Que la mente gane al físico: el reto argentino ante la fuerza Bleu

Fútbol Int.
Publicado el 30/06/2018 a las 0h31

Mientras Javier Mascherano acabó el encuentro ante Nigeria en San Petersburgo con el rostro sudoroso y ensangrentado, como un soldado herido tras una dura batalla, varios de sus rivales de hoy (10:00 HB)  en el mediocampo francés disfrutaron el martes frente a Dinamarca de una tarde plácida en el banco de suplentes.

Francia parte con una indudable ventaja física en el encuentro de hoy en Kazán por los octavos de final del Mundial de fútbol de Rusia, incluso cuando Argentina no hubiera vivido la travesía angustiosa que acabó afrontando en la primera fase del Mundial. Pero el equipo de Jorge Sampaoli cuenta con un arma no menor para contrarrestarlo: la liberación psicológica que implica escapar del abismo y un entrenamiento inmejorable ante situaciones límite.

El seleccionado francés no sólo puede hacer gala del extraordinario talento de nombres como Antoine Griezmann, Kylian Mbappé, Ousmane Dembélé o Paul Pogba, sino también de un despliegue físico imponente. Sus jugadores, jóvenes y atléticos, combinan técnica y potencia como pocos equipos en el mundo. No en vano, el propio Lionel Messi colocó a Francia como uno de los cuatro grandes favoritos al título junto a Brasil, Alemania y España.

A eso se suma el mayor descanso con el que llegan el encuentro de octavos de final. Con la clasificación asegurada, el entrenador Didier Deschamps reservó a seis futbolistas ante Dinamarca, entre ellos Mbappé, Pogba, Blaise Matuidi e incluso el arquero Hugo Lloris. Además, Griezmann fue reemplazado en una segunda etapa que estuvo de relleno tras el empate de mutua conveniencia con los daneses en Moscú.

"Tener a los jugadores frescos es muy importante", dijo Deschamps tras el encuentro ante Dinamarca. "Sabíamos que debíamos jugar en cuatro días, no en cinco", explicó sobre el poco margen de recuperación para el duelo de hoy.

Argentina, en cambio, llega subida a una montaña rusa que no le ofreció respiro. Tras lograr unas horas después del partido de Francia la clasificación con un gol en el minuto 86, debió volver sobre la madrugada desde San Petersburgo a Bronnitsy, su predio en las afueras de Moscú, y preparar con apenas tres días completos su compromiso de hoy. Magullada, pero también liberada de varios kilos de presión (aunque no todos los que acumula tras años de frustraciones).

El factor mental y cierta inexperiencia pueden ser el punto débil de un equipo irregular y no del todo fiable como el europeo. "Francia es un equipo joven, y eso no es una excusa sino la realidad", dijo Deschamps. En su estreno ante Australia en Rusia, de hecho, el seleccionador colocó el once más joven de Francia desde la Copa del Mundo de 1930, con un promedio de 24 años y seis meses.

Argentina es todo lo contrario. No es que no cuente con jugadores jóvenes en el plantel, pero todo indica que Sampaoli seguirá apostando a los históricos después de haber salvado el pellejo ante Nigeria. La única excepción podría ser el ingreso de Cristian Pavón, el prometedor delantero de Boca Juniors con el que el entrenador puede sorprender a Deschamps.

Pero en el mediocampo, un sector siempre clave en cualquier partido de fútbol, Argentina parte en desventaja. Mascherano, a sus 34 años y ya en el ocaso de su carrera, ofreció una imagen deslucida ante Nigeria más allá de su habitual corazón. Éver Banega, que ayer cumplió 30 años, ingresó en buena forma y asistió en forma exquisita a Messi ante los africanos, pero no es un jugador que se caracterice por su despliegue físico.

 

45 mil espectadores Argentinos y franceses se esperan para el encuentro de hoy en el Kazán Arena, en compromiso de octavos de final del Mundial.

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