La relación con Brasil más allá de la ideología
El encuentro entre los presidentes de Bolivia y Brasil puede ser el comienzo de la reposición de relaciones diplomáticas y políticas en el nivel de importancia que corresponde y apuntalará las negociaciones sobre la exportación de gas, el proyecto de construcción del tren bioceánico que una los océanos Atlántico y Pacífico a través del país y la lucha contra la delincuencia organizada.
En forma reiterada se ha expresado la preocupación por la actitud del Gobierno respecto a Brasil desde el comienzo de la actual gestión gubernamental pese a las afinidades ideológicas que tenía con las administraciones del Partido de los Trabajadores (PT). La visión maniquea que varios dignatarios tenían sobre Petrobras y otras grandes empresas de ese país llevaron a que se deterioren esas relaciones, afectando los intereses concretos de dos países que comparten una de las fronteras más extensas del mundo.
La relación se agravó, primero, por el refugio y posterior asilo que Brasil otorgó a un dirigente opositor boliviano y por la posesión del mandatario brasileño luego de una polémica destitución de su predecesora. Bolivia, junto a los países de ALBA, cuestionó severamente ese cambio, sin percatarse de los tres mencionados factores gravitantes para el país: el próximo fin del contrato de compra de gas a Brasil y la necesidad de renovarlo, la creciente actividad delincuencial en la frontera y el proyecto del tren bioceánico.
Probablemente haya sido decisiva para este cambio la acción proactiva del Ministerio de Gobierno, pues en el transcurso de los últimos dos años se han realizado encuentros entre funcionarios de los Ministerios de Gobierno y de la Policía de ambos países, concretado acuerdos sobre intercambio de información, control fronterizo y lucha contra el narcotráfico.
A ello se suma la necesidad que había de revertir una actitud contraria a la participación de Bolivia en el proyecto del tren bioceánico, lo que obligó a las autoridades bolivianas a trabajar para alcanzar lo que con la vista del Primer Mandatario se ha concretado: la suscripción de un memorando de entendimiento propuesto por Bolivia para avanzar en el proyecto que unirá el Puerto de Santos en Brasil con el puerto de Ilo en Perú, atravesando territorio boliviano.
En definitiva, la visita que se comenta muestra que, así sea con mucha demora, el Gobierno ha comprendido que la relación con Brasil no sólo gira alrededor del contrato de compraventa de gas y, sin duda, va mucho más allá de diferencias político-ideológicas.