El desconsuelo de James Rodríguez

Fútbol Int.
Publicado el 04/07/2018 a las 11h05

MOSCÚ |

Sentado solitario en el banco de suplentes, sin poder contener el llanto. Así acabó el Mundial de Rusia 2018 para James Rodríguez, una historia radicalmente diferente a la que vivió hace cuatro años en Brasil.

Tras ser una de las grandes estrellas del Mundial de 2014, el colombiano se despidió de Rusia de la peor forma posible. Lesionado, fuera del campo e incapaz de ayudar a su equipo en la derrota por penales ante Inglaterra en los octavos de final tras un dramático empate 1-1.

Antes del llanto, James siguió el encuentro en la primera fila del estadio del Spartak de Moscú junto a su compañero Miguel Borja con desesperación e impotencia. Con las manos agarradas al vidrio que protege la cancha, como una fiera en cautiverio detrás del cristal.

El crack del Bayern Múnich explotó de alegría y agitó los puños con el empate agónico de Yerry Mina que forzó la prórroga. Pero fue una alegría efímera. Cuarenta minutos después, James acababa el encuentro sentado en soledad en el banco de suplentes mientras la mayoría de sus compañeros ya había enfilado rumbo al vestuario. El propio James colgó después esa misma imagen en Twitter con un corazón roto.

Colombia extrañó mucho a James en la fresca noche de Moscú. Demasiado. Y el equipo de José Pekerman casi no pudo generar juego ante un equipo inglés siempre bien parado. No apareció Juan Fernando Quintero, tampoco Juan Guillermo Cuadrado, y Radamel Falcao quedó muy solo arriba, desconectado de sus compañeros y lejos del arco.

No ayudó tampoco la propuesta de Pekerman, que apostó por un esquema más defensivo colocando a Jefferson Lerma y Wilmar Barrios en lugar de James y Mateus Uribe para formar una línea de tres mediocampistas por detrás de Cuadrado y Quintero.

"Nos faltó un jugador clave, es el jugador que más creación y definición tiene para nosotros. Es determinante y lamentablemente no lo hemos tenido en condiciones en este torneo", lamentó Pekerman.

Los hinchas colombianos sabían ya que la presencia de James hoy ante Inglaterra era complicada como consecuencia del edema en el sóleo derecho sufrido ante Senegal en el cierre de la fase de grupos. Sin embargo, cuando una hora antes del partido Pekerman entregó la lista y el astro del Bayern no sólo no aparecía entre los titulares, sino tampoco en el banco, la decepción de los "cafeteros" que tiñeron de amarillo el estadio moscovita fue mayúscula.

James ingresó a su ubicación a los seis minutos y se sentó en la primera fila junto al también lesionado Borja, a escasos metros del banco de Colombia y no muy lejos tampoco de una de los sectores más ruidosos de los hinchas "cafeteros", amplia mayoría hoy en el estadio. Al otro lado estaba el agente Pascual Lezcano, con quien se abrazó efusivamente en el gol colombiano.

James vivió un auténtico torbellino de emociones a lo largo de los 120 minutos. Comenzó siguiendo el partido con el rostro serio y sereno, pero a medida que el encuentro comenzó a tomar temperatura también lo hizo James.

Se quitó entonces el abrigo de la selección y vibró como un hincha más. Pidió amarillas para las jugadores ingleses, apoyó desconsolado la cabeza contra el vidrio en el gol de Harry Kane en el segundo tiempo, se llevó las manos a la cabeza con una ocasión fallada por Cuadrado y revivió con el tanto salvador de Mina.

Cuando acabaron los 120 minutos, James ingresó a alentar a sus compañeros, pero poco después tuvo que volver a su ubicación en la grada. Desde allí siguió con los nervios a flor de piel los penales y cuando la moneda cayó del lado inglés se quedó observando incrédulo. Ingresó entonces al campo, se quitó la credencial y se sentó en el banco sin ni siquiera atinar a saludar a sus compañeros.

Sin consuelo, el astro dijo así adiós a un Mundial marcado de principio a fin por los problemas físicos. Se cayó del once titular ante Japón por una "fatiga muscular", vivió una breve primavera en el triunfo ante Polonia y sufrió una nueva lesión ante Senegal que le obligó a abandonar el duelo que definió la suerte del Grupo H. Hoy, ni siquiera pudo intentarlo.

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