Perspectiva podrá EEUU frenar a China y Rusia en 2018?
Si algo se acentuó el año 2017 fue el juego de tensiones en el que se involucraron tres grandes potencias del planeta. Bien se podría decir que el ajedrez de la geopolítica mundial se centró en la partida que a dos tableros juega EEUU contra Rusia y China, un dúo cada vez más unido. En ese marco, los analistas internacionales prevén que en 2018 la peligrosa partida tendrá jugadas más candentes en dos casillas: el desafío nuclear de Corea del Norte y las tensiones in crescendo en Oriente Medio.
El ritmo que, entre autocontenciones, amenazas y desafíos, impongan los gobiernos de Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping, sin duda también será influenciado por al menos cuatro escenarios de convulsión adicionales: las cada vez más frecuentes catástrofes naturales causadas por el cambio climático, el avance del giro político en América Latina marcado por otro decisivo ciclo político–electoral, y la crisis de la unidad europea en función al grado de aceleración del brexit.
La crisis de la economía mundial, pese a la recuperación de varias potencias, también influirá en las decisiones de estadounidenses, rusos y chinos. En ese sentido, el sistema financiero se verá cada vez más saturado por nuevos artificios monetarios (bitcoins), sacudones causados por escándalos financieros, crisis en el sistema de pensiones, variaciones en las políticas demográficas y las inevitables tensiones geopolíticas y energéticas.
RUSIA EN LA VITRINA
Un protagonista clave de la política mundial en 2018 será el presidente ruso Vladimir Putin. En marzo, se asegurará un nuevo mandato presidencial, que buscará ampliar a seis años con reelección indefinida bajo reforma constitucional. Putin ansía así consolidar su indiscutible liderazgo durante otra década más, fortaleciendo un sistema autocrático competitivo que le está reportando notables ganancias geopolíticas.
Este año habrá una vitrina excepcional para los rusos. A mediados de 2018, Rusia será la sede del Mundial de fútbol. Sin duda, el evento será aprovechado propagandísticamente por el Kremlin, pero bajo la sombra que marca a este tipo de grandes citas: posibles ataques terroristas. Las probabilidades subieron debido a la exitosa iniciativa de Putin para poner las bases del fin de la guerra en Siria, que golpeó con eficacia y dureza al Estado Islámico (ISIS). También se prevé que este polémico ejército, signado por el radicalismo musulmán y el mercenarismo, recule y se expanda por la periferia rusa del Cáucaso y Asia Central.
Donde la geopolítica rusa estará forzada a generar noticias será en el cada vez más cohesionado eje euroasiático con China, Irán y Turquía. Una línea roja que paulatinamente empezó definir frentes con Israel, Arabia Saudita y de cierta manera Egipto, entre otros. Vale decir que la recomposición de un Oriente Medio, ya en creciente tensión, merecerá un delicado movimiento de piezas.
RUMBO AL “SIGLO CHINO”
Mientras tanto, China seguirá avanzando hacia su pretendida coronación como primera potencia mundial. Bajo el ya reconocido liderazgo del presidente Xi Jinping el coloso asiático avanza a pasos agigantados hacia un capitalismo expansivo bajo sistema autoritario.
El nuevo “Mao” encarnado por Xi Jinping no buscará reforzar el poder a través de la ideología sino de la imparable maquinaria económica china. Todos los análisis coinciden en que el proyecto del mundo del siglo XXI se está dictando en Asia Oriental, con China como epicentro. En medio de movimientos de capital y emprendimientos multi industriales y tecnológicos, la elite china calcula sus expectativas en estos proyectos geoeconómicos y geopolíticos, bajo la pretensión de hacer del siglo XXI el “siglo chino”.
En 2018, esas élites chinas tendrán nuevamente, pero tal vez con mayores agravantes, la cara responsabilidad que significa el denominado principal reto en materia de seguridad mundial: la tensión nuclear entre Corea del Norte y Estados Unidos más Corea del Sur. China se constituye en una especie de mediador incómodo y forzado y a la vez protector de Norcorea. El que en las puntas de dicho conflicto se hallen Donald Trump y Kim Il Song, ha complicado especialmente el escenario.
Paralelamente la creciente articulación de intereses con socios como Rusia, India, Irán y Turquía empezó a generarle recelos a Beijing. La expansión china hacia escenarios donde Washington tiene presencia militar, como son el sureste asiático (Taiwán) y el Golfo Pérsico genera una súper vigilancia cada vez menos diplomática de EEUU.
LA “ERA TRUMP”
Con una Europa occidental en crisis social, económica y en buena medida política, ya en 2017 la labor del gobierno de Donad Trump implicó el bosquejo de la recomposición del bloque. El presidente estadounidense dijo literalmente que Washington intenta “recomponer el mundo” impulsando un “neoatlantismo” donde una Gran Bretaña, fuera de la Unión Europea tras la decisión brexit, constituye una pieza clave.
Y precisamente Londres hará noticia este 2018 porque será el umbral del brexit (la decisión plebiscitaria para abandonar la Unión Europea –UE–). Esto dejará a la UE diezmada, confusa y convulsionada. Sus bastiones francés y alemán deberán continuar con sus esfuerzos para cohesionar tanto las estructuras nacionales como las comunitarias. También la crisis socioeconómica europea seguirá dictando la pauta ante las tentaciones populistas y las tensiones separatistas (Cataluña, Escocia) ya vividas en 2017.
EL GIRO LATINOAMERICANO
En 2018 tendrá un intenso sabor electoral, de alguna manera ya inició a fines de este 2017. En el nuevo año se realizarán elecciones presidenciales en Colombia (donde las FARC presentarán candidatura), México y Brasil, con el posible retorno de Lula y del PT.
En el disminuido eje de gobiernos izquierdistas, Venezuela realizará también elecciones presidenciales donde el nuevo status quo impulsado por el “post-chavismo” de Nicolás Maduro buscará consolidar una nueva hegemonía política. La crisis venezolana seguirá siendo predominante a nivel continental, pero se verá ralentizada por el intenso ciclo electoral hemisférico. Bolivia ingresará en una coyuntura preelectoral precoz debido a la polémica habilitación de una nueva candidatura del presidente Evo Morales.
Otro escenario clave es Cuba. El próximo Congreso del Partido Comunista cubano (abril de 2018) definirá el adiós de la generación “castrista” en el poder desde 1959, dando paso a un relevo generacional. La transición “post-castrista” dentro de la estructura de poder en La Habana tendrá su incidencia en la Venezuela “madurista” y en la Bolivia de Evo. Se trata de regímenes en los que entre 2016 y 2017 creció la influencia de China y Rusia. Y no se sabe si en algún momento la tolerancia propia del juego capitalista de los mercados choque con el creciente recelo que EEUU ha ido desarrollando.
EL MUNDO EN 2018
El frenético 2017 marcado por la presidencia de Donald Trump ha estado más bien determinado por la audaz diplomacia de Vladimir Putin y la consolidación de China como nueva potencia económica. La troika conformada por Washington, Moscú y Beijing seguirá siendo predominante en la política internacional en 2018, con dos escenarios clave: el desafío nuclear de Corea del Norte y las tensiones en Oriente Medio.
EL PODEROSO GIGANTE ASIÁTICO
China está consolidando su posición como gran potencia. Una Rusia emergente y un EEUU aún anestesiado por el “efecto Trump” buscarán reconfigurar un equilibrio de poder mundial que se observa en algunos aspectos caótico y confuso.
El nuevo “Mao” encarnado en Xi Jinping no buscará reforzar el poder a través de la ideología, sino de la imparable maquinaria económica china.