Barrios peligrosos. La inseguridad ciudadana no reconoce las fronteras
En las principales ciudades de Bolivia, como en gran parte del mundo, hay entre la ciudadanía la percepción de que la inseguridad ciudadana es un problema que crece.
A esa conclusión llevan los resultados de distintos estudios de opinión pública, entre los que están los realizados por Ciudadanía, según los que en Bolivia llega casi a la mitad (48,4) el porcentaje de personas que no se siente segura en el barrio donde vive. Muy similar es la percepción en otros países sudamericanos, entre los que Colombia y Ecuador aparecen como los cuyos habitantes se sienten más seguros en los barrios donde viven.
Hay, sin embargo, algunos datos que a primera vista parecen paradójicos. Es que los altos niveles de inseguridad que la gente dice sufrir son muy superiores a la cantidad de experiencias negativas vividas. En el caso de Bolivia, mientras la percepción de inseguridad bordea el 50 por ciento, la cantidad de gente que afirma haber sido víctima de algún delito apenas llega al 16,6 por ciento, sólo por encima de Colombia y Brasil (16,5 y 12,4 por ciento respectivamente). Tendencia similar se puede observar en otros países de la región.
Si se compara la percepción que la gente tiene sobre este tema en Suramérica con lo que ocurre en el resto del mundo, los resultados dejan un balance negativo para nuestra región. Es que todos los países suramericanos incluidos en el estudio están muy por debajo del promedio mundial. Perú y Argentina ocupan los dos peores lugares de la región. Y a nivel mundial, sólo Egipto aparece en peor situación.
En el otro extremo, Qatar, Kuwait, Jordania y Georgia encabezan la lista. Alemania, en el quinto lugar, Eslovenia y Suecia son los países europeos mejor ubicados.
En términos generales, con pocas excepciones, esa percepción se correlaciona con las respuestas que dio la gente cuando se le preguntó si fue víctima de algún delito durante el último año. Los países latinoamericanos aparecen todos, sin excepción, por encima del promedio mundial y entre ellos se destacan Perú y México. Bolivia, en cambio, vuelve a aparecer después de Colombia y Brasil entre los tres países con menor cantidad de personas encuestadas que afirmaron haber sufrido alguna experiencia negativa.
Al desglosar este aspecto del tema, se encuentra que en Bolivia el consumo de alcohol en la calle es identificado por la mayor parte de las personas encuestadas como la experiencia negativa más frecuente. Así lo indica un 49 por ciento de la gente.
La violencia y peleas en las calles ocupan el segundo lugar para un 24,4 por ciento de la gente.
Los robos (21 por ciento), comportamientos racistas (16,0), acoso sexual (15,0) venta de droga en la calle (13,6) son las situaciones que dieron a la gente una sensación de inseguridad.
El consumo de alcohol y la violencia callejera son dos de las principales causas de inseguridad en Bolivia
Casi la mitad de la población boliviana se siente “no muy segura” o “nada segura” en el barrio donde vive
ANÁLISIS
José Luis Barroso. Ceres
La percepción de inseguridad es mayor que la realidad
Los datos de la encuesta de valores referidos a la seguridad ciudadana develan situaciones que deberían llamarnos la atención. Uno de los resultados que más alarma y preocupa es que la mayoría de la gente se siente no muy segura en el barrio en el que vive, esta cifra incluso es superior al resto de nuestros países vecinos como Perú, Argentina, Chile y Brasil, aunque paradójicamente, si se cruza este dato con otra de las preguntas referida los hechos delictivos acontecidos en el barrio, los encuestados afirman que estos no se producen con mucha frecuencia, salvo el consumo de alcohol en la calle que es un tema muy recurrente en nuestra sociedad. Asimismo, una gran mayoría también declaró no haber sido víctima de algún delito en el último año, situación que se refleja en un promedio de victimización por delincuencia relativamente bajo que está por debajo de la media del resto de los países de América del Sur. Este hecho, al parecer, demostraría una suerte de paranoia social o trauma, quizá alimentada por hechos violentos de asaltos a instituciones financieras de años anteriores, que son amplificados por los medios de comunicación y las redes sociales, lo que puede estar calando hondo en el estado de salud mental y emocional de gente que podría desarrollar signos de depresión y estrés que pueden afectar su calidad de vida ya que se ve obligada, en una gran mayoría, a permanecer encerrada en las cuatro paredes de su hogar, con temor de entrar en contacto con lo que acontece en el mundo exterior, opción que, junto al no llevar mucho dinero encima, parecen ser las únicas soluciones de momento al problema de la inseguridad que perciben, puesto que tampoco declaran usar algún tipo de armas para defenderse a diferencia del resto de los países. Sin duda, la problemática de la inseguridad ciudadana es un tema angular en la agenda de los distintos Gobiernos de países y debería serlo de la misma forma para Bolivia. Si bien existen medidas aplicadas desde las esferas gubernamentales así como desde la sociedad civil en su conjunto, éstas parecen no ser suficientes para lograr que el ciudadano se sienta seguro, recupere la confianza y pueda salir a desarrollar su vida y sus actividades con normalidad.
La inseguridad no sólo es un problema de determinados segmentos o barrios. Es un problema de todos