Nuestra contaminada industria sin chimeneas
¿ Bolivia va a convertirse en una “potencia turística continental”? Ése es el ideal que la ministra de Culturas y Turismo, Wilma Alanoca, reitera frecuentemente en sus declaraciones públicas. Es un ideal que ha sido recientemente acicateado por un premio internacional: Mejor Destino Cultural, según los World Travel Awards, denominados los premios “Óscar del turismo”. Además, las autoridades han estrenado circuitos turísticos y promocionado al país como destino con diversas campañas internacionales.
Para respaldo adicional de que el país está rumbo a ser una potencia turística, las estadísticas muestran cómo se ha incrementado el flujo de visitantes extranjeros. En 12 años, pasó de algo más de 612 mil a 1,2 millones. Un salto de casi el 100 por ciento, según Alanoca.
¿Qué otros factores apuntalan esta previsión de ser un atractivo de fama latinoamericana y hasta mundial? También en estos años hubo un salto en cuanto a infraestructura y servicios. Bolivia ya no es el país tapón geográfico colmado de caminos terroríficos y sendas insufribles, más dos aeropuertos destartalados y algunas aeropistas. Ochenta por ciento de la red vial fundamental está concluida con caminos asfaltados, hay tres aeropuertos internacionales y al menos otros cuatro menores saludablemente operativos.
¿Algo más? Sí. Se han consolidado cinco circuitos turísticos o “macro rutas” donde confluyen todos los servicios propios de la industria sin chimeneas: Amazonía, en el norte del país (Pando y norte de Beni); Misiones jesuíticas-Pantanal-Bioceánica (Santa Cruz); Ruta del vino, singanis y valle (Tarija - Chaco); Ruta Uyuni-Sucre-Potosí; Ruta Trópico Cochabambino; y la Ruta Lago Titicaca-Tiahuanaco-La Paz.
Esa es la base para proyectar a Bolivia hacia el ideal de potencia que, según el Gobierno, implicará dos resultados fundamentales: un incremento de 1,2 a 1,8 millones de turistas extranjeros, e ingresos que subirían de 693 a 1.800 millones de dólares en ese mismo lapso. ¿Qué falta para avanzar con paso firme hacia “la Bolivia, potencia turística continental”?
FALTA PRESERVAR LOS SITIOS
Según los entendidos y los propios turistas, de principio, los obstáculos a vencer resultan tan grandes como las “macro rutas”. “La preservación de los principales atractivos turísticos debía ser política de Estado”, dice el empresario Manuel Carranza, “vayamos por uno de los casos más críticos: Rurrenabaque, que era uno de los principales sitios turísticos de Bolivia ha perdido más del 80 por ciento de sus visitantes en los últimos dos años (de 14 mil a 3.000 turistas) debido a decisiones políticas. Pero no sólo eso, tras la baja, se desataron procesos de depredación de fauna y desaliento al turismo comunitario. Y peor todavía, se está avanzando el proyecto de la mega represa del Chepete – Bala que acabará por destruir un lugar único en el mundo”.
Carranza señala que hace más de una década trabaja asociado a operadores internacionales por las crónicas dificultades que “siempre se han padecido en Bolivia”. Suma críticas para cada región turística del país.
“No he visto que algo haya cambiado para bien en Copacabana en más de 50 años que he viajado a ese lugar”, reclama, “¿qué harán con los ingresos que deja el turismo por allá? Pero, en concreto, ése es el eje del atractivo emblema del país. Y a ello hay que sumar que su preservación se halla en serio riesgo porque el lago anda en acelerado proceso de contaminación y ni quién lo detenga en serio. Si eso sigue, en las siguientes décadas en cualquier momento, el lago será más cloaca que lago, y eso sin considerar otros problemas ambientales”.
Carranza también alerta sobre la irrupción en el Salar de Uyuni y sus alrededores de una creciente masa de turistas y motorizados. Se pregunta por el manejo de residuos, los controles de la contaminación y las previsiones frente a los cambios de ciclos de lluvias en el mar de sal. Pregunta también, en el caso de la ruta tarijeña del vino, si el Estado hará algo para recuperar el encanto de un crecientemente contaminado río Guadalquivir. Finalmente, relativiza un título: “¿La tensión y agresividad que se vive en La Paz, pese a sus vistas y teleféricos, la hacen “ciudad maravilla” para el turismo?”.
LO DICEN LOS INTERESADOS
Las observaciones también llegan de los directos interesados. Tanto en los blogs y foros, como en las calles bolivianas, los turistas contrapesan lo bueno y lo malo de su visita al país. Virtualmente, las críticas coinciden en cuatro factores que afectan a una estadía agradable en el país: informalidad de funcionarios y autoridades, precariedad en los servicios elementales, tráfico vial caótico, malos servicios de transportey suciedad. En otras palabras, otras diversas formas de contaminación.
“En Bolivia, los horarios son sólo una referencia y demoras de hasta tres horas son comunes. Las carreteras pueden ser bloqueadas sin previo aviso por manifestantes o crecidas de ríos. A favor, se puede decir que la red de buses cubre casi todo el país y es sumamente económica”, dice el argentino Juan Pablo Villarino (*), al referirse al transporte.
A Villarino y a otros visitantes les impactaron especialmente los malos servicios de transporte y los tipos de contaminación que impone el tráfico vial. “Debe haber mucha gente con trauma auditivo en este país”, explica el chileno Sergio Vilches, “en Santa Cruz, en La Paz, en Cochabamba, donde uno vaya, destrozan a la gente a plan de bocinazos. Tampoco cuidan del peatón, y en las busetas de transporte público se viaja peor que si uno fuera prisionero de guerra”.
“He recorrido muchos países, decenas, y en Bolivia hallo uno donde menos se respeta la limpieza urbana”, confiesa el francés Antoine Griee Louis, “hasta en el centro de la ciudad la gente usa las plazas para hacer defecar a sus mascotas. Es posible ver basura o personas echándola en cualquier lugar que uno camine. Hay ciudades demasiado sucias por completo y donde se acumulan pequeñas montañas de basura como si quisieran exhibirlas. Si usted invita a su casa a una persona y la recibe con suciedad, con ruido y sin tratarla amablemente, ¿cree que volverá?”.
RANKING DE TURISMO
Las evaluaciones internacionales tampoco dejan muy bien ubicado al país en cuanto a su potencial turístico. En el Índice de Competitividad en Viajes y Turismo 2017 que elabora el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), Bolivia mantuvo la calificación de 3,3, en una escala de uno a siete.
Según el estudio, el país apuesta por los recursos naturales y los recursos culturales y viajes de negocios, categorías en las que está mejor ubicada. Pero, reprueba en infraestructura aeroportuaria, caminos y transporte vial. El estudio toma en cuenta 136 países y Bolivia ocupa el puesto 99 en el ranking general. El balance toma en cuenta factores como la facilidad para hacer negocios en un país, las políticas específicas de viajes y turismo, la infraestructura y los recursos naturales y culturales.
Brasil Chile y Argentina ocupan los tres primeros lugares en el ranking sudamericano, mientras que Paraguay queda en el puesto 10. La figura difiere en el ranking de los 10 destinos más atractivos para el turismo en América Latina, donde Bolivia queda afuera y México relega al segundo lugar a Brasil. La mayoría de los países latinoamericanas confían en sus recursos naturales y la buena hospitalidad (lo que se llama “infraestructura de servicios turísticos”) para atraer a los turistas.
En cuanto a ingresos por turismo, hasta 2015, Bolivia ocupaba el octavo lugar en Sudamérica. Ese año, el turismo extranjero generó $us 693 millones por la visita de 882.000 personas. En el subcontinente, sólo Venezuela, con ingresos por 575 millones, y Paraguay, con 484 millones, se ubicaron después de nuestro país.
Y también en la obtención de premios internacionales Bolivia se halla rezagada. Si bien en 2017 obtuvo el “Óscar del turismo” por mejor destino cultural, en esa ceremonia de los World Travel Awards hubo más premiados. Ecuador, por ejemplo, logró 13 premios, entre ellos, el de mejor aeropuerto, mejor destino isla y de mejor destino ecológico. También recibieron premios Perú, Brasil, Chile y Argentina.
“Me parece que nuestra joven y dinámica Ministra y sus asesores tienen una buena intención, pero harán poco si no se considera esto una política de Estado y si a ella no se suman opositores y empresarios, como ha sucedido en otros países. Hay mucho por despejar y, como vamos, a potencia no llegamos ni en 2100”, dice Carranza.
RECLAMOS
Falta de servicios sanitarios y terminales adecuadas reclama Sergio Vilches: “Las terminales de buses son insufribles. La falta de baños decentes y saludables que no generen estreñimientos ni cistitis por fuertes impresiones resulta imperdonable en las rutas bolivianas. Discúlpame, pero los baños en Bolivia son asquerosos. ¿No puede haber una ley que vele por un servicio tan elemental y relacionado a la salud como ése?”
FALTA DE LIMPIEZA
Consultada por OH! acerca de cómo se encaran las dificultades de limpieza y atención que aquejan a los turistas, la ministra Wilma Alanoca responde:
“La Ley Marco de Autonomías y Descentralización ha definido competencias a los diferentes niveles gubernamentales, en este sentido ha otorgado la responsabilidad de las licencias y control de los servicios turísticos a los gobiernos departamentales y municipales en cuanto al control de la calidad de los mismos.
El Viceministerio de Turismo tiene una política de apoyo y mejora de la calidad de los servicios turísticos que se materializa en la presente y las siguientes gestiones. La gestión turística es tarea de todos: públicos, privados y población, ya que todos directa o indirectamente son beneficiados por el ingreso de divisas frescas que genera el turismo receptivo”.
TESTIMONIOS DE UN VIAJERO
Juan Pablo Villamarino es un escritor argentino dedicado a escribir sobre los viajes por tierra. Ha recorrido gran parte del planeta y embandera la causa de la “nación nómada”. En su blog hace una referencia especial a Bolivia y remarca, como otros, las dificultades del transporte.
“En Bolivia, el transporte es un desafío desde el tiempo de los Incas, y por ese motivo es una de las preocupaciones de quienes piensan viajar a Bolivia de mochilero. Desde mi primer viaje en 2008, la red de carreteras ha mejorado muchísimo, y se han pavimentado casi todas las rutas principales con excepción de La Paz–Trinidad y La Paz–Cobija.Aun así, moverse de una ciudad a otra sigue siendo una ardua labor a la que los locales están acostumbrados. Los horarios son sólo una referencia y demoras de hasta 3 horas son comunes. Las carreteras pueden ser bloqueadas sin previo aviso por manifestantes o crecidas de ríos. A favor, se puede decir que la red de buses cubre casi todo el país y es sumamente económica”.
(*) Los blog de Villamarino, de Andrés Vöglery Juan Carlos Veloz P. hacen vastas referencias a los viajes por Bolivia.