Bowie y Cohen, los parecidos
Nueva York |
Al igual que David Bowie, otro gigante de la escena musical contemporánea que desapareció este 10 de noviembre, el canadiense Leonard Cohen, se despidió de sus fans y de la vida con un último álbum lleno de premoniciones sobre la muerte.
Fallecido a los 82 años, Leonard Cohen había lanzado hace unas semanas su decimocuarto disco, “You Want It Darker”.
Susurrando su voz grave, esta vez acompañada por un contrabajo, en este álbum el poeta se ve en la condición final del hombre y cuestiona la naturaleza de un Dios todopoderoso.
Ya ampliamente abordada en “Hallelujah” (1984), uno de sus más grandes éxitos, su relación con Dios aparece esta vez para hablar de la muerte.
“Hineni, Hineni / Estoy listo, mi Dios”, canta Cohen estas palabras en hebreo que significan “aquí estoy”.
La muerte como trama del álbum dibuja el resultado inexorable reservado al cantante y que se hizo más evidente con la muerte en julio de su musa Marianne Ihlen, el amor que se hizo famoso por la canción “So Long Marianne” (1967).
“No quiero el perdón / No, no hay nadie a quien culpar / Me retiro / Estoy fuera del juego”, son algunas de las letras que de los temas con los que parece ir preparando el escenario de su propio final.
“Estrella negra”. Leonard Cohen había dedicado hace unas semanas su última aparición pública a una sesión de escucha de su decimocuarto disco en su casa de Los Ángeles.
Con picardía, el poeta dijo en esa ocasión a los periodistas que tenía “la intención de vivir para siempre”, quizás bromeando luego de haber asegurado en una entrevista previa con la revista New Yorker que estaba “listo para morir”.
El álbum fue lanzado el 21 de octubre, hace sólo tres semanas.
Un escenario parecido al de David Bowie, fallecido el 10 de enero. Dos días antes, el cantante británico, afectado por un cáncer del que no se sabía nada públicamente, lanzó coincidiendo con su cumpleaños número 69 “Blackstar”, un oscuro último disco, y un videoclip titulado “Lazarus”, en el que aparece postrado en una cama.