Peñaranda: "El cine club era dar vida a mi pasión"
Cosme Peñaranda, el cinéfilo e impulsor del cine club, dice que el "Lunes de película" llegó a su fin.
La juventud ya no está interesada en el cine club —asegura Cosme— porque el posmodernismo está opacando al hecho de reunirse y debatir.
"No era sólo una actividad, sino era dar vida a mi pasión y a la de muchos", admite el Cosme, el cinéfilo de 74 años.
Todos los lunes en uno de los salones del arzobispado (avenida Heroínas entre Baptista), se reproducían largometrajes desde hace 25 años que concluían con un debate.
-¿Es un cierre definitivo o se trata de una pausa para mejoras del cine club?
-Creo que es definitivo (permaneció en silencio durante varios segundos, tratando de contener algo desconocido) porque no hay muchos quienes se interesen por realizar debates. Los primeros años que iniciamos esta travesía hubo bastante interés. Había muchos jóvenes y hoy asisten sólo algunos.
Una tarde de abril de 1993, hubo el compromiso de elaborar una noche de películas con debate. El padre Fernando Carrillo, que ocupaba un cargo importante en la iglesia, aceptó y desde entonces todos los lunes se realizaba esta actividad en la sala 101 del arzobispado. El acuerdo de ese entonces fue que durante 25 años se realizaría esta actividad. La última proyección será el lunes a las 19:00 horas y el filme será "Tierra adentro".
-¿Existe la posibilidad de renovar ese acuerdo? Caso contrario, ¿cuál sería el camino de uno de los impulsores y defensores del cine club?
-La renovación dependerá del apoyo de las personas quienes en alguna oportunidad asistieron. Yo ya he pasado las siete décadas. Soy jubilado y el cine club no era una distracción para mí, sino era dar vida a mi pasión. Voy dedicarme a leer literatura y también materiales que tengan que ver con el cine. Estoy pensando hacer un libro como una reseña de más de 20 años de cine club. Espero pueda terminarlo para que futuras generaciones puedan saber el cómo se realizaba y la participación que generaba realizar un debate posterior a la película.
Todavía guarda las películas que se proyectaron desde el 93 en su armario metálico de esa oficina fría del arzobispado. En la misma están sus proyectores guardados en cajones que están cubiertos polvo. "Cómo ha cambiado la tecnología, ¿no?", solloza mientras muestra su reproductor de DVD y su proyector de marca Epson que utiliza todos los lunes desde hace cuatros años.
-¿Cómo se escogen las películas a proyectar y cuáles son los recuerdos más representativos que tiene de este lunes de cine club?
-Las películas siempre lo hacíamos en reunión con el padre Fernando Carrillo. Además, teníamos el apoyo de personas voluntarias, quienes sugerían uno que otro film. Los recuerdos que uno se lleva de toda aventura es la experiencia. Me bastaba con que la película les deje para más. Por ejemplo, esas noches en las que nunca terminaba el debate porque se había generado algo grande de un pequeño film. Y cuando me iba, lo encontraba en la calle o en el café hablando de la película. Me sentía satisfecho. Esos son los recuerdos inmortales.
La pasión de Cosme comenzó cuando sólo era un infante, en Oruro, "donde sólo hay dos estaciones: las del frío y el ferrocarril", bromea. Su amigo boletero de cine le permitía ingresar a las salas. Hoy no se despide, sino cree que es el comienzo de algo nuevo, algo incierto y que la vida lo sorprenderá.
El comunicador Pablo Bustamante, impulsor del cine club en la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, asegura que para que este tipo de movimientos perdure, se tienen que realizar nuevas propuestas, reproducir filmes que sean difíciles de conseguir, que no estén en las redes. “Es necesario esta estrategia para generar interés en las jóvenes", opina.
"Creo que es hora de emprender nuevas cosas. Nuevos retos, nuevas aventuras. Quiero vivir antes de morir". Cosme Peñaranda. Promotor del cine club.