Celulares en el aula: sí, pero no

19/06/2017

Hoy en día es común escuchar el sonido de los celulares en los espacios, públicos y privados. Notificaciones de mensajes, vídeos, fotos e incluso llamadas son parte del ambiente cotidiano y la escuela no es la excepción.

La tradicional enseñanza queda en la nostalgia ahora que el smartphone se ha convertido en una herramienta identitaria de esta época que "simplifica la vida" en acciones como sacar una foto antes de que el profesor borre la pizarra o la búsqueda de información en cualquier lugar y momento.

Para Lorenzo Cruz, director departamental de Educación, el teléfono móvil es un medio tecnológico de gran potencial. "Si se le da un uso adecuado, refuerza a la educación, de lo contrario interfiere y distrae", remarca.

De acuerdo a la resolución 001, emitida por el Ministerio de Educación en 2014, el celular es considerado como una distracción y su uso no está permitido en los establecimientos del país. Sin embargo, este año desde esa cartera de Estado, se informó que debido a que éste, junto a otras herramientas, es usado como fuente de información, puede ser incluido en el plan curricular de los maestros, según la Resolución 001/2017. Aunque aclara que ello debe estar sujeto a previo consenso con estudiantes y padres de familia.

"No se puede negar que la tecnología ayuda en el aprendizaje, vino para quedarse, pero aún no hemos madurado como sociedad, en este momento es negativo", expresa Jhony Jaldín, especialista en temas de educación.

Desde la Dirección Departamental se realizan talleres dirigidos a profesores sobre el buen uso de las tecnologías y los riesgos para los estudiantes.

La Unesco defiende "un uso apropiado de los móviles" en el aula en lugar de "prohibirlos", al considerar que para aprovechar al máximo el potencial de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza conviene que cada estudiante cuente con su propio dispositivo, que "muchas veces ya lleva en el bolsillo", según un informe sobre TIC en los sistemas educativos de América Latina.

"Es imprescindible la regulación de su uso sobre todo en las escuelas. Todo ello debe estar debidamente planificado, estamos frente a una tecnología con muchas oportunidades y probablemente aún no hemos descubierto sus potencialidades, ojalá lo llegáramos a hacer", remarca Jaldín.

Las cartas sobre la mesa

Este objeto omnipresente llegó para quedarse y está dispuesto a romper con los cimientos sobre los que se construyeron las relaciones pedagógicas en las escuelas, coinciden profesionales en el área. Ante ello consideran que la orientación y el rol de los profesores y padres de familia son determinantes.

Para Cruz, dependerá del educador sacarle provecho al uso de las tecnologías. "La planificación a la hora de hacer uso de estas tecnologías como parte del aprendizaje será primordial y podrá ser de mucho provecho", remarca.

Limbert Vásquez, profesor de un colegio privado, opina que el docente debe enseñar a los estudiantes que el celular no solo sirve para "chatear". 

"Hay que empezar por no tenerle miedo, como todo tiene sus pros y contras. Hay que estar dispuesto a los cambios para usarlo a nuestro favor y en provecho de los alumnos", comenta.

El informe Políticas TIC en los sistemas educativos de América Latina, elaborado por la OEI, IIPE-Unesco y Siteal, defiende el "aprendizaje móvil" y lamenta la "ausencia de la temática en la mayoría de las agendas educativas".

"No podemos quedarnos solo con libros, tenemos que buscar otras vías de información y tenemos que estar en contante actualización", reflexiona Maribel, profesora en un colegio fiscal, aunque reconoce que es un elemento de distracción y que muchos no cuentan con un celular de esas características. 

"Hay que hablar del tema"

Para Oscar Quiroz, profesor y director de una unidad educativa fiscal, urgen charlas de concienciación y orientación a las jóvenes sobre las ventajas de su uso. 

"La mayoría de los jóvenes no ve en el celular una herramienta tecnológica que podrían usar para ampliar sus conocimientos", expresa.

Todos los profesionales consultados coinciden en la importancia del rol que cumplen los padres de familia en cuanto a la orientación y control de sus hijos. "Todos cuentan con celulares, su uso es inevitable", dice Ingrid Serrano, profesora de una unidad educativa fiscal.

Algunas características que hacen útiles los celulares

En otros países

En América Latina el uso de celulares en las aulas es un tema de constante debate. En la mayoría de los casos está supeditado a las políticas de cada centro educativo, mientras que en otros países el tema es tratado de forma radical con una prohibición total.

Sin embargo varios confluyen en que la inclusión de tecnologías en la enseñanza empieza por la capacitación de los profesores para que orienten su uso adecuado de manera que se pueda sacar provecho por el estudiante.

¿Qué opinan los padres y estudiantes?

 

Para la mayoría de los adolescentes el celular es algo así como la propia extensión de la mano, más precisamente del pulgar y prohibirles su uso es casi una misión imposible de los padres de familia.

"Una forma de estar comunicadas todo el tiempo con mi hija", es como define Ibón Rojas el uso del teléfono móvil. 

Por su parte, Carla expresa desacuerdo con que su hija tenga un celular. "Hay muchos riesgos, con tantas cosas que pasan", dice, aunque reconoce que ella hace uso del suyo en horarios acordados o como "premio" si se porta bien.

De acuerdo con Juan Cáceres, estudiante de una escuela fiscal, el uso de su celular es previa coordinación con sus padres. "Me lo dan cuando necesito investigar alguna tarea, pero también tengo juegos y escucho música", cuenta.

Para Michael Mancilla, estudiante de un colegio fiscal, el uso del celular tiene sus ventajas y desventajas. "No es bueno (llevarlo a clases) porque prestarías más atención al celular que al profesor", expresa.

"Cómo pasa el tiempo", es una de las frases que se escuchan a diario, y es que con la irrupción de la tecnología y los teléfonos móviles, los cambios se dan con tal intensidad que no hay vuelta atrás y más bien interpela a repensar la realidad.

En este contexto, Bolivia apresura el ritmo, pero va a paso seguro.

Por: Giuliana Jaldín