“SALARIO MÍNIMO MENTAL…”
La cantidad mínima que debe percibir cualquier persona por desempeñar un trabajo se denomina salario mínimo, que siempre y casi por razones obvias lo relacionamos a la retribución económica; sin embargo, con dinero no hacemos mucho.
Con dinero se compran cosas, testigos y conciencias; pero no amor, respeto y dignidad.
Con dinero se compran títulos, credenciales y reconocimientos; pero no alcanza para adquirir conocimiento, sabiduría, sensatez y sencillez.
Con dinero se compran libros pero no la disposición de leer y menos la capacidad de reflexionar.
Con dinero se organizan bodas pero pocos pagan lo que cuesta en voluntad, intención, valores y determinación el comprometerse con alguien por toda una vida.
Con dinero se compra la libertad en términos de no estar físicamente donde se debería como consecuencia de acciones asumidas; pero jamás el dinero pagaría las lágrimas, indignación e impotencia de todo un pueblo que reclama buena administración de justicia y de recursos; o tal vez, el llanto de una madre por el hijo asesinado.
Con dinero se compra los servicios y la atención en terapia intensiva; mas no el incremento en el ritmo cardíaco de quien yace en la camilla.
Con dinero se compra tecnología pero jamás la intención de quien la usa.
Ideal es desear una mejor casa y con la misma intensidad un mejor hogar; o tal vez viajar y conocer lugares pero más que ello, a las personas que habiten en ellos; o comprar un auto y que ese deseo contemple el estar atento cuando alguien nos pida un aventón.
Anhelar mejores condiciones de vida es legítimo, normal y netamente humano; lo que no es legítimo es afectar la conciencia, la moral, las buenas costumbres, la reputación de nosotros o del que está al lado, al frente o detrás por satisfacer el interés de tener dinero, pues el dinero lejos de llenar vacíos crea otros más grandes, ¿será por ello que los mayores problemas los tienen quienes no tienen el salario mínimo?
Y es que en la existencia, no debemos limitarnos a luchar por dejar de percibir lo mínimo en cuanto a la economía se refiere; si no, con la misma garra luchar, pelear, ambicionar, desgastarse agotando esfuerzos y recursos para incrementar nuestros pensamientos que nos brinden la opción de interpretar la vida de otra manera, salir de la media, dejar de ser promedio, ambicionar la riqueza en todo el sentido de la palabra.
Seremos ricos cuando la gente nos busque no por lo que tenemos o por lo que hacemos; si no por lo que somos, o cuando nos demos cuenta que las cosas fueron creadas para ser usadas y las personas para ser amadas y no al revés.
Seremos ricos cuando deseemos tener más fe y menos miedos; cuando disminuyan la cantidad de hojas no leídas en nuestros libros; cuando nuestros hijos se desesperen por llegar a casa y no por salir de ella; cuando no nos duela extender la mano y compartir la mesa.
Seremos ricos cuando nos volvamos absolutamente intolerantes con la mediocridad, con la indisciplina, con la mentira, con el abuso, con el maltrato o con las ideologías que atentan contra la vida, la integridad o la familia.
Seremos ricos cuando no nos conformemos con nuestra comodidad y provoquemos nuestras propias incomodidades para probarnos de qué estamos hechos y soñar cada vez más alto.
Seremos ricos cuando de verdad nos demos cuenta que con dinero, sin importar la cantidad, no hacemos mucho y mientras no pensemos así, lo que sí vamos a mantener es un salario mínimo mental.
JEAN CARLA SABA DE ALISS
Conferencista, escritora y Life Coach
ethos.capacitaciones@gmail.com
Facebook: Jean Carla Saba
