Frankenstein tiene 200 años y aún cautiva
Texto: Lucy Todd, BBC
Hace seis días se cumplió el 200 aniversario de la publicación de Frankenstein, la novela clásica de Mary Shelley, cuya primera edición fue impresa el 1 de enero de 1818.
Shelley tuvo la idea a la edad de 18 años, en Suiza, cuando el poeta romántico Lord Byron la desafió a que creara un cuento de fantasmas.
El resultado llegó a tener un impacto monumental. Fue la semilla de la cual brotó la historia de Frankenstein.
La novela, originalmente publicada sin el nombre de Shelley, recibió una crítica mixta, pero empezó a destacarse después de que fuera adaptada para el teatro unos años después. Sin embargo, fue en el cine donde realmente se volvió un fenómeno.
150 VERSIONES
La primera adaptación para la pantalla gigante se hizo en 1910. Desde entonces, ha habido unas 150 versiones en diferentes medios.
Pero, ¿por qué continúa siendo esa historia tan exitosa y qué tan cerca están de la novela original de Shelley a las adaptaciones modernas?
El cine de horror ha implantado la idea de Frankenstein como la historia de un monstruo asesino, irracional, creado por la mano humana. Pero la versión original de Shelley fue muy diferente.
“Shelley estaba abordando los mismo temas que los griegos”, sostiene Patricia MacCormack, profesora de filosofía continental de la Universidad Anglia Ruskin, que ha publicado escritos sobre el género de horror, “las buenas versiones cinematográficas comparten una visión crítica de la vida, examinando nuestro propósito y el papel que jugamos. El monstruo no decidió nacer y se cuestiona su propia existencia: ‘¿Cómo me convierto en una buena persona?’”
El ser que recibió vida de Víctor Frankenstein era caracterizado como sensible, sutil y curioso. La profesora MacCormack dice que la criatura se hace las preguntas humanas más fundamentales: “Se trata de preguntarle a tu creador ¿cuál es tu propósito?, ¿por qué estamos aquí?, ¿ qué podemos hacer?”
El director mexicano de cine Guillermo del Toro describe a Frankenstein como “el libro para adolescentes por excelencia” y dice esperar poder rodar un montaje moderno del cuento.
“No perteneces aquí. Fuiste traído a este mundo por gente que no está interesada en ti y te arrojan a un mundo de dolor y sufrimiento, lágrimas y hambre”, le comentó en 2016 a la publicación online Den of Geek. “Es un libro asombroso escrito por una niña adolescente. Es impresionante”, agregó.
La novela de Shelley también contiene lo fantástico y lo horroroso. Es la combinación de estos elementos lo que le han traído a la historia tanto éxito.
“Nos fascina porque habla de la relación entre la vida y la muerte”, señala la doctora Sorcha Ni Fhlainn, profesora de estudios del cine de la Universidad Metropolitana de Manchester y miembro del Centro de Estudios Góticos de Manchester.
“La muerte es absoluta. Así que la idea de reanimar la carne es tanto impactante como cautivadora”, asegura.
FRANKENSTEIN, 1931
Con los grito de “¡Está vivo, está vivo!”, los Estudios Universal nos trajeron la imagen más perdurable del monstruo de Frankenstein, en 1931, encarnado por el actor británico Boris Karloff.
“Es icónico. La interpretación de Karloff quedó cimentada en la cultura popular”, afirma Ni Fhlainn.
“Creó la imagen definitiva del científico loco y su monstruo”, explica Christopher Frayling, autor de “Frankenstein: Los primeros 200 años”.
FRANKENSTEIN DE MARY SHELLEY, 1994
El actor y director británico Kenneth Branagh regresó al texto original para su multimillonaria producción fílmica de 1994.
“La versión de Branagh es muy gomosa y sangrienta, especialmente en la creación del monstruo”, comenta Ni Fhlainn.
“De Niro es muy interesante, casi como un recién nacido que está aprendiendo a caminar”.
Y el género de Frankenstein no para con las adaptaciones del clásico de Shelley.
Bladerunner, Terminator, El joven manos de tijera, IA, Prometeo y decenas de otras cintas pueden considerarse historias “a la Frankenstein”.
¿ADÁN O ÁNGEL CAÍDO?
“Tendría que ser vuestro Adán, pero soy más bien el ángel caído, a quién han privado de toda alegría sin haber hecho nada malo. Mire donde mire, veo felicidad, y yo soy el que está irrevocablemente excluido. Yo era bondadoso y bueno, y la desgracia me ha convertido en un demonio. Háganme feliz y volveré a ser virtuoso”.
EL MÁS MISERABLE..
“Todos los hombres odian a los desgraciados. ¡Hasta qué punto debo ser odiado yo, que soy el más miserable de los seres vivientes! Incluso tú, mi creador, detestas y rechazas a tu criatura, a quien te atan lazos que sólo la aniquilación de uno de los dos podrá disolver”.
“EXPLORARÉ PODERES DESCONOCIDOS”
“Es mucho lo que se ha conseguido –exclamó el espíritu de Frankenstein–, pero yo conseguiré mucho más: pisando sobre las huellas ya marcadas, abriré nuevos caminos, exploraré poderes desconocidos y revelaré al mundo los misterios más profundos de la creación”
LA CREADORA
Mari Shelley: un destino trágico
Mary Wollstonecraft Godwin nació el 30 de agosto de 1797 en Londres. Hija del filósofo William Godwin y de la escritora y feminista Mary Wollstonecraft, quien muere 11 días después de dar a luz a Mary.
Su padre la impulsa a instruirse. La lleva, junto con su media hermana Fanny, a la biblioteca, le habla de política. Le da clases en su casa, donde sus amigos intelectuales vienen a visitarlo regularmente, entre ellos el joven poeta Percy Bysshe Shelley.
La muchacha Godwin tiene 17 años cuando se enamora de Shelley que tiene 22, está casado y cuya esposa da a luz un niño. Dos meses después Mary trae al mundo a una niña prematura que fallece. Un año más tarde, tiene otro bebé: un niño al que llaman William.
Mary tiene 18 años, se hace llamar señora Shelley, pasa vacaciones en Suiza con Percy y su amigo Lord Byron y comienza a escribir “Frankenstein o el moderno Prometeo”. Su hermana Fanny se suicida, la legítima señora Shelley también. Es el año 1818. El volcán Krakatoa hace erupción, Mary y Percy se casan bajo un cielo invernal.
Los 18 meses siguientes son los más crueles para Mary Shelley: ella da a luz una bebé que muere al año siguiente, pocos antes de que su hijo fallezca con malaria. Mary tendrá un cuarto y último hijo en 1819.
En 1822 su marido muere en un naufragio. La escritora fallece de muerte natural en 1851.