Muere Eduardo Arroyo, un artista esencial del siglo XX
“Eduardo Arroyo fue uno de esos artistas que hacen de su actitud en la vida una estética para el cuadro, para la escultura, para la escenografía”, así lo calificó el periodista Antonio Lucas ayer tras el anuncio público del fallecimiento en Madrid, España, de una de las grandes personalidades del arte.
El pintor y también escultor falleció en su casa de Madrid a los 81 años tras su lucha intensa con el cáncer, un mes después de inaugurar su última exposición en el Torreón de Lozoya, en Segovia.
También dejó listo un manuscrito de su interpretación de “Los diez negritos” a modo de última entrega de sus memorias. Completa así la trilogía compuesta también por “Minuta de un testamento” y “Bambalinas”, editados en Taurus y Galaxia Gutenberg. Este libro ya póstumo es un homenaje a Agatha Christie y a esa obra de “suspense”, ya saben, en la que van apareciendo cadáveres que rodean la escena y siembran inquietud. Fue una manera de reírse del destino.
El artista del siglo XX
La figuración “visceral” fue su territorio. La neofiguración y lo narrativo, su escuela. El color, la ironía, la relectura de un pop de grecas hispánicas. Todo esto lo descubrió y lo practicó en París, con los pinceles que le dejaba otro exiliado, el pintor Pepe Díaz, en París cuando decidió autoexiliarse en 1957 porque la España de Franco se había convertido para él en un país insoportable. Aquel joven de veintipocos años, promesa del periodismo y con el afán primero de hacerse escritor, aprendió a hacer los primeros cuadros en galpones de mala muerte, para entonces, Arroyo ejercía un dadaísmo de caricatura y grafismo, aliñado con una puesta en escena osada y escenográfica.
Después de consolidad su propuesta, en 1982 se le concedió el premio Nacional de Artes Plásticas, justamente el mismo año en el que el Centro Georges Pompidou le dedicó una importante retrospectiva. Si bien el Ministerio de Cultura le concedió en 2000 la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes, es lamentable que no fuera distinguido por el premio Velázquez. Este artista, con obras en museos como el MoMA, la Neue Galerie de Berlín, el Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Macba, el Museo Cantonal de Lausana o el Museo de Arte Moderno de París, ocupa un lugar referencial en el arte contemporáneo.