Carlos Dorado se salva de morir por un tramo
“Sí, yo estaba en Sudáfrica ese domingo trágico del accidente (10 de marzo) y debí ser el próximo piloto que debió haber tomado ese avión. Nunca llegué a tomarlo, porque el vuelo cayó. Tengo el documento que indica que yo debí haber sido el próximo piloto”, cuenta Carlos Dorado, uno de los aviadores bolivianos que trabaja en Ethiopian Airlines, la línea cuyo avión sufrió un fatal accidente la semana pasada, en el que 157 personas perdieron la vida en el avión ET302.
El vuelo internacional cubría la ruta desde Adís Abeba, en Etiopía, a Nairobi, capital de Kenia.
Pero sólo seis minutos después de despegar se desplomó en una zona poco poblada de Etiopía.
“Quedé muy impactado con lo que pasó, conocía al capitán de ese vuelo y al copiloto -que había volado conmigo hace dos semanas, un muchacho joven-, fue una pena recibir semejante noticia, yo aterrizaba en Johannesburgo y horas más tarde el avión caía después de haber despegado. Mi reacción fue de tristeza, pena y dolor”, cuenta.
Dorado trabaja desde hace dos años en esa aerolínea, la que hasta ahora no ha sufrido ningún percance, pero antes, en otras, experimentó situaciones de emergencia. Una vez en Panamá cuando él era aún ingeniero de vuelo y trabajaba en Bolivia, específicamente en Aerosur, enfrentó un contratiempo: se prendió uno de los motores del avión del que era tripulante. “Después experimenté fallas sencillas, pero nada como lo ocurrido el domingo”.
Dorado tiene conciencia de que cada vuelo que emprende conlleva un grado de azar y que las fallas en la nave pueden haber sido un factor determinante en el accidente del domingo, tomando en cuenta que en octubre pasado un avión de este mismo tipo que operaba para la compañía Lion Air también se estrelló poco después de despegar de Yakarta, Indonesia.
“Las preguntas que me vienen a la cabeza respecto al accidente son si el avión está apropiadamente diseñado, si es que la compañía que fabrica estos aviones está ocultando algo, porque es el segundo accidente en las mismas circunstancias en alrededor de seis meses y, casualmente, tuve la oportunidad de conocer al capitán que debió haber estado en ese vuelo, pero lo cambió para ir a una entrevista de trabajo en Oman. Yo también asistí a esa entrevista de trabajo, ahí nos conocimos. Pero esas son las preguntas que se me vienen, si hay algún defecto en los sistemas de vuelo”, dice el piloto.
Actualmente, hay nueve bolivianos trabajando en Ethiopian Airlines.
SU CARRERA
Dorado comenzó su carrera aeronáutica en 1993 como tripulante de cabina en Aerosur para pagar sus cursos de piloto, posteriormente pasó a ser parte de Lloyd Aéreo Boliviano en 1995, donde trabajó durante 13 años.
“Después me hice ingeniero de vuelo hasta que la compañía cerró y volví a Aerosur, primero me hice oficial de 737300, básicamente esa es mi historia. Tengo 15 años como piloto profesional y estuve 10 como tripulante de cabina de pasajeros, en total, poco más de 25 años en esta industria”, comenta.
