“Grey’s Anatomy”, la serie regresó conflictiva pero con buena salud
Las series exitosas viven escapándole a los fantasmas del hartazgo, de la repetición y de la inexplicable (al menos para los espectadores) renovación de sus personajes. De los tres frentes sale airosa Grey’s Anatomy, que la semana pasada arrancó la 14a temporada, con un buen diagnóstico acerca de su salud televisiva: en esta nueva etapa no deja de ser la que siempre fue y, al mismo tiempo, se las ingenia para mantener viva la llama del interés.
Esta vez, poniéndole cara a un personaje que todos creían muerto y que ahora aparece en la historia para pararse en una de las puntas de un triángulo amoroso. Y no cualquiera: el que forman la protagonista, la doctora Meredith Grey, su pretendiente, Nathan Riggs, y la médica Megan Hunt, ex de Nathan, de la que no se supo nada en los últimos 10 años. Hablaban de ella como que había muerto en combate, pero Megan había estado secuestrada en Irak. Y ahora baja de un helicóptero para que la salven y poder reencontrarse con su pareja.
Megan llega al Grey Sloan Memorial, el hospital de Seattle donde transcurre casi toda la exitosa creación de Shonda Rimes, que no sólo resiste al paso del tiempo, sino que ha sabido reinventarse en otros formatos. Y hasta ha creado una “spin off”, para que algunos de sus personajes vivan en Private Practice.
El primer episodio de esta temporada, titulado “Break Down the House”, le abre la cortina a un costado más romántico que médico, que incluye pasajes de buen humor. No es que los casos, los pacientes y la intimidad del quirófano, pero sí le da más lugar a lo sentimental, ahora que Meredith parecía permitirse el amor. Y justo cuando estaba por animarse a armar pareja con
Nathan (ella es viuda), el guión marca la reaparición de Megan... que se transformará en su paciente.
GREY’S ANATOMY ES MUY FIEL A SÍ MISMA
Con esa historia en la mira, los personajes históricos no pierden intensidad. Siguen en la colorida paleta de ficción los doctores Alex Karev, Richard Webber y Miranda Bailey. Ellos están desde el vamos junto a Meredith, en una suerte de resistencia narrativa y de fidelidad hacia el espectador para despejar al fantasma de que para sobrevivir en la tele hay que cambiar todo.