Confidencias, récord del buen humor democrático
Como seguramente pasa con todo humorista, hubo un día al que al elenco de Confidencias realmente se le fue la mano. “En ese programa, fingimos como si un grupo terrorista hubiese tomado la radio”, recuerda René Rosquellas, “pasa que hubo quienes creyeron que era cierto. Entonces llegaron agentes del Ministerio de Gobierno hasta la emisora, la ocuparon y nos interrogaron. Fue un poco difícil convencerles de que se trataba sólo de una broma”.
Es una de las incontables anécdotas que guardan en un historial que ya suma 35 años, casi tantos como la era democrática boliviana. Todo un récord que probablemente deje muy atrás a sus más inmediatos competidores en cuanto a vigencia de un programa radiofónico. Pero cuentan con otro récord adicional: cero reclamos por parte de los afectados o beneficiados, depende de la óptica con la que se mire.
“A veces omitimos la presencia de algunos personajes políticos y de pronto comienzan a reclamar como si les estuviéramos haciendo a un lado o discriminando. Nos da una pauta de que la élite política escucha también el programa”, dice Rosquellas.
Luego añade: “El programa es un referente también de lo que opina la gente. No nos inventamos, es lo que percibimos de las reacciones de las personas y las transcribimos en forma de humor. Nadie reclamó directamente. Alguna vez lo hicieron por intermedio de amistades que decían ‘que no sean así, ya se están pasando’”.
Confidencias nació para hacer historia en el buen humor boliviano casi sin proponérselo. Por eso el nombre para algunos resulta algo serio o extraño. Se trataba de un programa diario de reflexiones con glosas sobre diversos problemas citadinos que sumaba breves notas de humor. Luego, se juntaban estas notas en un compacto y se las reproducía los fines de semana. Pero aquella suma resultó muy exitosa y sobrevivió con el nombre al producto inicial.
Fundaron Confidencias Wálter Vásquez, Jimmy Vásquez y René Rosquellas. Con el tiempo fueron parte del elenco diversas personalidades de la radio o el teatro como Cristina Corrales, Jaime Rivero, Juan José Hidalgo, Agustín Mendieta, Juan José Espada y una larga lista que se hace difícil de rememorar completa.
Una lista que suma a varios compañeros del ingenio verbal o la imitación que ya fallecieron, algunos siendo parte activa del elenco. Son los casos de Raúl Gil Valdez (“Rulo Vali”), Gabriel Barrios y Luis Palacios (“Pato Lucas”).Actualmente, hacen el programa Rosquellas, Luis Sempértegui, Denisse Mendieta y Gabriel (Gabo).
Pero, como reza la célebre frase, el show debía continuar. Confidencias se reinventó y reorganizó en diversas ocasiones en medio de la adversidad. Sólo en días muy particulares el sentido del programa cambió. Fue, por ejemplo, durante las tragedias de febrero u octubre de 2003. “En esas oportunidades realizamos programas de reflexión”, recuerda el fundador, “eran días con temas dolorosos. Tampoco podemos reírnos de todo”.
Los 35 años de Confidencias se proyectaron más allá del imaginario que genera la radio. En varias temporadas el programa se realizó también por televisión con el uso de disfraces, máscaras y escenografías especiales. Salió en redes como ATB y la Red Uno. Los contratos de tres meses se ampliaron a seis y hasta nueve meses. Las dificultades de infraestructurapropias de semejante empresa en Bolivia impidieron permanencias mayores.
Por lo demás, Confidencias marcó su vigencia en dos de las mayores cadenas de radio: Fides, durante dos años y Panamericana, donde nació y permanece actualmente, por 33 años.
Ha ganado también incontables premios y distinciones. Cuentan, por ejemplo, distinciones y homenajes de la Cámara de Diputados, la Alcaldía Municipal de La Paz, Los Amigos de la Ciudad y La Asociación de Periodistas. No hubo competencia que pueda hacerles frente hasta la fecha. Varios grupos intentaron desarrollar programas parecidos. Difícilmente alguno superó el año de vigencia.
¿Cuál el secreto de Confidencias? “Uno de los secretos, si se puede llamar así, es la persistencia. Es el vencer las dificultades, a pesar de las muchas dificultades y desavenenciasque puedan perjudicar a un programa, continuamos. Esa tozudez, el no rendirse ante las dificultades, es probablemente lo que les ha faltado a otras producciones que podrían haber desarrollado muy bien el humor político”, dice Rosquellas.
Así los confidenciales han escrito, en su particularísimo estilo, la historia contemporánea del país. Reprodujeron las voces de personalidades como Víctor Paz Estenssoro, Juan Lechín Oquendo, Hugo Banzer, Fidel Castro, Hugo Chávez y un etcétera tan largo como los vaivenes de la política. A veces imitaron las voces de los personajes reales con tal exactitud de timbre y dicción que derivaron en doble impacto.
Sucedió así, por ejemplo, en diciembre de 2005, a pocos días de la posesión de Evo Morales como presidente. Uno de los confidenciales fue invitado a la red Erbol a cumplir una particular misión: entrevistar a Evo hablando como Evo. Los testigos recuerdan que el entonces presidente electo, como pocas veces, alternaba una sonrisa nerviosa con una cara seria y luego risotadas.
O, mejor aún, existe una anécdota que el expresidente Jaime Paz Zamora suele contar. En cierta ocasión el exmandatario conoció al hijo de uno de sus allegados. Al pequeñito le dijeron: “Él es Jaime Paz”. Y el niño le preguntó a Paz Zamora: “¡Ah!, ¿usted es el de Confidencias?”.
Confidencias, todo un récord y un singular indicador de fama y popularidad. Seguramente, la próxima, y por hoy desconocida, figura de la política boliviana recibirá en su momento el singular “bautizo” al mediodía confidencial de un sábado.