Conoce las claves del clásico argentino más esperado
¿Por qué todos los ojos se posarán el sábado en los archirrivales del fútbol argentino, Boca Juniors y River Plate, que se enfrentarán en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores en la “Bombonera”, mítico estadio xeneize?
1. Primera y última
Es la primera vez que dos clubes argentinos, y los más populares, se enfrentan en una final de la Copa Libertadores, el máximo torneo continental.
También será la última ocasión para un ida y vuelta en la Bombonera y en el Monumental, ya que el reglamento cambiará a partir de la próxima edición y habrá un solo partido final en un terreno neutral. En 2019 será en Santiago de Chile.
El superclásico divide las mayores pasiones deportivas en un país donde se respira fútbol por los cuatro costados.
El estadio la “Bombonera” de Boca, uno de los principales destinos turísticos en Buenos Aires, albergará el partido de ida el sábado 10 de noviembre y la vuelta se sellará en el Monumental de River el 24.
Si hay empate, habrá alargue y, de permanecer la igualdad, definición por penales. En la finalísima, el gol de visitante no se toma en cuenta como ventaja adicional.
2. Mellizo vs Muñeco
Los entrenadores de Guillermo Barros Schelotto, de Boca, y Marcelo Gallardo, de River, se vuelven a medir en la Libertadores como ya lo hicieron cuando eran jugadores en 2004 en una semifinal de la Copa.
Aquella vez, Boca ganó la ida en su estadio 1-0, en un partido áspero recordado porque Gallardo arañó al arquero Roberto Abbondanzieri. Amonestado, el ahora DT no pudo estar en la vuelta en el Monumental, que terminó con igual resultado a favor de River. La definición por penales fue para el “xeneize”, que perdió luego la final ante el Once Caldas de Colombia.
3. Gallardo, sin acceso
Gallardo no podrá ni siquiera ir al estadio de la Bombonera en el choque de ida. Está sancionado por la Conmebol por haber desobedecido la prohibición de comunicarse con sus jugadores en el partido de vuelta con Gremio, cuando en Porto Alegre se clasificaron los “millonarios” para la final.
El entrenador de River tiene gran ascendencia sobre sus jugadores y su ausencia en la banca puede disminuir el rendimiento de su equipo.
El DT logró, tal vez, que la sanción por reincidencia no fuera tan dura como se esperaba. Pero lo cierto es que tampoco podrá estar en el banco en el Monumental en la vuelta con Boca, pero podrá asistir a un palco. Tendrá, además, otros dos partidos de suspensión.
4. Sin visitantes
Los 53.000 lugares que ofrece la “Bombonera” no alcanzan para los casi 200.000 socios plenos o adherentes de Boca que pretenden su lugar para asistir a la ida de la final. Los boletos sólo para socios se venden por Internet.
Pero adquirir una entrada para la final, no es tarea sencilla: hay que haber asistido a por lo menos cuatro de los últimos seis partidos del “xeneize” de local, y abonar un pago adicional: 73 dólares en el caso de una platea preferencial, el doble de la semifinal contra Palmeiras.
Pero en la reventa, que está prohibida y Boca denunció oficialmente, se pueden adquirir desde $us 1.700 a casi $us 5.000.
El mandatario argentino Mauricio Macri, expresidente de Boca, sorprendió al impulsar la presencia de hinchas visitantes para la final, lo que por cuestiones de seguridad está vedado en Argentina desde 2013, salvo excepciones. Ambos clubes rechazaron la propuesta de plano.
Confirmado. Gianni Infantino, presidente de la FIFA, confirmó que estará en el estadio Monumental el sábado 24 para asistir al partido de vuelta de la final.
LOS NÚMEROS FAVORECEN A BOCA
En los 376 enfrentamientos, Boca aventaja a River con 137 triunfos contra 127. La primera vez que se cruzaron en el profesionalismo fue el 24 de agosto de 1913 con triunfo del xeneize 2-1.
Boca busca su séptima Copa Libertadores y transformarse en el máximo ganador de títulos del torneo continental junto al también argentino Independiente, mientras que River se ilusiona con su cuarto título continental.
D’ONOFRIO, MOLESTO POR EL TRATO AL DT GALLARDO
EFE
El presidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, dijo ayer que la Conmebol trata al entrenador del Millonario, Marcelo Gallardo, “casi como un delincuente” al prohibirle ingresar a la Bombonera en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores ante Boca Juniors de este sábado.
“Está en el reglamento, pero debe ser modificado. Estoy molesto y mal porque llegaron a un extremo. Nuestra Constitución Nacional establece claramente que una persona puede transitar libremente por donde quiera y puede ir a un campo de juego a ver un partido de fútbol”, sostuvo D’Onofrio.
“¿Cuándo aparece el derecho de admisión? Cuando alguien es un delincuente o cuando puede provocar una situación que no brinde seguridad. Aplicarle el derecho de admisión a Gallardo… ¿se dónde sale esto? ¿Qué derecho tienen? Es cierto que incumplió un reglamento y debe ser sancionado, pero no llegar a este extremo en el que casi es tratado como un delincuente”, añadió.
El dirigente dice que es una exageración
“River entró tarde porque Montiel se cayó en la escalera y por eso sancionan al técnico. Pónganle una multa al club. Gallardo siempre tuvo un comportamiento ejemplar y no sólo no puede estar en el campo de juego sino tampoco en el vestuario ni en la cancha. No exageremos”, dijo.
BOSTEROS VS GALLINAS, LOS APODOS DEL CLÁSICO
EFE
Podría decirse que jugarán la final “Xeneizes” y “Millonarios” o también “Bosteros” y “Gallinas”. Estos últimos son los apodos más curiosos de Boca Juniors y River Plate, que nacieron como despectivos y crecieron como un sello de origen inconfundible.
A los de Boca Juniors se les decía “Bosteros” (por bosta: excremento de ganado vacuno o caballar) como insulto. Sin embargo, con el paso de los años los simpatizantes del “Xeneize” se adueñaron del mote y lo empezaron a utilizar con orgullo.
El origen del apodo se debe a que a los del barrio de La Boca se les decía “Boteros” porque tenían que utilizar botes para cruzar el río aledaño, el Riachuelo. Los hinchas rivales habrían cambiado “Boteros” por “Bosteros” para insultar a los simpatizantes de Boca Juniors.
River Plate también tiene un apodo que comenzó como una ofensa y hoy en día no lo es.
En 1966, el “Millonario” le ganaba el partido desempate de la final de la Copa Libertadores a Peñarol por 0-2 y se consagraba campeón. Sin embargo, los uruguayos dieron vuelta el partido y se impusieron por 4-2.
Luego de esa derrota, River fue a jugar ante Banfield y los rivales tiraron a la cancha una gallina.
A pesar del origen ofensivo, hoy los hinchas de River Plate dicen con la frente en alto que son “Gallinas”, sin verlo como algo negativo. Incluso varias canciones de los hinchas de River se refieren al Monumental como el “Gallinero”.