Con sobreabasto en primera ola, fármacos no deberían encarecerse
La segunda ola de Covid-19 nuevamente pone en apuros a la población por el incremento de precios en medicamentos. Según datos recogidos por Los Tiempos, para un tratamiento básico individual de coronavirus se requiere entre 150 y 180 bolivianos. Para uno completo, el costo varía de 300 a 500. Ante la escalada de casos positivos, salen denuncias del encarecimiento de los productos.
Como en la primera ola, pero ahora con un aumento exponencial de casos positivos de Covid-19 en un periodo menor, esto generó la especulación y un presunto desabastecimiento de productos farmaceúticos que incidió en sus costos.
Sin embargo, durante la desescalada las farmacias se sobreabastecieron, según refieren propietarios de estos recintos, por lo que los costos de los productos no subieron en la magnitud de la primera ola.
“Se tienen precios regulados por la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud (Agemed), además de los controles y la verificación de los medicamentos. Esto está obligando a mantener los precios estables”, refiere Diego Zárate propietario de una farmacia.
Otro farmaceútico, que prefiere guardar reserva, señala que los tratamientos basicos y uno completo tienen parámetro de costos de 180 a 500 bolivianos, respectivamente.
El protocolo de tratamiento básico establece: antigripal compuesto, ibuprofeno, aspirina, omeprazol, vitamina C, vitamina D, Zinc de 20 mg, Omega y, de existir síntomas respiratorios, se agrega la azitromicina. Este tratamiento como mínimo dura 10 días.
Un tratamiento completo incorpora la ivermectina, quercetina y melatonina, entre otros. Son los protocolos de profilaxis y tratamiento ambulatorio temprano para Covid-19.
Algunos precios oficiales
Azitromicina 33 bolivianos la unidad de compromido de Laboratorios Saval y de la boliviana Lafar en 14 bolivianos.
Ibuprofeno LCH 1,44 bolivianos, Laboratorio Hahnemann de Bolivia a 0,95 bolivianos.
Ivermectina de industria boliviana 9,75 bolivianos a 14,80 bolivianos de India.
El omeprazol que va desde50 centavos hasta 5,50, dependiendo de la presentación.
Otro médicamento muy requerido para casos más complejos es el Rendesivir, cuyo valor comercial oscila entre 1.000 y 1.500 bolivianos, pero, ante la escasez, se han visto ofertas de este producto en el mercado negro que triplican su precio.
Provisión de medicamentos
En la cadena de producción y abastecimiento, las farmacias son el último canal. Primero están las entidades reguladoras y le sigue la industria farmacéutica y/o los importadores.
En esta situación, el Ministerio de Salud promete la provisión de medicamentos e insumos, acelerando trámites para los laboratorios nacionales e importadores que requieren contar con un registro sanitario para la comercialización en el marco del Plan Estratégico de Lucha Contra la Covid-19.
En la actualidad, se tienen 1.207 ítems, de los cuales 449 son de producción nacional y 758 importados.
Control
La Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud (Agemed), dependiente del Ministerio de Salud, en coordinación con 50 entidades estatales, entre ellas el Viceministerio de Defensa del Consumidor, efectúan controles y verificación de medicamentos en farmacias en todo el país.
“En base a la lista de precios de medicamentos e insumos en el contexto de Covid-19 publicados por Agemed se han elaborado planes de trabajo para efectuar controles en farmacias y clínicas”, informó la directora de Agemed, Eliana Caballero.
En los controles se verifican los precios de los medicamentos, los permisos de funcionamiento, la acreditación de la regencia de farmacias y la fecha de caducidad de los fármacos entre otros, que pueden derivar en cierres temporales y clausuras definitivas de farmacias.
El viceministro de Defensa del Consumidor, Jorge Silva, señala que este trabajo de control será constante para evitar especulaciones y daños a la salud.
La pandemia es un evento sin precedentes, imprevisto para todo el planeta y para el que las fábricas internacionales y nacionales no estaban preparadas para satisfacer la demanda de estos productos, generando un impacto en la economía, el desabastecimiento de insumos y medicamentos nunca antes visto.
De acuerdo con estudios, el 70 por ciento de los medicamentos que se encuentran en las farmacias en el país viene del exterior y solo el 30 por ciento es de origen nacional.
¿Qué define la subida de precios?
La industria boliviana está compuesta por 30 laboratorios y 500 distribuidores legales.
Los laboratorios afrontan también el ingreso de fármacos con precios competitivos de la India o China, el contrabando, la falsificación y la adulteración de medicamentos.
Surgieron intermediarios en la cadena de suministros que hicieron que suban los precios en medicamentos.
El mercado negro de medicamentos, ahora daña aún más a las personas afectadas por la Covid. Es comercio ilegal con importadores ocasionales sin la logística de cadena de frío.
Datos
Entre los fármacos ingresados ilegalmente al país y los que son falsificados están las pastillas para la gripe, la diarrea, analgésicos, antibióticos, antihistamínicos y antidepresivos.
El comercio informal de medicamentos en Bolivia, refleja la problemática de la venta no controlada de medicamentos que, más allá del daño económico al Estado por la evasión fiscal, afrenta a la vida misma.
En el primer trimestre de 2019, la Aduana Nacional de Bolivia (ANB) incautó alrededor de dos toneladas de fármacos por un valor de 1,3 millones de bolivianos.
Según la OMS, el comercio de fármacos falsificados -que incluye medicamentos que pueden estar contaminados, caducados, o contener el ingrediente activo incorrecto o inexistente- asciende a más de 30 mil millones de dólares en países de ingresos bajos y medianos.
Desde Asia, África y hasta América, al igual que en páginas en internet, ha florecido un lucrativo mercado negro de productos sanitarios.
La competencia de la industria farmacéutica y los médicos
Daniel Rollano Profesional médico radicado en méxico
Los esfuerzos comerciales para la fidelización de los pacientes, de parte de los laboratorios, importadores y distribuidores están conscientes de que son los médicos quienes realmente toman la decisión de los medicamentos que se consumirán y dirigen sus esfuerzos para fidelizarlos, actividad que puede verse en dos etapas. La primera, tiene por objeto que el médico recete un medicamento a través de su denominación comercial (un nombre de fantasía) en particular, para que esto se lleve a cabo se invierten recursos sustantivos en visitas médicas, congresos médicos, financiamiento de estudios y otros mecanismos de mercadeo que influyen directamente sobre la decisión de qué medicamento prescribirá un determinado médico. Una segunda etapa, en tanto, se da una vez que el médico ya ha recetado el medicamento, aquí la estrategia de promoción busca que los pacientes no se desvíen del medicamento prescrito por el galeno, es decir, que no lo sustituyan por otro. La vía más común para esto es la entrega de descuentos de fidelidad al paciente, que muchas veces son informados al paciente por el médico al momento de prescribir el medicamento.
Todo lo anterior relativo a la fidelización, tiene repercusiones significativas en el mercado, del tipo negativas, al no sustituir ni los doctores en medicina ni los pacientes, la fidelización del medicamento prescrito, esto genera posicionamiento de una marca y por tanto constituye una barrera estratégica que privilegia a un grupo determinado de agentes en desmedro de otros. La fidelización hacia una determinada marca no tendría razón de ser, sí es que en Bolivia se fomentara la prescripción, dispensación por nombre genérico de medicamentos.
Bolivianos expuestos a fármacos ilegales
El contrabando representa aproximadamente más del 20 por ciento de las ventas de la industria farmacéutica en el país, lo cual constituye más de 15 millones de dólares de evasión impositiva y destruyen más de mil fuentes de empleo por año en el país.
El economista Gonzalo Vidaurre, mediante su estudio “El negocio de la muerte”, señala que este es un tema de salud pública por las consecuencias que trae el consumo de medicamentos adulterados o sin registro sanitario.
Sin embargo, en este periodo de pandemia, a través de redes sociales se oferta los medicamentos, los tratamientos completos en sumas superiores a las que se ofertan en las farmacias.
Por necesidad, los ciudadanos se exponen a los peligros del comercio informal y la falsificación de medicamentos en el país.
Los combos Covid-19 a través de redes sociales
El temor ante la posibilidad de contraer el Covid-19 ha impulsado la venta de los denominados “Combos Covid”, que consisten en una serie de vitaminas y medicamentos que en el mercado negro boliviano llegan a costar hasta cuatro veces su valor en lugares establecidos y que prometen evitar un eventual contagio del virus.
El aumento de casos positivos en Bolivia, ha provocado una crisis sanitaria, principalmente en los departamentos de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, donde los ciudadanos denuncian dificultades para ser atendidos, hospitalizados.
En este crítico escenario es que vendedores a través de redes sociales ofrecen frascos de zinc, omega 3 y vitamina C y D. El comercio ha ido más allá, ofreciendo medicamentos “antigripales, ivermectina, azitromicina, anticoagulantes y otros”.