Huayllani, Hacienda de la cocina gourmet
Hacienda Huayllani se llama este restaurante. Y es una verdadera casa de hacienda, construida en 1845, restaurada hace unos seis años y desde hace cuatro abierta al disfrute de los comensales de domingo y a los invitados de eventos que allí se realizan.
Salas y salones, cocina, capilla, un patio perfectamente cuadrado, un inmenso jardín cubierto de césped impecable, la qhocha y su puentecito, los terebintos y otros árboles que pueblan este lugar de ensueño: casi media hectárea, es lo que queda de una propiedad que fue mucho más vasta. Hacienda agrícola en sus inicios, lechera desde la segunda década del siglo pasado y hoy restaurante y delicioso lugar para eventos festivos, el sitio permanece en manos de la misma familia, conservando su arquitectura original y un encanto incomparable que transporta al visitante a otro ambiente, a otro tiempo…
El lugar no sufrió con las turbulencias de la reforma agraria, “no hubo ningún problema en la hacienda no la asaltaron, no la atacaron, no tocaron el ganado, la actividad continuó, porque mi a abuelo siempre trató bien a su gente”, cuenta Raúl Rivero Adriázola, economista, escritor consagrado y propietario del lugar.
“La casa estaba en camino de derrumbarse, entonces comencé a hacer unas restauraciones, comencé a reparar un poquito. Cuando ya avanzaban los trabajos me decía ¿qué voy a hacer con esto?, cuenta Raúl Rivero.
Unos amigos suyos, “los de La Casa de Campo” ledieron la respuesta: “me dijeron que lo que tenía que hacer era convertirla en un centro de eventos, de ahí salió la idea de adaptarla. Y se adaptó la restauración, modificando muy poco. En el área donde era la lechería se ha hecho la cocina, porque necesitábamos una cocina grande”.
Bella infraestructura que se convirtió en restaurante con el concurso de Marcelo Fernández Saracho, chef, y Mariana Pedraza Salinas, gerente general y jefe de salón: los socios de Raúl Rivero en este emprendimiento.
Pedraza y Fernández Saracho son ahora los anfitriones de la Hacienda Huayllani. El restaurante abre sólo los domingos y el chef tiene un éxito remarcable, a juzgar por la necesidad de reservar mesa con unos días de anticipación, si se quiere almorzar allí.
El chef renueva su menú “cada siete u ocho meses”, dice. Este último ya tiene más un año, y el próximo se estrena el tercer domingo de septiembre. ¿Cómo lo resumiría en una frase? “Sabores familiares expresados en creativas interpretaciones”, responde Marcelo Fernández. ¿Qué de novedoso se puede esperar? “Modificamos nuestra forma de trabajar los productos, también cambiamos algunos proveedores y afianzamos vínculos con otros, el resultado es algo que no queremos adelantar”. ¿Y en qué se inspiró paras formular el nuevo menú? “Libros nuevos y libros antiguos re-descubiertos, otros países visitados, nuevas culturas y un mayor conocimiento de nuestra cultura, personas que vamos conociendo en el camino y personas que estuvieron con nosotros desde hace mucho tiempo”. Todo esto, genera una combinación que deja percibir el mágico encanto de la Hacienda Huayllani.
SOBRIO Y SEÑORIAL
Una araña de cristal “traída de París” cuelga del plafón del ingreso al patio principal.
AUTÉNTICA
Las salas “de la novia” o “de la quinceañera” conservan su piso original de pino de oregón. El amplio jardín, ocupa el área de lo que era la huerta.