DILAN, RAVELO Y LA REALIDAD EDUCATIVA
Vamos dejando Ravelo, un Municipio que pertenece al Departamento de Potosí pero que tiene “mejor relación” con Chuquisaca por su cercanía a Sucre. La camioneta tiene dos conductores, Luis, Ingeniero Agrónomo de 42 años, y Dilan de cuatro años, el niño campesino tiene los ojos negros más grandes del mundo y un entusiasmo que acompaña su mirada.
Dilan aún no tiene edad para ir a la escuela pero su abuelo dice que al año ya irá. Con seguridad estará formando parte de los grupos de niños que suelen andar solos por el campo bien peinados, uniformados y siempre sonrientes; esos niños regados por las planicies de verdes diversos que caminan horas para ir y volver de sus escuelas.
Al comenzar la tarde y antes de conocer a Dilan, unos trece niños caminaban juntos de vuelta de su escuela cuando de pronto decidimos detener la camioneta para llevarlos. Había que ver cómo emprendieron la carrera hacia el camino y abordaron el coche que quedó pequeño para tanto menudo cuerpo. Mi instinto de madre y mi inexperiencia en la dinámica, me obligó a bajarme del auto para pedirles que se sentaran y que por nada se fueran a parar. Volví a mi asiento con la seguridad que me harían caso: apenas partimos, casi todos los niños estaban parados disfrutando del aventón.
De trecho en trecho y al grito de tío, nos pedían detenernos; de un brinco se bajaban de la camioneta y corrían hacia sus casas de adobe y “jardín” sin límites. El último de nuestros pequeños transportados se bajó como a media hora de recorrido rápido; calculando, quizá camine dos o tres horas diarias entre ida y vuelta a su escuela.
En dos días he visitado al menos cinco Unidades Educativas del Municipio; he sabido por voz propia de sus Directores que este año ha sido eliminado el desayuno y el transporte escolar pues hasta fines de la gestión pasada y desde hace varias gestiones los estudiantes de Ravelo iban a la escuela en un bus escolar y también retornaban a sus casas en el mismo transporte. Hoy, ya no cuentan con el servicio porque resulta que la economía boliviana no había estado tan blindada como nos repitieron, y claro, para variar, las poblaciones más vulnerables son las que más sienten las “inclemencias del tiempo”.
Los Directores de las escuelas manifiestan que como consecuencia de estas dos medidas ha mermado el número de estudiantes, varios jóvenes que cursan secundaria, por ejemplo, se han ido a internados de la zona para poder acabar al menos esta gestión escolar.
Me he concentrado en la realidad del Subsistema de Educación Alternativa y Especial que para poder ser viable ha tenido que “arrimarse” al Subsistema de Educación Regular; la “fusión” que han logrado es académica y administrativa porque los Centros de Educación Alternativa (CEA) que gestionan dicho Subsistema no tienen presupuesto y tampoco reciben la atención que demandan del Ministerio de Educación. Los CEA han tenido que prestarse infraestructura de las Unidades Educativas porque de lo contrario no habrían habilitado los talleres para formar en los tres niveles técnicos que dicta la Ley de Educación: Técnico Básico, Auxiliar y Medio.
Desde hace varios años y como iniciativa de ONG´s, en Ravelo y Betanzos se han habilitado cursos de formación técnica. A partir de la vigencia de la Ley 070, este trabajo ha sido transferido a los CEA, pero con tantas dificultades que varias de las Carreras actualmente están paralizadas (pese a la demanda de estudiantes y a la existencia de materiales e insumos) debido a que no se consiguen los ítems que debiera asumir el Ministerio.
En síntesis, la situación de la educación preocupa. Espero que Dilan tenga mejores condiciones como estudiante y encuentre el vivir bien entre las maravillosas montañas de Ravelo.
Mónica Olmos Campos
Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación.
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