Comienza nuestra 36ª Feria Internacional de Cochabamba
Hoy se inaugura la trigésima sexta Feria Internacional de Cochabamba y la ciudad comienza a vivir un periodo extraordinario de 10 días de intensa actividad, que se repite cada año, y al cual los cochabambinos ya están habituados desde hace décadas. Como desde hace décadas funciona todo el aparato que, sin pausa, hace posible este gran encuentro cuya dimensión trasciende el aspecto empresarial, aunque éste es su esencia y motor.
Porque estos 10 días de Feria es la culminación de un periodo de organización y preparación del que participan instituciones públicas y privadas locales, miles de personas, con un propósito y compromiso unánimes. Un afán que comienza 12 meses antes, para algunos, o con una anterioridad de días o semanas para otros. Y que conduce a todos a esa fiesta mayúscula cuando casi todo el entorno la laguna Alalay está habitado de una dinámica extraordinaria y parece brillar de otras luces y el campus ferial bulle con la actividad de expositores, visitantes, funcionarios de Feicobol, encargados de seguridad –que se activan en los estands, los pabellones, jardines y avenidas y otras áreas flamantes y/o renovadas–.
Empresarios cochabambinos y no cochabambinos, expositores venidos de todo el país y del exterior, policías, empleados municipales, transportistas, vendedores minoristas y gente ocupada en un montón de actividades relacionadas participan y se benefician de ese encuentro que es, de manera infalible, un éxito mayor que el del año anterior.
Este extraordinario evento –fruto de la sola voluntad de los cochabambinos y no impuesto por ningún tipo de tradición– comenzó en 1974 y su realización estuvo a cargo de un Comité de Ferias presidido por la Alcaldía y del que los empresarios locales eran parte imprescindible. En 1991, la administración del recinto ferial y la organización de la Feria pasan a manos de la Federación de Entidades Empresariales. En 1992 se crea la Fundación para la Feria Internacional de Cochabamba Bolivia. A partir de 1993 este evento es anual. Y cada año es mejor que el anterior.
Más allá de las repercusiones económicas de la Feria, de su éxito como espacio donde se realiza y/o se facilita la concreción de negocios a corto, mediano y largo plazo, este extraordinario encuentro de voluntades que se perfecciona año tras año es una muestra de la capacidad local para crear, construir y realizar un propósito de beneficio común.
Y tendría que ser un modelo para replicarlo con otras perspectivas dirigidas a mejorar la calidad de vida de todos y en todo el Departamento.