La casa que rescata adolescentes
Mientras Ely cuenta las historias de los adolescentes de su Casa, unos lagrimones extraviados de rato en rato nos recuerdan a ambas que estamos hechas de mujer. Su desayuno Continental puede esperar; mi jugo de naranja con dos hielos no, se ha acabado pronto, seguro porque debo atender lo que me dice para escribirlo rápido, pero sin atropellos, debo sentir lo que me revela para retransmitirlo como es, y debo concentrarme en evitar que mis ojos se llenen de lágrimas nuevamente.
La charla con Elizabeth Machicao Barbery, Directora de La Casa del Adolescente, comienza con la pregunta de rigor: ¿cuándo se funda? El 28 de junio de este año en la ciudad de La Paz; poco tiempo, pensé, luego que conociera la cantidad de actividades que hasta la fecha han tenido lugar en esta Casa que nace como parte de la Fundación Jisunu.
Qué te has propuesto lograr con La Casa del Adolescente, segunda pregunta de rigor. La respuesta es clara y contundente: “Empoderarlos sobre diferentes temas, que tengan más herramientas para estar en un mundo tan violento como en el que ahora estamos”.
Ely sabe que cambiar la realidad de estos chicos es complejo, pero no imposible, y ha decidido ser parte de ese esfuerzo. Trabaja duro. “Muchas veces a la semana ni siquiera almuerzo porque debo sacar la Casa adelante y me gusta, amo lo que hago”, dice.
ATENCIÓN INTEGRAL
La Casa del Adolescente es un lugar con las puertas abiertas a chicos y chicas, padres de familia y educadores porque para tener incidencia es necesario trabajar con el entorno inmediato del muchacho, explica Ely, al reconocer que esto no sería posible sin el soporte de un conjunto de artistas, hombres y mujeres, que le ponen el entusiasmo y dinamismo a todas las actividades que se emprenden.
Para lograr una atención integral, la Casa trabaja en diferentes áreas; una de ellas y quizá la más demandada es precisamente el arte. Son parte de la Casa, talleristas de renombre nacional, como Camila Urioste, Elena Filomeno, Frank Arbelo, Fernando Rollano, Juacho Nemer, Valeria Alcérreca, David Silvestre y Carolina Bozo. También está Paul Tellería y Javier Badani, con charlas sobre temas culturales.
De seguro se olvidan algunos nombres importantes en el camino, pero lo que quiere decirnos Elizabeth es que la Casa del Adolescente cuenta con el apoyo de mucha gente que brinda su tiempo y su vocación para tratar de cambiar el mundo de los chicos de La Paz y El Alto.
Sobre la danza, por ejemplo, cuenta que “cuando una chica que ha sido abusada sexualmente logra que baile, que se suelte, y luego de eso viene, me abraza y me dice gracias, estoy bien, eso para mí es suficiente”.
Los talleres tienen un costo simbólico de Bs 15 al mes, que los habilita para que puedan hacer teatro reflexivo, arte terapia, danza contemporánea y urbana, diseño de afiches, defensa personal o asistir a una diversidad de charlas como “Viaje al interior”, “El poder de la palabra”, “Rompe el mito del amor romántico”, “Desarmando la palabra”, y/o “Habla palabra”, que es un taller nuevo que estará a cargo de Vladimir León y que se va a estrenar este mes.
APOYO PSICOLÓGICO
Otra área que atiende La Casa del Adolescente es el apoyo psicológico sistémico, donde se trabaja de forma individual y grupal, es decir, padres, tutores o maestros, la persona que esté más cerca del adolescente.
“Coordinamos con colegios para trabajar bullying escolar, sexualidad, violencia machista, violencia infantil, depresión, suicidio, adicciones a drogas duras, alcohol y Redes Sociales; desórdenes alimenticios como anorexia y bulimia, temas que hoy afectan a la población joven de nuestro país; cuando son casos muy complicados, contamos con el apoyo de otras instituciones del Estado”, explica Ely.
También reciben solicitudes para dar charlas en colegios y universidades como la que pronto darán en la Universidad Pública de El Alto, donde se llegará a 400 jóvenes con el tema de adicciones.
La Casa del Adolescente trata de focalizarse en la prevención y para ello sabe que un espacio como éste puede hacer la diferencia en la vida de los chicos. “Estamos convirtiéndonos en un referente en la ciudad de La Paz, porque somos capaces de dar un soporte real”, añade al contar que emplea la resiliencia, con la cual intenta curar heridas emocionales.
El apoyo escolar constituye la tercera área de trabajo. Los chicos pueden visitar la Casa todas las tardes para recibir ayuda con sus deberes escolares.
La Casa del Adolescente tiene apenas cuatro meses de vida y en palabras de su Directora, esta iniciativa aún se encuentra en etapa de experimentación, pues al ser un modelo de institución abierta, está atenta a las demandas y necesidades del público beneficiario; por esta razón, se han cambiado algunas actividades, se han sumado otras y se han perfeccionado otras tantas, todo con el fin de ofrecer un servicio que se adapte a los requerimientos de la sociedad joven a la que llega.
AUSENCIA DE PADRES
A la Casa del Adolescente han llegado chicos y chicas con historias muy duras que no deberían repetirse. Jóvenes que beben alcohol desde sus 10 años, violaciones de compañeros de colegio, y violencia física severa; en síntesis, verdaderos dramas a los que se tiene que poner un alto a partir del concurso de todos.
Cuando le pregunto las causas de todo esto, Ely dice que la gran culpable es la ausencia de los padres, que se da por trabajo, por divorcios, por abandono de los hijos y porque los progenitores también se han vuelto adictos a las redes sociales.
“Los adultos somos ausentes, no estamos construyendo vínculos de amor con los hijos y ellos se sienten solos, no hay fronteras claras, se han perdido las jerarquías en los colegios y en las casas, no hay límites”, lamenta.
“La crisis de los chicos es la crisis de los adultos, somos un país alcohólico, queremos ponerle otros nombres como cultura y tradiciones. En la Casa del Adolescente he visto ausencia de los padres, vacíos de relación, soledad, abandono; un hueco en el vínculo padre-hijo. En los sectores populares hay una crisis total, el tema de la educación ha retrocedido y se pierde tiempo en aquello que no es importante cuando lo que hay que trabajar es el vínculo”, señala.
Sin cifras oficiales, se calcula que todas las semanas al menos se suicida un adolescente en La Paz y El Alto. “Es alarmante lo que te cuentan los chicos. Por eso nosotros tenemos un taller en el que trabajamos el duelo; hacemos que los compañeros de curso superen el trauma y se pongan en alerta para evitar más casos”.
No todos los chicos que deciden ir a la Casa del Adolescente tienen problemas; hay jóvenes que van solo porque les gusta bailar, actuar o requieren ayuda para sus tareas y trabajos.
ELIZABETH MACHICAO
es licenciada en Pedagogía, cuenta con amplia experiencia en proyectos y programas sociales para niños y jóvenes escolares. Ha trabajado en la Campaña “SINExcusas ¿Sabes cómo está tu hijo/hija?”, además de haberse desempeñado como Directora de “Involúcrese” en las Olimpiadas Especiales Bolivia y como consultora independiente en Oxfam Bolivia. Elizabeth se considera feminista y es activista de los derechos de las mujeres y del medio ambiente.
LA CASA DEL ADOLESCENTE
Busca empoderar a chicos y chicas de La Paz y El Alto, dándoles todas las herramientas para hacer de la adolescencia una etapa de la vida más amable con ellos. Sin datos oficiales, se calcula que todas las semanas, al menos se suicida un adolescente en estas dos urbes del altiplano boliviano.