo, que las utilidades del sector empresarial cayeron en 16% y 7% en 2016 y 2017 respectivamente, respecto a la gestión anterior y que el pago del doble aguinaldo ha afectado seriamente sus utilidades. Los informes de la Confederación de Empresarios Privados añaden datos y datos del porqué un incremento mayor al 2% es insostenible.
Pero, tal como se han ido dando las negociaciones de año pasados, poco o nada servirán los informes de los empresarios para definir un aumento que más parece responder a cuestiones políticas que a un asunto técnico, más ahora en un año electoral.
Si bien el incremento salarial ha sido una constante desde que asumió el presidente Evo Morales y ha permitido mejorar los paupérrimos ingresos de miles de trabajadores (de Bs 500 en 2006 a Bs 2.060 en 2018), no se puede negar que esta política ha sido un serio golpe para el sector privado y ha llevado al filo a las pequeñas y microempresas. Muchas cerraron y otras apostaron por la informalidad a realizar las contrataciones (hace unas semanas se informaba que solo un 20% de los trabajadores es formal y, por ende, se beneficia con los incrementos).
Se reconoce que es importante que se paguen ingresos justos a los empleados y que ellos reciban todas las condiciones de seguridad adecuadas, pero pensar en un incremento de hasta el 12% suena irreal.
Además, es necesario que el aumento salarial esté emparejado con medidas de incentivo reales por parte del gobierno y acciones concretas para luchar contra el contrabando y así evitar ahogar aún más al sector productivo nacional. Y, sobre todo, que el debate gire en torno a cuestiones técnicas antes que electoralistas, aunque un asunto muy difícil considerando el año electoral.