Tiempo de agradecer
En un cierre y un inicio de año, siempre es oportuno mirar hacia el interior de uno mismo. Esa mirada suele estar acompañada de algunas lupas externas que facilitan (o perjudican) la observación; los factores externos de las decisiones suelen influir los argumentos propios y, a veces, las precipitan o las postergan, en mi caso, las determinaron.
En esta columna que es la primera de 2018 y la última también, quiero agradecer por el privilegio de haber llegado a ustedes a través de este pedazo de papel; papel amable, aguantador y valiente que llega a miles y miles de lectores en Bolivia y el exterior gracias al compromiso periodístico de tantas décadas de la familia Canelas.
He escrito en Los Tiempos por aproximadamente 20 años, pero lo he hecho de manera periódica hace casi una década cuando Luis René Baptista, editor de Puntos de Vista, me invitó a hacerlo cada viernes ante la escasa presencia de mujeres en el sector de opinión. Así, en SIN PELOS EN LA LENGUA, con aciertos y muchos tropiezos, me formé como columnista, sin duda el mayor privilegio que un comunicador puede tener ya que es donde se expresa libremente, sin miedo, sin cálculos, sin mentiras, sin límites…sin censuras y sin compromisos que puedan mediar su pensamiento.
Por aquellas cosas de la vida, hace como dos años María Reneé Canelas no me dejó ir de esta casa periodística y me llevó a la revista OH donde pude, también con total libertad tal como lo hace un medio independiente y plural, ser yo con SÍSTOLE & DIÁSTOLE. Gracias a ella porque publicar en domingo hizo que ganara fuerza y lectores.
En realidad, gracias a esta casa periodística que con toda paciencia y cariño, y a veces, seguramente con algunos disgustos por ahí, dejó que mi pensamiento sea leído por ustedes.
Siento que mi tiempo se ha cumplido y que es momento de buscar otros rumbos -diferentes por cierto- o simplemente de guardar silencio, cuestión que será muy difícil para un espíritu acostumbrado a observar, sentir y pensar en absoluta libertad.
Tomo la difícil decisión de cerrar este ciclo agradeciéndoles a ustedes por su paciencia, su apoyo, su crítica, finalmente. En todos estos años he gozado de la comprensión de muchos lectores, y también he recibido el rechazo de otros muchos, lo cual me hace ver que fui polémica, nunca tibia, jamás indiferente, tal como debe ser una columna de opinión, y como soy yo en mi diario vivir.
Confieso que además de pena, el futuro de Bolivia me preocupa en extremo, tanto que me cuesta sobrellevar toda la frustración que cargo. Sí, estoy frustrada y por ello me retiro del juego. No tengo miedo, no me he rendido, no he claudicado, simplemente no creo tener el derecho de contaminar a nadie con mis letras, solo eso.
Estoy segura que no es una exageración decir que nuestra democracia está en proceso de extinción y que le queda poco tiempo de vigencia. Casi me enfurece nuestra poca y mala formación política y nuestro débil compromiso cívico. Me duele la sumisión de parte de la población. Me aterra el miedo de otra parte de los bolivianos. Me devasta la ingenuidad de los que se empeñan en no entender lo que nos está sucediendo. Sin lugar a ninguna duda, lo que está por suceder en el país marcará un antes y un después en la historia política de Bolivia.
Cierro con un sincero gracias a todos. Gracias Los Tiempos por acogerme en sus páginas. Ha sido un honor pertenecer al equipo de columnistas de este gran medio.
Gracias a ti por acompañarme cada semana, un privilegio para mí.
Mónica Olmos Campos
Comunicadora Social y Doctora en Ciencias de la Educación.
elblogdelamolmitos.wordpress.com