El gran poder y sus grandes invitados
Fueron estrellas de festivales como el de Viña del Mar o cabeza de los rankings latinoamericanos y hasta mundiales de éxitos musicales. Fueron protagonistas de telenovelas y películas y hasta íconos de generaciones. Varios de sus aciertos se han convertido en clásicos que vencen al tiempo. Ahora, y desde hace una década aproximadamente, son las estrellas de las fiestas que promocionan la entrada del Gran Poder.
“En 1999, cuando empezamos a hacer periodismo con contenido cultural sobre el Gran Poder, la fraternidad más grande tenía 200 miembros -recuerda el periodista Fernando Espinoza Sosa-. Luego de que fue debidamente promocionada, esto lo reconocen los propios fraternos, empezaron a crecer en progresión geométrica. Cuando eran grupos pequeños a veces no les alcanzaba para pagar a sus bandas u orquestas, entonces tenían que nombrar padrinos. Pero ahora son organizaciones de 1.500 miembros e incluso la morenada Chacaltaya ha reportado que tiene 2.500, entonces su capacidad económica también creció. Así, hace aproximadamente 10 años una fraternidad decidió contratar a un grupo extranjero, y con ello desató una sana competencia con las otras fraternidades”.
FACTOR MULTIPLICADOR
Según Espinoza, aquella competencia se expandió en diversas dimensiones. Las invitaciones a los conciertos de los artistas internacionales crecieron en tamaño forma y un contenido que incluía el CD de las estrellas invitadas. Los escenarios de las fiestas promocionales pasaron de salones de 10 por 20 metros a calles tomadas por los fraternos y luego a grandes garajes convertidos en eventuales coliseos. También aparecieron varias empresas promotoras de artistas y al menos tres de organización de espectáculos dotadas de sofisticados equipos de sonido, luces y efectos especiales.
“Asistí a los conciertos de los Bronco, que los trajeron los Fanáticos del Gran Poder -recuerda Guadalupe Trujillo, exreportera de la publicación El Preste-. Algo que resulta particular en estos casos es el predominio de las mantas y las polleras de lujo en el auditorio. Sé que de ese conjunto, una parte de las señoras se viste con sólo pollera para esas fiestas. Me acuerdo el momento en que mi tocayo de los Bronco cantó el ‘Adoro’, de Manzanero, seguro que el coro lo formábamos a voz en cuello 3 mil o más personas”.
Como los Bronco han llegado más de 20 celebridades por lo menos sudcontinentales. En su mayoría vinieron estrellas mexicanas y argentinas, pero no faltaron colombianas, peruanas, chilenas y hasta los alemanes de origen caribeño Boney M., Laura León, Los Bukis, Pedro Fernández, Néctar, Lucero, Charly Sa, Cristian Castro, Ráfaga, Daniel Agostini, Los Bibys, CC. Catchs, Tambo Tambo, Alicia Villarreal, Ana Bárbara, Jambao y Pablo Montero son parte de esa lista creciente. Cada cual generó sus particulares momentos de conmoción. Por ejemplo, se recuerda que Montero ingresó al templo del Gran Poder montando un caballo y cantando una ranchera religiosa.
Este año, para el inicio de un nuevo ciclo de la fiesta, la fraternidad los Fanáticos del Folklore trajo como invitado al célebre Palito Ortega y a la peruana Mari Carmen Marín. Sí, a Ramón “Palito” Ortega, el cantautor argentino que compuso un clásico como “La felicidad,” canción traducida a seis idiomas e interpretada por un sinfín de artistas en todo el planeta.Pero Los Intocables trajeron a Laura León y Señorial Illimani a Maribel Guardia.
CÓDIGOS DE HONOR
Algunas versiones aseguran que en 2015 cierta fraternidad hizo marcados intentos para traer a Chayanne. “Pero ese tipo de negociaciones se hacen bajo un marcado sigilo -explica Espinoza-. Los fraternos cuidan mucho su prestigio no quieren ser recordados como ‘los que no pudieron traer a …’”.
Tampoco son afectos a revelar cuánto gastan en estas fiestas. Incluso se conoce de un celo muy estricto para sancionar a los que divulguen cifras y detalles. Asimismo, los costos varían según las condiciones de la presentación. Sin embargo, personas allegadas a las productoras de espectáculos calculan que las visitas de Cristian Castro, Pedro Fernández y Boney M probablemente bordearon gastos comprendidos entre los 90 mil y 150 mil dólares. Constituye uno más de los gastos que la preparación y la propia entrada del Gran Poder implican. Según el economista Javier Nogales, el total de la fiesta se acerca a los 74 millones de dólares aproximadamente.
“Es un negocio, es algo que se capitaliza económica, social y culturalmente -le dice a OH! el sociólogo paceño David Mendoza-. Implica una competencia de poder, status y prestigio”. En el libro “No se baila así nomás”, escrito junto a la antropóloga austriaca Evelin Sigl, Mendoza describe los complejos lazos comerciales y que se entretejen a partir de este tipo de fiestas andinas. Las fraternidades, compadres, comadres, ahijados, etc. articulan exitosas cadenas comerciales gracias a estas celebraciones.
Por su parte, Espinoza recuerda que todas las fraternidades se hallan conformadas por comerciantes que hacen honor a su fama. Explica que cumplen códigos de honor para el gasto de lo que se recauda con estas presentaciones. “La junta de pasantes tiene un delicado voto de honestidad ante su fraternidad -remarca-. Ellos gastan todo lo recaudado en la fiesta, hasta el último centavo de lo que han aportado sus fraternos”.
Mientras tanto, la inversión social y cultural implica esa boyante competencia que permite a cada organización crecer. Los analistas consultados coinciden en que a lo largo de las décadas la fiesta del Gran Poder sumó cada vez a más sectores sociales. La presentación de íconos de la música constituye un imán más para la llegada de más y más fraternos.
“Todas las sociedades humanas tienen poderosos. Y en todas las sociedades esos poderosos exhiben su poder económico a través de símbolos externos -explica el sociólogo alteño Carlos Laruta-. En otras partes esos símbolos son parte de la cultura marco que las envuelve y les da sentido: mansiones, yates, vehículos lujosísimos, fiestas exclusivas y selectas, etc. Y acá el marco cultural es una simbiosis entre la reciprocidad que viene de lo ancestral y lo suntuoso que viene de la modernidad capitalista. Los grandes comerciantes indígena-mestizos que son el actor central de la fiesta del Gran Poder, por ejemplo, muestran su poder con esos dos rostros: la reciprocidad con base en la ancestralidad y el consumo suntuoso desde lo moderno cosmopolita”.
CARLOS LARUTA: “HAY UN GRAN CAMBIO DE STATUS”
- ¿Qué mensaje le transmiten al resto de la sociedad los fraternos del Gran Poder cuando exponen su poder económico a través de estos grandes gastos?
Todas las sociedades humanas tienen poderosos. Y en todas las sociedades esos poderosos exhiben su poder económico a través de símbolos externos. En otras partes esos símbolos son parte de la cultura marco que las envuelve y les da sentido: mansiones, yates, vehículos lujosísimos, fiestas exclusivas y selectas, etc.
Acá, en Bolivia también tenemos poderosos. Y esos poderosos exhiben su poder de distintos modos, modos que se ubican el marco de una cultura que les da sentido. Y acá el marco cultural es una simbiosis entre la reciprocidad que viene de lo ancestral y lo suntuoso que viene de la modernidad capitalista. Los grandes comerciantes indígena-mestizos que son el actor central de la fiesta del Gran Poder, por ejemplo, muestran su poder con esos dos rostros: la reciprocidad con base en la ancestralidad y el consumo suntuoso desde lo moderno cosmopolita.
- Dentro de esa exhibición desde hace años auspician la llegada de artistas de fama continental e incluso mundial. Pero además son, en varios casos, artistas del pasado y cuya música era consumida por otros sectores sociales. ¿Cuál el particular mensaje de esta nueva moda?
Una demostración de poder es, sin duda, contratar artistas internacionales caros. Si esos poderosos van a la China o al Japón a traer mercadería y con ello ganan mucho dinero, es decir, ganan dinero en el mercado mundial, ¿por qué no van a poder pagar y traer a artistas internacionales caros? ¿Qué razón se lo impediría?
Y pareciera que la música traída con esos artistas perteneciera a otras clases sociales. Sin embargo, o esa música fue parte de la historia de los poderosos que bailan y traen esos artistas -lo que muestra sin duda su pertenencia a la clase media indígena-mestiza- o lo hacen por imitación de los gustos musicales de otras clases sociales. Yo considero que es lo primero, pues las fronteras socioculturales hace tiempo son porosas y hay gran cambio de status y de clase social, y el enriquecimiento por la economía popular es un canal para ese cambio.
- ¿Qué características particulares tiene esta denominada “burguesía emergente” que protagoniza la fiesta del Gran Poder?
Varias investigaciones académicas han demostrado que la burguesía indígena-mestiza está en franco proceso de consolidación. Son el corazón de la economía popular, que no son actividades económicas inconexas, sino sobre todo habilidades de leer el mercado, de moverse entre el comercio-importación-producción, de guiarse por sus propios aprendizajes, de articular mercados locales-regionales y saltar luego a espacios transnacionales. Esta burguesía chola, tiene fuerte identidad nacional y, a la vez, es abiertamente cosmopolita.
Carlos Hugo Laruta Bustillos es sociólogo y catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés.