Las especies símbolo de Bolivia están en peligro
Bolivia resulta tan biodiversa que puede darse el lujo de lucir varias especies símbolo. Entre 200 países en el mundo, 17 son los que cuentan con más variedades de flora y fauna, son definidos como megadiversos. Según diversos organismos internacionales como la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), Bolivia ocupa el puesto 10 de esa lista. Por ello, en cada tabla de especies, nuestro país tiene destacadas cantidades y particularidades, pero hay un problema entre esas particularidades: prácticamente todas están amenazadas, algunas, incluso, al borde de la extinción.
Ninguna exageración. Basta revisar las especies de vertebrados para constatar ambos extremos. Según el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados, en cuanto aanfibios, Bolivia ocupa el octavo lugar en el mundo, con la rana gigante del Titicaca como celebridad. Algo similar pasa cuando se cuantifican los reptiles, pues el país se halla en décimo puesto, liderados por el yacaré. En el caso de las aves el país está en séptimo puesto, y allí obviamente luce el cóndor, pero también lucen las parabas. Y en cuanto a mamíferos, ocupa el noveno lugar planetario, donde destacan el jaguar y el bufeo.
Algunas de estas especies han merecido tal admiración que ostentan múltiples distinciones. Es el caso del bufeo, que fue nombrado símbolo oficial del departamento del Beni, de la ciudad de Trinidad y también de Bolivia. Son igualmente símbolos regionales el jaguar amazónico y el quirquincho o armadillo andino. Para el cóndor sobran las palabras: es el ave emblema de cinco países.
Los bufeos, o delfines de río, son una especie que sólo habita en Bolivia. Pasa algo similar con las ranas gigantes del Titicaca, que sólo existen en este lago binacional. Son únicas también las tropicales parabas barba azul y frente roja. Aunque compartido con otros tres países, no deja de ser notablemente boliviano el oso de anteojos o Jucumari.
Resultan celebridades no sólo porque detenten su marca de origen, sino además por sus características en relación a otras especies. El cóndor, por ejemplo, es la segunda ave más grande del mundo, después del albatros. El jaguar resulta el tercer felino más portentoso del planeta, luego del león y el tigre. Ambos son cabezas de las cadenas biológicas, por lo tanto reguladores de la vida en sus ecosistemas. Sin embargo, cada vez cuentan con menos protección del Estado y más agresiones a sus hábitats.
EN “PELIGRO CRÍTICO”
El libro Rojo, último gran reporte sobre el estado de los animales vertebrados en Bolivia, ya revelaba una situación preocupante sobre estas especies emblema. Pero fue publicado el año 2009 y trabajado dos años antes, por ello, sus datos tienen ya más de una década de retraso. Ya allí la rana gigante del Titicaca fue clasificada en un nivel de riesgo definido como “En peligro crítico”. Era el tercer grado de siete, después de “Extinta” y “Extinta en estado silvestre”.
“La situación ha empeorado, los anfibios son especies muy vulnerables debido al cambio climático, mucho más en la altura puesto que respiran por la piel”, dice la bióloga Ángela Núñez, presidenta del colegio de biólogos de La Paz, “también han sido muy afectadas por el hongo quitridio, que no se ha podido controlar y afecta a las poblaciones de ranas a nivel nacional. Además, han sido víctimas del tráfico, ya que se comercializa su carne para diversos fines gastronómicos y supuestamente medicinales. Están prácticamente exterminando una especie que no existe en otras partes del mundo”.
En el reporte de 2009, los bufeos se hallaban clasificados como “Especie Vulnerable”, el quinto grado. Ya en los primeros años de aquella década se había detectado que la caza, la contaminación de ríos y otros factores afectaban al único cetáceo boliviano.“Actualmente, se han incrementado las amenazas, especialmente por la contaminación de ríos”, dice Enzo Aliaga, un biólogo especializado en este mamífero acuático, “hay también quejas contra la sobrepesca, debido a que no hay un manejo programado y se afecta a las zonas de los bufeos. En general, toda la fauna está más amenazada por otros factores como la habilitación de nuevas áreas agrícolas, la minería y el tráfico”.
El caso del cóndor también llama a preocupación. En el libro rojo, la especie fue definida como “Especie Vulnerable”. Pero hoy está acosada, por ejemplo, debido a los perros asilvestrados que salen de las ciudades sobre pobladas y les quitan sus alimentos naturales y hasta les atacan. También han sido víctimas de cazadores y diversos tipos de contaminación.
“Se trata de un ave ya sumamente vulnerable porque naturalmente es una especie no muy común, el número total de individuos siempre ha sido relativamente bajo”, explica el biólogo Rob Wallace, investigador de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por su sigla en inglés). El experto explica, además, que en conjunto, internacionalmente, la especie está categorizada como “casi amenazada”. Mientras que en Bolivia se halla en un nivel mayor de riesgo y se la considera como “Vulnerable”.
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EL MÁS AFECTADO HOY
El jaguar en este tiempo en Bolivia se ha convertido en sinónimo de alarma y denuncias sostenidas. A partir de la llegada de trabajadores chinos a zonas tropicales, se desató una cacería sin precedentes. Está orientada a la comercialización –sobre todo de sus colmillos así como otras partes de su cuerpo– en China. Treinta casos de tráfico de cientos de colmillos fueron abiertos desde 2014 y hasta la fecha no hay un solo procesado en las cárceles.
“El problema se ha vuelto crítico ahora porque a las amenazas que ya se tenía identificadas se suma la del tráfico que es muy fuerte para la especie. Es una de las principales amenazas para la destrucción de esta especie. Se añade a la destrucción de su hábitat, también agravada en este tiempo, y los conflictos con los ganaderos. Antes, ellos los espantaban, pero ahora los cazan por el incentivo económico de vender sus colmillos, pieles, etc.”, dice Núñez.
En el Libro Rojo de 2009, el jaguar ya era considerado una “Especie Vulnerable”. Pero parece evidenciarse que el denominado “guardián amazónico” se halla hoy en un estado de supervivencia más crítico.“Hemos presentado estudios que demuestran que si la conservación de especies como el jaguar y el bufeo articuladas con proyectos turísticos sería más rentable”, dice Aliaga, “pero esos proyectos hasta ahora no tienen respuesta por parte de las autoridades”.
PLANES, PERO NO ACCIONES
Mientras tanto, los reportes sobre tráfico de otras especies, como las parabas o los quirquinchos (consideradas en “Peligro Crítico” en el Libro Rojo) no son excepcionales. Tampoco escasean las noticias sobre la destrucción del hábitat, debido a la desertización de zonas, causada por la deforestación sostenida que asola regiones tropicales de todo el país.
A nivel estatal, los mayores avances que señalan las autoridades consisten en diversos planes de manejo de especies. Funcionarios de la Dirección de Biodiversidad explicaron que se han lanzado planes para el bufeo ypara las áreas protegidas, entre otros. Pero no se han traducido hasta el presente en hechos de preservación en trópicos, valles yzonas altas.
“No hay ninguna acción directa del Gobierno para preservar y proteger a los animales que están listados en el Libro Rojo desde hace casi una década”, resume Aliaga, “si hubiera voluntad para asumirlas, bastaría este problema del jaguar para tomar medidas en base al plan de áreas protegidas. Podrían tomarse medidas inmediatas y efectivas contra ciudadanos extranjeros que fuesen encontrados en posesión de especies, pero parece que ni lo piensan”.
Núñez menciona que “algunas gobernaciones tratan de hacer algo, pero hay otras que no hacen realmente nada, por ejemplo, el caso de La Paz, que tiene áreas protegidas extremadamente valiosas. Igualmente, hacen falta nuevas leyes, por ejemplo, una ley específica que trate el tema de Biodiversidad. La Ley del Medioambiente 1333 ya está obsoleta, tiene 26 años”.
Las esperanzas se han resumido, en la práctica, a iniciativas de organizaciones no gubernamentales y fundaciones privadas. Entre los contados casos se hallan los de la WCS, para el caso del cóndor, y varios para las paraba barba azul y frente roja. Quedan como saludable experiencia los proyectos que en décadas pasadas permitieron la preservación de la vicuña en el occidente del país.
Científicos y activistas han reclamado políticas más eficientes a las autoridades, pues consideran que hacen mucho menos que las de sus pares en países vecinos. “Perú, por ejemplo, ha tomado medidas que permiten el ingreso de empresas chinas, pero restringen el de obreros chinos a sus selvas. Igualmente en Chile se aplican eficientes procesos y duras sanciones contra quienes matan animales”,asegura Núñez.
Paradójicamente, en los últimos años, el décimo país más biodiverso del mundoha visto reducida la fuerza del Servicio Nacional de Áreas Protegidas. Algo similar ha sucedido con la Policía Forestal y del Medio Ambiente (Pofoma) y otras dependencias relacionadas a la protección y preservación de la flora y fauna. Tampoco está proyectada la elaboración de un nuevo libro rojo, que –según esta establecido– debe trabajarse cada lustro. Quién sabe cuáles de las especies emblema de Bolivia sólo figuren en archivos y nostálgicas imágenes simbólicas para cuando se publique ese nuevo estudio.
