“(Des)encanto”, una princesa alcohólica busca su independencia
Los Ángeles
Matt Groening llevaba casi dos décadas sin parir una nueva serie. “Los Simpson” no sólo es la serie animada más longeva de la televisión, sino la comedia con más años en antena. Y “Futurama”, una ficción de culto nacida en 1999 que terminó definitivamente en 2013, era hasta ahora lo último ideado por este genio que comenzó como periodista y dibujante de las tiras cómicas “Life in Hell”. Ahora llega “(Des)encanto”.
“Los personajes siguen teniendo los ojos grandes y la mandíbula superior más adelantada, ¡pero esta vez tienen barbilla! Y no veas lo difícil que se me hace dibujarlas”, se ríe este creador y consumidor de cultura popular de 64 años.
Aunque en su estilo la princesa Bean, el personaje protagonista, sea una prima lejana de Lisa Simpson, las diferencias de “(Des)encanto” con el resto del universo Groening resultan mayores. La principal es que las aventuras de esta princesa alcohólica junto a un elfo triste y un diablo advenedizo en un reino medieval tienen continuidad entre capítulos, no son episódicas, por lo que resultan perfectas para un maratón en capítulos de 25 minutos en Netflix.
“Netflix ofrece una nueva forma de narrativa sin cortes publicitarios donde puedo contar historias más largas. A diferencia de ‘Los Simpson’ o ‘Futurama’, en ‘(Des)encanto’ hay espacio para ralentizar el ritmo sin necesidad de ser mordaz, chistoso o atrevido todo el tiempo”, comentó el autor.
Entre sus influencias para este nuevo trabajo, Groening cita a Italo Calvino, J.R.R Tolkien, Neil Gaiman, el cine de Buster Keaton o de los hermanos Fleischer, además de “El mago de Oz” y Bollywood. Pero también menciona a Disney por sus imperfecciones. “Es lo que más me interesa de la animación, no las grandes películas perfectamente acabadas sino las imperfecciones de sus bocetos”, indica.
Mantiene el humor y la ironía que caracterizan a su obra. “Mi meta es llegar a aquellos que se dan por ofendidos y hacerles reír. Aunque sigamos sin estar de acuerdo, si les hago reír lo considero una victoria creativa”, destaca. Para estos 10 episodios, promete alguna que otra lágrima hacia el final de la temporada. “Bueno, quizá sea decir demasiado”, se ríe. Y sobre la mordacidad, está claro que nada le va a detener. “Soy de los que piensan que todo es político, hasta lo que parece más inocente. Así que espera hasta la mitad de la serie para sacar tus propias conclusiones”.
Si muchas veces se ha comentado y bromeado sobre los hechos de la vida real que “Los Simpson” parecen haber ido anticipando, como la llegada de Donald Trump a la presidencia, donde supo tener ojo Groening fue precisamente en dar vida a esta serie en 1989. Sentía que había llegado el momento de ganarse a los adultos para el mundo de la animación. “A los más jóvenes los tenía ganados”, recuerda de ese momento de ingenio. Son cerca de tres décadas en las que se ha sentido como cuando jugaba de niño con sus amigos en el barrio, con sus soldados de plástico contra sus dinosaurios, también de plástico. Un juego que no parece tener final a la vista. “Con todo lo que ha pagado la Disney por Fox, tendremos Simpson para rato”, pronostica.