Kolinda de Croacia: las facetas de una política singular
La polémica costumbre de buscar una imagen femenina destinada a símbolo del mayor evento de fútbol del planeta fue sorprendida por una participante inesperada. En Brasil, Sudáfrica y los que les antecedieron desde 1986 fueron “coronadas” voluptuosas modelos, pero para Rusia la expectativa volvió a abrir su particular escenario mediático. Este año, no sólo los futbolistas croatas decidieron sorprender al planeta. Sin duda, su presidenta, Kolinda Grabar-Kitarovic desbancó a jovencitas hasta tres décadas menores que ella.
Será difícil saber cuán accidental o calculada resulta la emergencia de este tipo de espectáculos paradeportivos, habitualmente criticados de manera ácida por las organizaciones feministas. También resultará complicado explicar el bajón del morbo que regularmente han explotado quienes se hallan en la otra vereda. Pero lo cierto es que Grabar será la mujer más recordada de las imágenes del máximo evento del balompié masculino, en su versión 2018.
Para mayor sorpresa, la dignataria croata ya antes había hecho noticia internacional, quién sabe si mayor a su histórica elección como primera mandataria de su país, por lo que parecían ser sus atributos físicos. En diciembre de 2015, algo más de un año de haber sido elegida presidenta, algunos medios mostraron llamativas fotos de una mujer con marcado parecido físico a Grabar, en bikini
Sin embargo, horas después se aclaró que la protagonista de estas fotos virales no era Grabar-Kitarovic, sino Nicole Natalie Marrow, conocida en el mundo como Coco Austin. La chica de 36 años es pareja del actor estadounidense Ice-T y sus fotos fueron tomadas por paparazzis durante sus vacaciones en Miami Beach, en diciembre de 2009.
En tanto, Kolinda tenía, en ese 2015, 47 años. Los desmentidos gráficos también la favorecieron. Mostraron a una simpática mujer gozando de la playa de forma mucho más recatada que la modelo, pero luciendo afable y sencilla. Si hay algún genio de la promoción de figuras políticas detrás de las “accidentales” imágenes y sus posteriores desmentidos, él o ella, logró su doctorado en el Mundial de Rusia.
Apenas había empezado a destacar la selección de fútbol de aquel pequeño país de 4 millones de habitantes, la mandataria lució en las tribunas como una hincha más. Luego celebró el avance del equipo croata a la fase pre final del certamen con la alegría de una adolescente visitando el camarín de los futbolistas. Trascendieron, además, los detalles de su estadía en tierras rusas: rechazaba palcos oficiales, viajó en clase económica a la sede mundialera, se descontó los días no trabajados y pagaba de su bolsillo boletos y otros gastos personales.
El complemento lo pusieron Modric, Rakitic, Kovacic y el que seguramente será durante décadas más recordado grupo de deportistas croatas: llegaron a la gloria de la final. Por ello, este domingo 15 de julio, la imagen de la nueva novia del mundial permanecía vigente ante las cámaras de los medios de comunicación. Era algo que tampoco había sucedido en anteriores certámenes pues las selecciones de aquellas novias habían sido eliminadas antes de la gran final.
El protagonismo de la líder croata el día de la final futbolera, sin duda, alcanzó récords de atención a su figura. Más de 1.200 millones de telespectadores en el mundo la vieron en el palco celebrando, sufriendo y apoyando a su equipo con un indisimulado entusiasmo. La presidente de un pequeño país estaba junto a los mandatarios de dos de las mayores potencias mundiales, Rusia y Francia, durante esas casi dos horas de cumbre futbolera global. Y cerró su presencia en el show global encabezando a los subcampeones mundiales en la premiación final.
EL OTRO LADO DE KOLINDA
Pasó el sueño mundialero. A la nueva novia más de un periodista y medio le disminuirán su aureola. De hecho, es conocida como una de las tres personalidades croatas que forman parte de la Comisión Trilateral. Éste es el grupo político empresarial transnacional acusado de influir en polémicos procesos globales que han desatado guerras y conflictos de extendidos efectos.
Sus críticos saben, además, que esta lingüista, literata y diplomática experta responde a una coalición de las fuerzas de derecha que emergieron en el mundo en los últimos años. Saben que ha establecido muy buenos lazos con Teresa May y Donald Trump a quienes incluso, en plena temporada mundialera, les hizo un generoso guiño y les regaló las camisetas de la selección de fútbol. Saben que carga con varias posturas polémicas en sus políticas gubernamentales, como una marcada línea anti inmigrantes, en tiempos de los más dolorosos y masivos éxodos de la historia. Saben que no ha ocultado su relación con oscuros grupos radicales ultraderechistas acusados de crímenes de lesa humanidad.
Ella también sabe que vive duras batallas políticas tanto dentro como fuera de su país. La crisis recesiva croata de más de ocho años, que prometió superar, ha enfrentado duros escollos. Baste recordar que Agrokor, la mayor empresa croata, estuvo a punto de colapsar y su futuro dependía de dos bancos rusos. Y súmese a ello que el juego de fuerzas políticas dentro del país ha sido extremadamente parejo entre conservadores y, sus rivales, social demócratas.
Con una mayor presión se habría venido abajo gran parte de la estantería económica nacional y habría otro remesón en las tensas relaciones internacionales. Así la nueva novia del Mundial debe volver a la dura vida cotidiana. Sin embargo, durante unas semanas hubo un bálsamo generalizado y la historia no olvidará ni a los gladiadores croatas que llegaron a la final, ni a su carismática musa de 50 años de edad.
POLÉMICA
Algunos medios denunciaron que antes de ser presidente, Kolinda Grabar-Kitarovic trabajaba como embajadora croata en EEUU y durante su estancia en Washington utilizó, junto a su marido, el vehículo oficial para su uso privado, derrochando dinero de las arcas públicas. Una vez descubierto el hecho, decidió costear los gastos de la supuesto infracción.