Román, el artista crítico de la sociedad
“El arte es el temperamento de una sociedad”, afirma el pintor paceño Telmo Román, quien se presenta por primera vez en Cochabamba con 20 de sus obras.
Óleo, acrílico, mixtas, grabados y dibujo en grafito son algunas de las técnicas que utilizó para esta retrospectiva de sus obras que abarcan desde los años 90 a la fecha. En las mismas retrata su cotidianidad y visión acerca de la sociedad a través de seres imaginarios, además la composición y los modos pictóricos lucen una sólida y máxima expresión.
Considera que todo artista no sólo debe dominar la técnica, sino también el contenido de su propuesta. “No necesariamente el pintor debe estar comprometido con la sociedad, pero en mi caso este ha sido mi forma de ver, mi crítica, mi desconformidad ante un sistema”, dice el exdocente de la escuela de Bellas Artes de La Paz.
La exposición, que es en el Hotel Boutique La Casa de Margarita, ubicado en el pasaje Juan José Quezada #449, zona del parque Fidel Anze, fue inaugurada hace unos días y concluye este fin de mes. Los horarios de visita son de martes a sábado de 15:00 a 20:00.
Actualmente, está en La Paz, encerrado en su taller a tiempo completo, leyendo e investigando más sobre la sociedad boliviana y preparando su nueva muestra que la presentará en 2019.
La visión de Telmo fue más amada que criticada por otros. Recibió buenos comentarios, pero a Román le da igual con tal de mostrar lo que piensa. “La libertad de expresión no sólo es en actos, sino también en pensamiento, gracias a Dios aún no hemos perdido ese derecho”, asegura el artista nacido en Achocalla una madrugada de julio de 1957.
Su acercamiento al arte
El arte pictórico lo encontró a él una mañana de 1964, cuando su hermano mayor, quien para entonces vivía en la La Paz, le ayudó con una tarea haciéndoselo un dibujo en acuarela, una obra amateur que le marcó y le motivó a continuar en ese camino durante las últimas cinco décadas.
A sus 17 años, después de graduarse del colegio Libertad, entró de ayudante al taller de restauración del Museo Nacional del Arte, un lugar donde a diario veía, respiraba y palpaba arte. Este hecho le llevó a conocer diferentes maestros que le ayudaron a desarrollar su oficio de restaurador profesional. Entre sus 25 y 30 años pasó cursos en Perú, España, Colombia. Sus trabajos se ven reflejados en la pintura de caballete en la iglesia de San Martín de Potosí, en el mural de la iglesia de Curahuara de Carangas, en Oruro, la pintura de caballete de Casa Dorada, en Tarija, entre otros.
En 1996, a través de la artista Magda Arguedas, ingresó a trabajar en el taller de restauración de arte en la Escuela de Bellas Artes de La Paz. “Mis amigos eran grandes pintores, creo que eso me impulsó a pintar, ya que conocía diferentes técnicas”, recuerda.
Temple al huevo, pintura mural al temple, al fresco y otras técnicas más las enseñó en el taller hasta el 2016, año en que se jubiló y desde entonces está a tiempo completo realizando sus nuevas propuestas.
"Considero que el arte no debe utilizarse como un recurso de expresión política, sino sólo de pensamiento ideológico, de expresión". Telmo Román. Artista plástico.