“Bolivia es un país altamente politizado”
El historiador Gustavo Rodríguez Otria desentrañó la historia de los movimientos sociales en una entrevista con Los Tiempos. El experto, actualmente embajador de Bolivia en Perú, relató a título personal que las organizaciones sociales son el motor de la historia del país.
Una retrospectiva de los movimientos sociales.
Históricamente, los principales movimientos sociales giran en torno a la identidad étnica y de clase. Por un lado, está el movimiento indígena originario y campesino, cuyos orígenes pueden remontarse a los momentos iniciales de la invasión española del siglo XVI, pero, en la era republicana, pueden concretarse en tres momentos constitutivos: Uno en 1892, con la rebelión guaraní, otro en 1899, con la rebelión aymara de Pablo Zárate Willca, que continua en las primeras décadas del siglo XX contra la oligarquía boliviana. En la zonas rurales, empero no sólo está la vertiente de las comunidades indígenas, sino también aquella que se desata por la reforma de la tierra con la consigna de que la “tierra es de quien la trabaja”, muy intensa en los valles y el altiplano andino, particularmente entre 1952 y 1953.
Por otra parte, está el fuerte movimiento clasista que se organiza el alrededor del proletariado minero, que estadísticamente no es muy numeroso, pero cualitativamente fue muy importante. La minería existe desde el periodo colonial, pero fue a partir de la década del Siglo XX que sus trabajadores toman fuerza colectiva. El proletario minero se convierte en vanguardia política después de la guerra del Chaco y fines de los 40 del siglo pasado. Toda esta historia pierde eficacia política tras la llamada “relocalización” de mediados de los años 80. El movimiento obrero sufre la caída de su presencia y gravitación, la que, según entiendo, facilita la emergencia fuerte y contundente del movimiento originario y campesino. Éste comienza a visibilizarse a fines de la última década del siglo XX con las marchas indígenas por la Asamblea Constituyente, la defensa de la coca, las luchas por tierra y territorio, los levantamientos aymaras, que desembocan en el triunfo electoral del presidente Evo Morales en las elecciones de 2005.
¿Los movimientos mencionados se plantearon la toma del poder?
Siempre, una característica del movimiento social en Bolivia es que no es solamente reinvindicacionista e inmediatista sino que posee hambre de poder y de reforma estatal. En este caminar, empero, hubo y hay distintas miradas no siempre convergentes en su seno. En el siglo XIX y el XX los indígenas lucharon por la constitución de un estado no colonial, multicultural, pero desde la mirada étnica.Los obreros hablaron de revolución en la tesis de Pulacayo, en la tesis socialista de la COB de 1970 o durante la Asamblea Popular de 1971. Allí se demandó la construcción de un nuevo estado de ribetes anticapitalistas, con inclusión social y democracia participativa y popular. Esta memoria se expresa nuevamente en el “ciclo rebelde” antineoliberal entre 2000 y 2005, con la demanda por Constituyente.
No son solamente los movimientos clasistas o étnicos que demandan reformas estatales. Están también los protagonizados por mujeres, y aunque tienen raíces históricas más profundas desde fines del siglo XX, que presionan insistentemente por las reformas de género en una sociedad y una constelación estatal patriarcal y machista. Ellas son ahora un movimiento importante en Bolivia, por igualdad de oportunidades, contra la discriminación o contra la violencia contra la mujer.
HISTORIA
Los movimientos sociales son el motor de la historia
Consultado sobre si los movimientos sociales son la fuerza que mueve la historia del país, Rodríguez Ostria dijo sin dudar:
“¿Algo así como dice Marx en el Manifiesto Comunista? Sin duda, somos en gran parte hechura de largas y heroicas luchas sociales a costa de la vida de luchadores y luchadoras. Toda reforma costó sangre y luto”, dijo.
En este sentido, aseveró que “Bolivia fue y es una sociedad con alta politicidad, quizá por sus profundas brechas sociales, las que afortunadamente, desde el 2006, se van cerrando. La política nos organiza, nos da vida y nos da sentido para defender derechos y proyectar reformas. Nuestra sociedad, que es informada y participativa, debate permanentemente, sale a la calle y alza su voz. Eso es importante, porque con esa mirada permanente sobre el Estado y la sociedad, redefinimos qué es la democracia, la equidad, la igualdad y la soberanía para nuestro estado”.