“Vínculos dados a conocer…”
Hay artículos que se escriben desde la ciencia; otros desde el conocimiento propio; algunos desde la experiencia; varios desde la mente y los pensamientos del momento; en todos ellos entra el corazón, pero en pocos se escribe solamente con y desde el corazón… éste es uno de ellos.
Es uno de ellos porque ha sido escrito únicamente reflexionando en aquellos vínculos que se han generado sin darnos cuenta entre el escritor y el lector a partir de unas líneas impresas en una hoja de papel. En este caso, yo como escritora y ustedes como lectores críticos y exigentes.
Hoja de papel que contiene sentimientos sinceros, algunas enseñanzas, varios ejemplos, algo de ilustraciones, pocos consejos, a veces sugerencias, casi siempre confesiones, no faltan los temores, los valores o cualquier otro tópico; no obstante, todos ellos con un hilo transversal y conductor:responder al único afán de sumar y en lo posible multiplicar, pero jamás pensando en restar y menos dividir.
Dividimos cuando no compartimos las cosas lindas que nos pasan, cuando nos encerramos en nuestros propios tsunamis mentales de “mejor que nadie lo sepa” o “a nadie le interesa”, con esa actitud restamos oportunidades de crecimiento y de empatía, pues nos privamos de abrir nuestro corazón y pues así llegar al de otros es más difícil.
Decidí escribir estas líneas por el valor que doy a las relaciones, considero que un tesoro valioso que tenemos los seres humanos es la capacidad de conectarnos, sea por amor, por dolor, por interés, por necesidad o por lo que sea; en el fondo creo que cada uno de nosotros nos convertimos en la solución del problema del otro, seamos médicos, mecánicos, informáticos o albañiles, todos nos necesitamos y en algún momento nos encontramos.
En un coaching familiar que estaba facilitando el mes pasado, uno de los hijos comenta que su clase de Derecho en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) ha sido introducida con uno de mis artículos; grata sorpresa y agradezco al docente que lo hizo, sinceramente no medí ese alcance.Me gustaría también mencionarles el encuentro con una colega que dirige un parvulario, me cuenta que suele cortar los artículos, ponerlos en una pared donde los papás se reúnen y así promueve la lectura reflexiva (me pareció interesante la estrategia considerando que la lectura en el país no es nuestro fuerte). Un estimado amigo, nombrado presidente de su organización, me dice que pensó elaborar su discurso con base en un texto que leyó en mi libro; o tal vez, compartir una tocada de hombro en el aeropuerto de Santa Cruz para decirme “leo sus artículos y los estudiamos en familia”. (Me dijo: “los estudiamos”, admito que me temblaron las piernas por la responsabilidad que me puso encima sin darse cuenta).
Y qué les puedo decir de una mujer con años encima que eventualmente llama por teléfono con voz quebradiza y me dice que esos escritos le representan esperanza y consuelo. Me mueve a preguntarme una vez más ¿a dónde llegó la soledad?
Estos y otros casos me motivan, me impulsan, me inspiran y me animan a seguir adelante; es muy bonito escribir, pero más bonito es que ese escrito vincule al que escribe con el que lee, generando una relación que agrega valor.
En estos casos, entiendo a André Gide (Novel de Literatura 1947) cuando dijo: “Ante ciertos escritos, uno se pregunta ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta ¿qué leerán? Y al fin, escritos y personas se encuentran”.
Vínculos dados a conocer…
JEAN CARLA SABA DE ALISS
Pedagoga Social / Life Coaching
ethos.capacitaciones@gmail.com
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