El almanaque pintoresco y mágico Bristol
Homero Carvalho
Escritor
Todos los años, a fines del mes de noviembre hace su aparición el Almanaque pintoresco Bristol y, como lo vengo haciendo desde hace varias décadas, ya tengo el mío “calculado expresamente para el Estado Plurinacional de Bolivia 2018”, dice en la tapa cuyo color naranja intenso no ha variado con el tiempo. Debo reconocer que desde niño me llama la atención este folleto, que en su decimonónica tapa lleva impresa el retrato de Cyrenius Chapin Bristol, su fundador, que luego fue comprado por la compañía Lamman&Kemp Barclay, que lo publica ininterrumpidamente desde 1832. Ya son 186 años de publicación ¡Tanto tiempo y sigue vivo!
El almanaque Bristol contiene valiosa y erudita información, muy necesaria para la vida diaria, por ejemplo que este año habrán cinco eclipses: tres de sol y dos de luna; gracias al Bristol me entero de las fiestas móviles tanto de Carnaval como de Semana Santa y de que en el año del Señor del 2018 del calendario gregoriano, los Mahometanos estarán en su era 1439 que comenzará el 8 de octubre y los israelitas estarán el año 5779 que se iniciará con la puesta del sol el 12 de septiembre. En su interior puedo informarme sobre los mejores días para pescar tanto en aguas saladas como en dulces, así como de las mareas.
Lo que siempre me pareció excepcional y mágico son los cómputos eclesiásticos y muchas veces tuve que recurrir a los diccionarios y a las enciclopedias para descifrar los significados de esta información. Por ejemplo: el Bristol nos informa que la Letra dominical, para este año, es la G que sirve para señalar a los domingos; la Epacta es 13, que es el número de días que el año solar excede al lunar y también significa el orden del rezo a Dios; lo más difícil fue entender el Número áureo, el 5, que es el número de la proporción divina; el Ciclo solar que es el periodo de 11 años en los que el astro rey varía de formas y de ráfagas; la Indicción romana que para calcularla requiere de una serie de complicadas operaciones aritméticas y el Ciclo lunar hebreo que viene a ser el sistema con el cual este pueblo calcula sus meses, empezando de la Luna nueva.
El Bristol también posee información sobre el movimiento de los planetas y qué temporadas estarán más visibles, brillantes u opacos; así como de las cuatro estaciones y de las cuatro temporadas; todo esto y mucho más se encuentra en detalle en las páginas en las que el Bristol nos va revelando su sabiduría día tras día y mes por mes. Si usted olvidó su santo, búsquelo en el Bristol; si usted quiere saber si va a llover o qué día es mejor para salir a navegar o para ver a Plutón, Venus o Marte en la noche estrellada o qué días del mes habrá luna llena, nada mejor que recurrir al pequeño Bristol y descubrir que, fuera de la rutina, aún existen cosas maravillosas y esenciales en la vida.
Hace unos días, publiqué en el Facebook la tapa del Bristol y un pequeño comentario acerca de su contenido, la mayoría de las reacciones de los amigos y amigas fueron escritas desde la nostalgia, los más jóvenes recordaban a sus abuelos y abuelas leyéndolo y valiéndose de sus enseñanzas para enfrentar la cotidianidad; los de mi edad recordaban a sus padres y algunos confesaban que los coleccionan como yo lo hago cada año. Mi madre me cuenta que era lectura obligada en el campo para saber cómo sería el clima del día siguiente y qué día elegir para cortarse el cabello. Leer el Bristol es un viaje al pasado y a la magia.
HISTORIA
Desde 1832, el folleto sigue presente
Cada año, este folleto elaborado por una farmacéutica se vende en quioscos y tiendas de barrio en países como Nicaragua, Honduras, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico y Bolivia. Colombia es el mayor comprador.
Desde 1850 empezó a hacerse una edición del almanaque en español. Al principio se distribuía con la compra de algunos productos de tocador de Lanman & Kemp-Barclay, que fueron muy populares entre finales del siglo XIX y finales del siglo XX.