DEL FINAL Y AL REVÉS, EL ESTILITO BOLIVIANO
El Ministerio de Educación, a través de la Resolución Ministerial 001/2017, permite el uso didáctico del teléfono celular. Después de varios años de prohibición, el ministro Aguilar ha entendido que este aparatito móvil -especie de extensión de la mano de la mayoría de mortales en estos tiempos digitales- puede ser aliado de la educación. El que sigue sin entenderlo es el Presidente don Evo Morales quien -muy preocupado por la educación de los niños y jóvenes del país- recomendó prohibir a los estudiantes el uso de celulares en las aulas porque “…tienen derecho a comunicarse pero en las aulas deben estar concentrados” (emoticón de risa).
Mientras el Presidente apoya la ampliación de las causales del aborto, sugiere prohibir el uso del celular en aulas, y la Ministra de Salud comienza a vacunar nada menos contra del papiloma humano en medio de una absoluta y patética desinformación ciudadana.
Del final y al revés, ese es el estilito boliviano, cosa nada extraña para quienes lidiamos con el método; ya sabemos pues que las leyes se hacen al calor de algún escándalo difundido en la televisión; que hay autoridades que reculan en sus apreciaciones y acciones según la presión de las redes sociales; que una vez provocado el caos en el túnel y alrededores, recién se realizan las calibraciones de rigor; en fin, los bolivianos y de manera particular los que poseen credencial de funcionarios públicos, estamos acostumbrados a actuar a partir del ensayo, del error, de la crisis, de la presión, de la prohibición, de la marcha y el bloqueo….y de la muerte.
Nos entendemos mejor si partimos del problema porque nos cuesta anticiparnos a él. Nos resulta difícil proponer, crear, diseñar, advertir, pronosticar, prever. Nos excita vivir el presente cargando el pasado, y nos atemoriza el futuro…eso está bien para los adivinos no para los bolivianos. A nosotros déjennos partir del final y al revés, del caos de la desinformación, de la improvisación, de la pruebita y de la prohibición, del “así nomás ya” y del “metele nomás”…aunque el avión se estrelle.
Quiero volver a la prohibición del celular. Uno de los éxitos educativos de Finlandia es la no intromisión del Estado en asuntos pedagógicos; es decir, la confianza en el dejar hacer a los expertos, finalmente, sería contradictorio si el propio sistema desconfiara de los maestros que forma, ¿cierto? Pero resulta que en Bolivia hasta el Presidente hace sugerencias de orden pedagógico demostrando total ignorancia al respecto, además, en dirección contraria a las disposiciones del Ministerio de Educación.
Estilito boliviano esa forma improvisada y experimental en la que se hacen las cosas. Así y solo así se puede entender que este gobierno no haya realizado ningún esfuerzo para reducir los embarazos no deseados pero sí tenga la “valentía” de saltarse todas las etapas y acabar en el último y peor recurso, el aborto. Solo así se entiende que en Bolivia mueran aproximadamente 850 mujeres al año por cáncer de matriz, y que las autoridades del ramo se aventuren a iniciar jornadas de vacunación sin antes haber contemplado tareas de información, comunicación y concienciación.
La prohibición del uso del celular en aula es fruto de esa forma de leer la realidad: de memoria, de chiripa, de sí porque sí, de porque lo digo yo, y porque veamos qué ocurre luego.
Lo que más llama la atención, sin embargo, es que los maestros -a quienes les preocupa tanto la calidad educativa- no hayan salido a contrarrestar el criterio de don Evo, después de todo, son ellos los expertos y sabrán decirnos el alcance del uso del móvil en el aula. ¿Cierto?
Mónica Olmos Campos
Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación.
elblogdelamolmitos.wordpress.com