La alfombra roja de los Óscares se llena de color
Con la retirada del “dress code” de la alfombra roja por la plataforma “Time’s Up”, la pasarela de los Óscar perdió la unidad argumental de los Globos de Oro o los Bafta y la variedad de vestidos y colores se impuso, dando paso a un todo vale, que la convirtió en la consabida “red carpet”.
Rojos, blancos rotos, metalizados y sí, también negros, devolvieron el color a la alfombra de gala del Teatro Dolby de Hollywood, que parecía estar abocada al color carbón, pero finalmente recurrió a su paleta cromática habitual, sin sorpresas estilísticas reseñables.
La marea negra se fue como llegó, por propuesta del movimiento “Time’s Up”, que desconvocó el código de vestimenta oscuro para evitar así su vinculación casi exclusiva con las alfombras rojas.
La alternativa propuesta fueron los pines oficiales de la plataforma, pero no logró generar la unidad conseguida con los pasados “total look” en negro.
Mientras Jane Fonda decoró con la pequeña chapa grabada con “Time’s Up” su Balmain, blanco impoluto, con hombreras y escote cuadrado puntiagudo; Salma Hayek, una de las voces más sonadas del movimiento contra los abusos de género en la industria tras contar su desagradable experiencia con el productor Harvey Weinstein, se dejó la chapa en casa.
El rojo vívido fue una de las apuestas ganadoras de la gala, elegido por actrices de la talla de Meryl Streep. La competencia del frente rojo la ejercieron las mujeres con armadura metalizada, como Jennifer Lawrence, Gal Gadot, Sally Hawkins o Lupita Nyong’o.