Experiencia íntima de lectura como espacio de libertad
Claudia Vaca
Filóloga y escritora
En las exploraciones acerca de las pedagogías de la lectura en contextos interculturales y de nuevas tecnologías nace el camino hacia el Doctorado en Educación, para escarbar lo que está pasando respecto al libro y el lector, remover una de las estructuras más oxidadas, que ha sido incapaz de innovar y actualizar sus lógicas de enseñanza, aprendizaje, sometiendo a muchos potenciales lectores, al aburrimiento y desapego hacia el conocimiento, no digo que la escuela sea la única responsable, pero con el poder que tienen en el sistema político en el que vivimos, y el mayor porcentaje del dinero de las familias se asigna a este tema, aunque parezca lo contrario.
Esta investigación nace del Ethos lector trabajado en mi tesis de Maestría, desde allí se abrieron caminos, el primero lo inicio aquí en Concepción de Chile, para andar, desandar, deconstruir y de ese modo ahondar en el libro como territorio, con todas las connotaciones políticas, filosóficas que ello implica, para recordarnos que libro no es sólo lo impreso en papel, para ir a sus diversos formatos que ha adquirido desde que escribimos en las cortezas de árboles (étimo del libro) y ahora en las fibras del computador, del libro electrónico (generadas por metadatos, códigos, eje de lectura finalmente), el formato se transforma tiempo a tiempo, y ese territorio con su lector-habitante también se transforma y su voz necesita oírse, en todas las lenguas y lenguajes posibles, para superar la falacia discursiva política de la educación intercultural (deconstruirla también) será necesario relevar y sistematizar el mosaico inmenso de pedagogías de lectura y formatos de libros existentes en algunos pueblos de nuestro planeta, empezando de atrás hacia adelante (desde los libros digitales de hoy hacia los libros papiro, hasta las tablas de arcilla), empezaremos por casa, la tuya, la mía, la lectura de tus ancestros.
Éste es el sentido de El libro como territorio y el lector como habitante, desde ahí se abren dos caminos paralelos entro lo tecnológico, desde el libro como tal, hasta los diversos software y nuevas tecnologías con las que hoy nos comunicamos, su rol político y ético en todo este recorrido de la historia humana, superar lo instrumental de las TIC y del libro impreso, en la vida del lector como habitante de estos diversos formatos del territorio libro, las diversas connotaciones políticas, económicas, filosóficas, planetarias, a las que está expuesto el lector-habitante, desde su postura pasiva o interpeladora frente a las diversas estratagemas que nos plantean las siete dimensiones a las que podemos acceder desde este dispositivo libro como habitantes despiertos, o dormidos (no adormecidos), que ningún sistema escolarizante, apague, calle y encalle tu voz, tu palabra.
Recordemos que el territorio es un fragmento de la superficie terrestre correspondiente a una nación, país, estado, provincia, cantón, región, departamento o comunidad autónoma, es por tanto una esfera de acción del ser humano, con grandes posibilidades de aprendizaje, dependiendo de la mirada que cada habitante asuma en el territorio, cada territorio tiene el potencial de mostrar las características de personas o cosas, de culturas, biodiversidad y geografías. Es, por tanto, un lugar, con posibilidades infinitas, en ese sentido el libro es un territorio, repito: entiéndase libro no desde la mirada reduccionista e instrumental, no solo como el soporte digital o impreso inofensivo, no solo como un dispositivo que se enciende y apaga, que se abre y hojea, sino como un lugar, un territorio donde somos interpelados y tenemos la libertad de dialogar, cuestionar, con nuestro bagaje cultural, nuestras experiencias más íntimas, para desentrañar lo que nuestro ser necesita, nuestro yo habitante.
Hay un horizonte de sociedad que se puede vislumbrar en lo que escriben los jóvenes de hoy, en sus hábitos de lectores digitales, que el profesor del siglo XXI, tiene la responsabilidad ética de conocer, indagar, y aprender, para salvar a los escolares y salvarse a sí mismo en sus procesos de actualización docente, del extractivismo informacional, porque si el extractivismo ha dañado el medio ambiente y las economías de distintos países, lo puede hacer también en niveles más profundos de la mentalidad de nuestros habitantes. La máxima de forjar lectores críticos y reflexivos es vital y junto a ello la importancia reflexionar sobre el boom de las imágenes y de la información, para evitar que se borre la memoria del sujeto, para sacarlo del afán inmediatista de sus procesos de comprensión, descripción, interpretación lectora.
En este sentido, esta investigación está conformada por entrevistas de lectores y gestores de libros, de cultura, por experiencias de talleres barriales y de la memoria publicada en 2013: Palabras de arena en la ciudad de los anillos, es de algún modo una experiencia geoliteraria, dado el constante desplazamiento entre un barrio y otro, un libro y otro, un autor y otro, un lector y otro.