El Carnaval Minero, patrimonio cultural
Texto y fotos: Marco Antonio Flores Peca (*)
El Carnaval Minero de la ciudad de Potosí es el resultado de un sincretismo entre las prácticas prehispánicas y católicas. Los mineros consideran que, en el mes de febrero (el mes loco), el Tío da rienda suelta a su voluntad para cometer fechorías, ocasionando accidentes y hasta la muerte de los mineros, razón por la cual se intensifican en cantidad y calidad las ofrendas dirigidas a esta deidad.
Usualmente, el ciclo del Carnaval Minero se inicia con las veladas que se realizan en honor al Tata K’ajcha, representado por imágenes de Cristo crucificado, de cruces y también de Vírgenes (como, por ejemplo, la Virgen de la Candelaria), que se encuentran ubicadas a la entrada de las bocaminas. Estos símbolos cristianos se habrían introducido al mundo minero durante la época colonial por las diferentes órdenes religiosas presentes en la ciudad de Potosí con el objetivo de eliminar el pasado de las creencias indígenas idólatras y evitar que éstas se sigan realizando al interior de las minas.
El término de Tata K’ajcha es entendido como “Dios padre de los mineros” y es, en consecuencia, el alter ego del Tío de la mina; es decir, un personaje opuesto que cuida de cierta forma a los mineros de las maldades del Tío y que también evita que éste salga afuera de las minas. Usualmente los martes, los mineros encienden velas y ponen flores a la imagen del Tata K’ajcha, al interior de las minas, mientras que en Carnaval estas imágenes son veneradas fuera de los oscuros socavones.
LA ENTRADA
Tiene lugar en las primeras semanas del mes de febrero. En esta entrada, las diferentes cooperativas mineras y secciones llenan de colorido, música y alegría el majestuoso cerro de Potosí. Semanas antes de la entrada, los mineros intercalan las faenas al interior de las minas con los ensayos nocturnos junto a sus familiares y simpatizantes. Los viernes se realizan las acostumbradas veladas al Tata K’ajcha en las oficinas que se encuentran en las afueras de las minas.
El sábado, desde tempranas horas, a través de estrepitosas y continuas explosiones de dinamita, los mineros anuncian el inicio de la entrada del carnaval minero. En cada mina se hallan congregados los mineros, sus familiares, las bandas de música, etc. y mientras algunos mineros realizan la acostumbrada ch’alla al interior de sus parajes, otros realizan las respectivas libaciones al Tata K’ajcha, depositándolo al interior de una especie de templo en miniatura hecho de madera, la cual será cargada por los mineros al frente de cada fraternidad.
A promediar el mediodía, las fraternidades descienden de las minas hasta la avenida El Minero, ubicada en la entrada de la ciudad, en el camino proveniente de Argentina, desde donde los mineros bajarán bailando hasta la plaza El Minero, acompañados de explosiones de dinamita, música y en total algarabía. Al escuchar tal bullicio, producto de la expresión sentimental de los mineros, los espectadores exclaman “k’uya lucus jamushankuña” (ya vienen los mineros locos).
Terminado el servicio religioso, las fraternidades descienden desde la plaza Eduardo Avaroa hasta el centro de la ciudad de Potosí , donde deleitan a la población potosina con sus manifestaciones religiosas, artísticas y culturales.
El domingo por la mañana se realiza la misa en el templo de San Martín de Tours, en la calle Hoyos, donde los Tata K’ajchas reciben las bendiciones del párroco. Es como si renovaran energías para permanecer durante todo un año al interior de las minas, cuidando de los mineros.
(*) Marco A. Flores es vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP).
ORÍGENES Y DECLARATORIA
Los orígenes del Carnaval Minero se remontan al año de 1940, cuando a iniciativa del jefe y empleados de la mina Caracoles de la entonces compañía Unificada, aún bajo la dirección de uno de los Barones del Estaño, Mauricio Hoschilld, deciden realizar esta singular celebración, adelantándose cinco días a la celebración del “jueves de compadres” y como una antesala de lo que significaría el carnaval potosino de aquel año.
El 14 de marzo de 2013, la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia sancionó la Ley Nº 349 declarando al Carnaval Minero de Potosí, conocido como la bajada del Tata Q’aqcha y veneración de la Virgen de la Candelaria, como Patrimonio Cultural e inmaterial del Estado Plurinacional de Bolivia por ser una manifestación cultural única en su género, cuyas expresiones son el reflejo de todo un país.
DEIDADES MINERAS
Entre las principales deidades del mundo minero se encuentra el Tío, a quien los mineros no consideran como un sinónimo del diablo de la religión católica sino más bien como una deidad del subsuelo, un guardián de las ricas vetas de plata que los mineros con tantas ansias desean encontrar. El Tío es una simbiosis entre el Supay —deidad del Ukhu pacha (mundo espiritual subterráneo) relacionada con la producción— y el diablo de la religión católica. Para los mineros, el Tío puede ser bueno y otorgar a los mineros los ricos filones de mineral, pero también puede ser malo y provocar desgracias, ocultar los minerales y hasta ocasionar la muerte de los mineros.
En la época de carnaval, los mineros también veneran a la Pachamama, simbolizada en la montaña misma, y a las illas, que son trozos de mineral de buena calidad que son considerados como amuletos sagrados, capaces de germinar y multiplicar la riqueza de los minerales.
GUARDIÁN
El Tío de las minas es una simbiosis entre el Supay y el diablo de la religión católica.
EN EL INTERIOR
Los mineros tienen lugares especiales para sus deidades dentro de las minas.