Teresa Saavedra: “Cultivamos la sensibilidad”
Teresa Saavedra-Andrade es una cochabambina extraordinaria y por varias razones. Para comenzar, el área de su actividad profesional empresarial y de liderazgo es poco común: se dedica a los servicios funerarios. Y en ese trabajo al que se dedica con pasión ha llegado a las más elevadas funciones de liderazgo mundial, pues es presidenta de la Federación Internacional de Asociaciones de Tanatólogos (IFTA, por sus siglas en inglés, o FIAT, en francés) una entidad reconocida por la Unesco y que agrupa a “todo el sector funerario, a todas las empresas que tienen parques cementerios, casas de funerales, crematorios, firmas de repatriación de restos humanos, universidades y hasta estudiantes de las carreras de ciencias mortuorias o tanatología”, explica.
“Soy la primera mujer y la primera latina en ocupar un puesto de esta índole”, dice con serenidad y un brillo de satisfacción en los ojos. Teresa Saavedra–Andrade ejerce funciones directivas hace ocho años. Comenzó por ser elegida a la tercera vicepresidencia de la FIAT, “luego subí a la segunda, enseguida a la primera y luego la presidencia. Me han pedido que permanezca dos años como jefe de delegación ante la Unesco y las Naciones Unidas”, cuenta. Ella está en los últimos días a la cabeza de la FIAT, pues a fines de este mes, en Santa Cruz, entregará esa presidencia a su sucesor, en el marco de la IV Encuentro Mundial de la Industria Funeraria.
Más de 600 empresas privadas e instancias públicas de 92 países de los cinco continentes integran la FIAT, “atendemos alrededor del 92 por ciento de la población de esos países, en algunos, las empresas funerarias son grupos empresariales muy grandes que prestan sus servicios a casi la totalidad de la población o en regiones muy grandes de sus países”.
PRIVILEGIADA
“Yo he trabajado 30 años en el sector, y aunque a veces me dicen qué pena que trabajes en el cementerio, yo siento que soy, en realidad, una privilegiada. Y la razón de ello es que como se convive tan de cerca con esa fragilidad del ser humano –puedo estar ahorita aquí y el siguiente segundo ya no– eso hace que uno trate, sagradamente, de manera disciplinada, de ser mejor persona cada momento”, afirma.
“Obviamente la muerte es la experiencia más dolorosa que le toca vivir al ser humano y no hay casos que sean de menos o más impacto. Todos tienen esa carga emocional que es muy, muy fuerte y que a ratos va más allá de lo que se puede ver. Eso pasa en todas partes. Y somos profesionales que asistimos a la familia en todo su proceso de dolor donde una parte será llevar a su ser querido a un descanso final. Pero es todo un proceso, todo un acompañamiento.
Esa es la profesión y no es solamente lo que a veces se identifica como lo final: ‘¡Ah! es la empresa que se encarga de enterrar’, no. Hay una serie de factores que hay que trabajarlos, cultivarlos. Uno tiene que tener esa apertura, esa solidaridad, prudencia, tolerancia imprescindible en este delicado trabajo.
Se es más sensible, ése es uno de los retos mayores. Uno debe trabajar para no perder nunca la sensibilidad porque es el elemento más importante de la profesión. El médico, por ejemplo, se enfrenta a diario con eso de dar buenas o malas noticias a sus pacientes y/o a sus familiares, entonces, desarrolla naturalmente una especie de coraza. En cambio, en este sector profesional, a la inversa, se debe cultivar la sensibilidad, cuidar de jamás perderla, tenemos que ser totalmente empáticos con las personas que vamos a atender”.