¿ESTAMOS LOS HOMBRES EN CRISIS?
Estudios recientes en masculinidades afirman que, debido a los cambios y avances en materia de equidad de derechos en las últimas décadas, los hombres de hoy encontramos enormes dificultades de adaptación a esos cambios. Una de las evidencias está en el hecho de que mientras las mujeres han transitado lentamente del espacio privado al espacio público en las últimas décadas, los hombres tenemos muchas dificultades todavía para transitar del espacio público (que considerábamos nuestro dominio) al espacio privado del hogar, en el que aún no sabemos bajo qué modelo acomodarnos.
Los referentes de masculinidad yacen todavía en nuestros abuelos y padres, sin embargo, son modelos cada vez menos útiles y más disonantes con una sociedad que valora cada vez más la equidad en razón de género. Resulta cada vez menos sostenible y conveniente seguir siendo el hombre macho que no admite voces femeninas en el trabajo, no permite opinión de los demás en el hogar, o actúa bajo el modelo de paternidad ausente, dejando 100 por ciento a cargo de la esposa la educación de los hijos e hijas.
Ese modelo está hoy en fuerte cuestionamiento y es muy positivo que así sea; la pregunta es ¿cuáles son los referentes de masculinidad desde los cuales construir un nuevo modelo para ser hombres hoy? El problema es que justamente se trata de un modelo en construcción, no definido ni claro, y por supuesto, eso nos confunde. Confusión que no es asunto menor, pues resulta llamativo el hecho de que se registra hoy una mayor tasa de suicidios en hombres, y es muy probable que se deba al miedo de interpretar los cambios actuales como “pérdida de importancia, pérdida de privilegios históricamente detentados por los hombres”. Este extravío de referentes nuevos está ocasionando que los hombres sigamos defendiendo el modelo machista de masculinidad hasta en situaciones que ponen en riesgo nuestras propias vidas. Durante milenios nos hemos entendido hombres mientras cumplamos con las tres “pes” del patriarcado: ser Preñadores, Protectores y Proveedores, y como esos roles están siendo cada vez más cuestionados e interpelados, la crisis se hace inevitable.
El otro aspecto que afecta de manera categórica esta crisis, está en el tipo de relaciones afectivas que cada vez más mujeres del mundo exigen. Es altamente positivo el hecho de que las mujeres quieren hoy hombres con mayor implicación sentimental, mayor comunicación, que sean capaces de distribuir igualitariamente las tareas domésticas, hombres que en última instancia, construyan relaciones de pareja plenas y que no se basen en la torpeza, el control o la imposición; sin embargo, los hombres no estamos siendo capaces de leer correctamente estos cambios y mucho menos de abandonar los modelos del patriarca macho que, afortunadamente, son cada vez más cuestionados.
La pregunta es entonces ¿qué podemos hacer los hombres ante la falta de un modelo de nueva masculinidad? Pues podemos hacer bastante, es imperativo por ejemplo tomar acciones como: promover el empoderamiento de todas las mujeres, sean amigas, compañeras, madres, hermanas o colegas de trabajo; educar a hijas mujeres para que se desarrollen profesionalmente, para que logren autonomía económica y sean libres de decidir sobre pareja y ejerzan libremente y sin coerción alguna su derecho a ser o no ser madres, sin las retrógradas presiones sociales de antaño; podemos también educar hijos hombres libres de laberintos de roles represivos, podemos reivindicar la igualdad en fechas clave como el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) o el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), en lugar de replicar esa costumbre superficial, frívola y facilona de felicitarlas y regalarles flores, invisibilizando la desigualdad y la necesidad de informar y reflexionar.
BERNARDO PONCE ASIN
Comunicador Social
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