Libro de Raúl Otero, entre los 100 más influyentes
En abril, BBC Culture sondeó a expertos alrededor del mundo para que eligieran cinco historias de ficción que consideraran que habían definido el pensamiento o influido en la historia.
Se recibieron respuestas de 108 autores, académicos, periodistas, críticos y traductores de 35 países, desde Uganda y Pakistán a Colombia y China.
Sus elecciones incluyen novelas, poemas, cuentos populares y dramas en 33 idiomas. Sólo el 51 por ciento de los encuestados dijo tener el inglés como su lengua materna.
Y el 59 por ciento de los que respondieron son mujeres.
"La Odisea" de Homero encabeza la lista, seguida de "La cabaña del tío Tom", ejemplos de las distintas formas en las que los encuestados interpretan una "historia que modela al mundo".
Mientras que la epopeya griega sobrevivió e inspiró generaciones de relatos, la novela de 1852 de Harriet Beecher Stow fue alabada por ser "la primera novela política leída ampliamente en Estados Unidos".
"Frankenstein", "1984" y "Things Fall Apart" ("Todo se desmorona") redondean los cinco primeros lugares, entre los cuales encontramos a dos autoras.
En total, 23 de los 100 autores principales fueron mujeres.
Los autores más populares de las 100 mejores historias fueron Shakespeare, Virginia Wolf y Franz Kafka, con tres historias cada uno.
Entre los clásicos incluidos en la lista se encuentran algunos textos menos conocidos a nivel mundial: "The Jungle" ("La jungla") de Upton Sinclair, que condujo directamente a la introducción de nuevas leyes federales sobre la seguridad alimentaria en Estados Unidos, y "Toba Tek Singh", de Saadat Hasan Manto, elogiada como "una historia corta clásica que traduce el trauma de la partición a través del intercambio de lunáticos a través de la frontera de India y Pakistán".
No es una lista definitiva. Se trata sólo de un punto de partida, con el objetivo de provocar una conversación sobre por qué algunas historias perduran y siguen resonando siglos y milenios después de su creación.
POEMA
Canto al hombre de la selva
Yo soy la selva indómita,
la tempestad de aromas de la tierra
insurgiendo en galopes de torrentes.
Por mis venas sonoras
fluye el perfume líquido del sol,
padre del fuego.
Mi pensamiento fulge en llamaradas de estrellas.
Nací del parto de oro
de la tormenta verde.
No me falta ni el látigo del rayo, ni las riendas del viento, para ser el jinete de la aurora con mi poncho de nubes
y la guitarra de cristal del río
sobre los hombros anchos del infinito.
Yo soy el que esperaban
los jaguares manchados de luceros,
los toros ígneos de crepúsculos,
los caimanes de hierro, las palomas de seda, para la transfusión de sangres bárbaras.
Yo soy el arquetipo de esta raza salvaje
que quiso limitar el horizonte,
pisar el borde mismo del planeta
y con el cigarro entre los labios
dejarse caer, dejarse arrebatar súbitamente por la inmensa cachuela del espacio.
Hombre de la llanura sin fin,
más larga que la vista,
más amplia que mis brazos extendidos
en una imploración de pueblos.
La extensión se me escapa de las manos,
rojas de palmear en el vacío
para que nos escuchen los silencios.
Tengo en los ojos
los diamantes de nuestras minas de chiquitos,la Cólquide oriental,
la que da chonta para el arco
y guayacán para la hoguera.
Mi corazón es la colmena
y mi cerebro el hormiguero.
Vibran mis músculos de boa, se abren cantando mis arterias.
Mis labios sangran en el grito de luz
y aroma del clavel.
Yo soy el hombre de la selva,
perfume, cántico y amor,
pero encendido de relámpagos,
pero rugiendo de huracanes.
Yo soy un río de pie