¿Bachelet logrará lo que no pudo en casa?
Los 193 Estados miembros de la ONU aprobaron el viernes 10 de agosto el nombramiento de la expresidenta chilena Michelle Bachelet como nueva alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. El cargo constituye uno de los cuatro más importantes en el principal ente de la diplomacia mundial. Sin duda, resulta un nuevo salto para el destacadísimo currículum de quien será, por lo menos por varias décadas, la mayor figura política femenina de la historia de Chile.
La expresidenta chilena, que asumirá el cargo el 1 de septiembre, sustituye a Zeid Ra’ad Al Hussein. El puesto está considerado como uno de los más complejos dentro de la ONU y sus titulares han sido a menudo blanco de las críticas y presiones de líderes internacionales. Desde hace varios meses, su antecesor, un exdiplomático jordano, se había enfrentado públicamente a distintas decisiones de Estados Unidos. Finalmente, el 20 de diciembre del año pasado decidió confirmar que no iría a una reelección.
La propia historia de vida de Bachelet, que cronológicamente va desde víctima y defensora de los derechos humanos, pasando por su calidad de exjefa de Estado, hasta una experiencia como directora de ONU Mujeres, la hicieron calzar como la candidata perfecta para convertirse en la nueva alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La dirigente socialista fue presidenta de Chile en dos periodos, entre 2006 y 2010 y entre 2014 y marzo de este año. Resultaron dos gestiones marcadamente diferentes en cuanto a éxito. Bastará decir que, según la consultora Adinmark, cuando culminó su primer mandato tenía un 84 por ciento de apoyo entre los chilenos. Tras ser reelegida en 2014, su aura de gobernante exitosa se mantuvo aún por un año, pero en marzo de 2015, Bachelet anotó el peor resultado que haya conseguido como presidenta de Chile: nada más que un 31 por ciento de aprobación. Resultó una caída casi abrupta.
Las causas de aquel bajón golpearon las mejores cualidades que se le habían reconocido durante su primer mandato: honestidad, capacidad de diálogo, estabilidad económica y trabajo en programas para la reivindicación de los derechos humanos, con resabios desde tiempos de la dictadura de Pinochet y abusos empresariales en épocas recientes.
Bachelet no pudo demostrar mayor fortaleza, por ejemplo, en diversos casos de violaciones a los derechos al pueblo mapuche. Peor aún, habiendo sido víctima de la dictadura de los 70 – 80, se le acusa incluso de nula voluntad política sobre casos de Verdad y Justicia en derechos humanos.
El Informe de Amnistía Internacional del año 2017, en su apartado sobre Chile, ponía en atención la vulneración de los derechos humanos del pueblo mapuche, entre otros: por la fuerza policial militarizada permanente en donde se encuentran las comunidades, como la misma aplicación de la ley Antiterrorista creada en dictadura por Pinochet y aplicada durante los dos periodos en los que gobernó Bachelet
Suman al menos diez muertes de dirigentes durante los dos mandatos de la expresidenta. Con respecto a los casos de violaciones a los DDHH en la dictadura de Pinochet, diversas organizaciones señalan que se han mantenido los pactos de silencio y la impunidad, con reparaciones más bien simbólicas que reales.
¿Podrá Bachelet lidiar con el desafío de las violaciones a los derechos humanos que se producen en medio de dictaduras, guerras y sistemas discriminadores en diversas partes del planeta?