Mick Jagger “Ser un cantante de rock no tiene demasiadas exigencias intelectuales, pero uno sabe que hizo lo mejor que pudo”
Entrevista de John Humphrys para el programa de radio Today de la BBC, el 29 de junio de 2013.
Mick Jagger (1943) tiene una de las bocas más grandes del mundo. Y no sólo en sentido literal. Las letras de las canciones de su banda, la legendaria Rolling Stones —que formó con su compañero de primaria Keith Richards— han sido, desde sus inicios en 1962, criticadas a menudo y censuradas por la prensa, los sellos discográficos y hordas de indignados padres que querían proteger la moral de los jóvenes ante los mensajes de sexo explícito que proponía el grupo musical en canciones como “Let’s spend the night together”, cuya honestidad, en aquel entonces, provocaba sonrojos en determinados sectores sociales.
Hijo de una época en que se gestaban cambios políticos y sociales, la música era para él —al igual que sus frenéticos pasos de baile— una verdadera catarsis. Letras contestatarias, desafíos a la autoridad, críticas a la religión, referencias al consumo de drogas; parecía estar dispuesto a transgredir todas las reglas de la música de entonces.
La falsa imagen que se creaba de la banda como antagonista de los Beatles tampoco ayudaba. Su apariencia desaliñada, su carácter rebelde y su evidente desparpajo los hicieron granjearse la imagen de chicos malos del rock and roll, y fueron constantemente comparados con el cuarteto de Liverpool, que, vestidos de traje y con sus atractivas sonrisas, cantaban, sobre todo en sus inicios, acerca de dulces promesas de amor casto, en temas como “I want to hold your hand” (1).
No obstante, estas diferencias redundarían en beneficios para los Stones, quienes, en el fondo, resultaban una bocanada de aire fresco en comparación con otros grupos de ese momento, que se afanaban en imitar el estilo beat. Tanto es así que para 1965 se afianzarían en las listas de éxitos de Inglaterra y, posteriormente, de Estados Unidos, lanzando el poderoso single “(I can’t get no) Satisfaction”, que marcaría un antes y un después en la historia de la banda y también de la música.
Pero Jagger, con esos andares siempre inquietos, demostró que no le bastaba con conquistar las listas de Billboard y ser un icono del rock. La interpretación le resultaba sumamente atractiva, por lo que siguió también esos derroteros, apostando por su primer papel protagonista con la película “Performance”, en 1968; luego con Ned Kelly, y, más adelante, con “The man from Elysian Fields”, entre otras. Además, ya en su faceta de empresario, se dedicó a la producción cinematográfica y musical, creando su propio sello discográfico.
La inestable relación entre los miembros de los Rolling Stones tampoco lo detuvo a la hora de continuar su relación con la música, y, cada vez que la banda se ha separado, él mismo ha hecho de ello una nueva oportunidad para explorar su carrera de solista con éxito.
Mick Jagger tiene la potencia de una descarga eléctrica y tanta vitalidad a día de hoy como la tenía a los 20 años. Es una fuerza de la naturaleza.
Entrevista (29 de junio de 2013)
Los Rolling Stones serán una de las bandas más famosas que actuarán este fin de semana en el Festival de Glastonbury (2). Su principal vocalista, Mick Jagger, que cumplirá 70 años el próximo mes, estuvo en Londres esta semana y accedió a contestar la batería de preguntas del también casi septuagenario John Humphrys, locutor del programa Today de Radio 4 de la cadena BBC.
—¿Puedo llamarlo Mick?
—Por supuesto, John.
—La primera vez que lo vi fue en un concierto en el Madison Square Garden.
—Sí. ¿En qué año?
—En 1972.
—Es cierto. Exile on Main Street Tour.
—Sí. Estuvo impresionante. Quedé totalmente maravillado al igual que otras 10 mil o 50 mil personas que estaban allí, una gran audiencia, y recientemente volveré a verlos en Glastonbury, el sábado por la noche.
—Sí. Ha pasado bastante tiempo.
—Bastante tiempo. El concierto no va a ser el mismo, ¿no?
—Probablemente se repitan algunas canciones.
—¿De veras?
—No lo sé. No le puedo decir cuál será el repertorio y la verdad es que no recuerdo cuál fue el repertorio del concierto del 72 en el Madison Square Garden.
—Obviamente recuerdo los grandes éxitos. Tocarán los clásicos, ¿no?
—No le voy a decir lo que haremos en Glastonbury. No puedo decirle cuál será el repertorio para Glastonbury.
—Está bien. ¿Es un gran secreto?
—Siempre es bueno que haya alguna sorpresa, pero siempre hay alguien que se las arregla para conseguir el repertorio, enviarlo por correo electrónico, sacarle fotos o divulgarlo de alguna otra manera.
—Esta gente se sentiría un poco decepcionada, bueno, yo me sentiría un poco decepcionado si no tocaran algunos de estos éxitos.
—¿Cuál es su favorito?
—No pueden dejar de cantar “Satisfaction”.
—¿Cuál sería su lista de reproducción ideal? Voy a aprovechar sus ideas.
—Me basta con que incluyan “Satisfaction” o “Brown Sugar”.
—Bien, los marcaré en mi notebook y cuando decida cuáles vamos a incluir…
—Se lo agradezco. Dígame, ¿ha cambiado mucho el rock and roll? Sé que ésta es una pregunta muy amplia, pero, desde sus comienzos, 50 años atrás, todo se trata de rebeldía, ¿no es así?
—Bueno, puedo remontarme más atrás en el tiempo. Yo ya hacía rock and roll antes de los comienzos de los Rolling Stones; justamente la otra noche conversábamos sobre eso. Es bastante interesante cómo comenzó todo, como algo efímero que parecía una moda de baile pasajera destinada a desaparecer de un día para otro; pero hete aquí que nuestra historia arranca a mediados de los años 50, o incluso antes, depende de en qué época quieran situar nuestros comienzos, y todavía sigue.
En gran medida, todo sigue reduciéndose a tres acordes. Los primeros compositores de rock and roll, como Buddy Holly y toda esa gente, Chuck Berry, era gente muy inteligente, escribían buenas letras, componían buena música.
El sonido era todo menos sofisticado, muchos temas eran blues, pero muchos otros tenían sólo 12 compases, muchos se basaban en el blues o en el country blues; todo eso sigue presente en el rock y, si se lo sacáramos, ya no sería la misma forma musical, es lo que la define. En muchos sentidos el rock and roll mantiene su forma musical de siempre.
Obviamente el sonido ha cambiado, los ritmos han cambiado. Lo que sucede con la música es que el ritmo cambia mucho, así que la misma canción se puede tocar con un ritmo diferente que la gente no reconozca; los ritmos han cambiado mucho, pero muchos siguen siendo compases de ocho tiempos. Las nuevas bandas tienden a tocar utilizando mucho los ocho tiempos, pero la influencia de otras músicas polirrítmicas, como la música africana, el hip hop, de alguna manera han cambiado la estructura básica de cuatro por cuatro, pero seguramente son más las similitudes que las diferencias.
—Pero era la actitud, ¿no? La forma en que salían al escenario y…
—Bueno, depende de la manera en que uno se conduce cuando lo está haciendo, pero no se trata sólo de lo que uno hace, sino de la forma en que lo hace.
—Sí… exactamente.
—Si la actitud es demasiado agresiva, entonces se puede sonreír…
—Esa es la palabra. Ustedes eran agresivos.
—Una faceta de los Rolling Stones, no sólo al principio, sino a lo largo de toda nuestra trayectoria, es la agresividad, pero no se puede ser agresivo durante dos horas, eres agresivo durante 10 minutos, luego sonríes y te pones romántico y la agresividad desaparece.
Compusimos éxitos como “As tears go by”, y esa no era precisamente una canción agresiva. Y hubo muchas otras. Compusimos canciones como “Angie”, que eran netamente canciones de amor. Lo que pasa con los Rolling Stones es que no se los puede encasillar en un único estilo.
Los Rolling Stones se enorgullecen de poder hacer un tipo de música y luego volcarse en otra, quizá con mayor o menor éxito, pero nos gusta probar cosas diferentes.
—¿Y cuánto tiempo van a seguir haciéndolo?
—No tengo ni idea. Es como preguntarle a usted por cuánto tiempo seguirá conduciendo el programa “Today”.
—Bueno, en mi caso le seré sincero: hasta que me echen.
—Probablemente mi respuesta sería la misma.
—Le guste o no, usted es un ícono del rock. Lo ha sido durante mucho tiempo y esa ha sido su vida. ¿Hay momentos en que se dice a sí mismo: “¡Ojalá me hubiera dedicado a otra cosa!” o “en cierta forma me gustaría haber tenido más control sobre mi vida”? Me imagino que lo que usted hace, que es lo que todo el mundo sueña, le ha dejado muy pocas opciones; alguien ha decidido por usted el rumbo de su vida, aunque fue usted quien se embarcó en esto.
—Tú decides.
—Pero usted no tiene el control, ¿no es cierto?
—Se tiene mucho control.
—¿Realmente?
—Absolutamente. Tú tienes el control y haces lo que quieres, trabajas cuando quieres; de esta forma controlas tu propio destino. Es cierto, a veces uno desea haber hecho otra cosa, todos lo deseamos. A mí, por ejemplo, me hubiera gustado ser bailarín, sí, pero hay que soportar las lesiones…
—¿Qué le parecería haber sido maestro, como mencionó en alguna ocasión?
—Seguramente habría sido muy gratificante haber sido maestro de escuela, pero hay millones de cosas que me hubiera gustado ser, político, periodista… una vez consideré la posibilidad de ser periodista.
—¿De veras?
—Sí, y todo lo que uno se imagina cuando es adolescente; pero esto ya no tiene sentido. No me siento para nada frustrado por la falta de control, y estoy muy contento con lo que he hecho.
Obviamente a todos nos hubiera gustado hacer más cosas en la vida. Ser un cantante de rock no tiene demasiadas exigencias intelectuales, pero uno sabe que hizo lo mejor que pudo.
—¿Hubiera participado en “The X-Factor”? ¿Lo aprueba?
—Ni lo apruebo ni lo desapruebo.
—Ahora es lo que todos hacen. ¿Cree que le hace bien a la música?
—¿Si “The X-Factor” es bueno para la música? Es sólo uno de los medios para entrar en el negocio de la música. Creo que “The X-Factor” está sobrevalorado; hay muchas personas que consiguen llegar a algo con la música y no lo hacen a través de “The X-Factor”; se sabe que la música pop ha sido siempre algo extraño a lo que la gente llega de las formas más diversas; “The X-Factor” es solamente una de esas formas y estoy seguro de que no durará para siempre. Desde que tengo memoria han existido los concursos de talentos, de modo que no tengo nada especialmente en contra de “The X-Factor”.
—Así que no le dice a sus hijos: “Hijo, no seas una estrella de rock”.
—No les digo ese tipo de cosas.
—Pero, ¿usted lo ha disfrutado?
—Sí…
—¿Y no me va a decir hasta cuándo seguirá cantando?
—No.
—Nunca le volveré a hacer esa pregunta. Sir Mick Jagger, muchísimas gracias.
Epílogo
Mick Jagger hace evidente en esta entrevista que se encuentra en paz con sus decisiones y su historia. Parece no guardar rencores a nadie y no arrepentirse de la suma de decisiones que hoy lo han traído hasta aquí. El lector puede llegar a engañarse hasta creer que ya lo ha hecho todo. Desde la vida alocada del rockstar a la de padre de familia, o a la de exitoso empresario, y actor y productor de Hollywood. Jagger fue un precursor en lo que refiere al concepto de marca de una banda de rock. Un precursor que, lejos de sentarse a hacer retrospectiva y regodearse en la dulce melancolía de su juventud, continúa proponiéndose nuevos retos. Tanto es así que, dos años antes de esta entrevista, en 2011, había formado el grupo SuperHeavy, integrado por artistas de la talla de Dave Stewart, Joss Stone, Damian Marley y A. R. Rahman, en el que este quinteto de superestrellas experimenta con el rock y el reggae, y cuyo sencillo “Miracle Worker” fue muy bien recibido por la crítica y los fans. Y ni la muerte de L’Wren Scott, su novia, le quitó las ganas de seguir adelante.
Ello, no obstante, no ha impedido sus giras mundiales de los últimos años con los Rolling Stones, banda de la que continúa formando parte y a la que, pese a sus posibles peleas con su hermano del alma, Keith Richards, vuelve una y otra vez como a esa vieja casa de la infancia de la cual se guardan los mejores recuerdos.
TIP
de voracidad infinita e irremediablemente mujeriego, el cantante británico, de 74 años, fue padre de su octavo hijo en 2016. La madre, una bailarina de 31 años.
“Una faceta de los Rolling Stones es la agresividad, pero no se puede ser agresivo durante dos horas, eres agresivo durante 10 minutos, luego sonríes y te pones romántico y la agresividad desaparece”
“hay millones de cosas que me hubiera gustado ser, político, periodista… una vez consideré la posibilidad de ser periodista”