“Sabrás cuando lo sepas…”
Hace unos días tuve una experiencia bastante enriquecedora con mi nuevo amigo Mauricio Rocabado D. (productor audiovisual), a quien tuve el gusto de conocer por la necesidad de grabar un video de 90” donde yo contaba parte de mi historia. Para grabar ese minuto y medio (90”), trabajé a solas alrededor de cinco horas pensando en cada palabra que diría y tardamos otras tres en filmar hasta poder sacar un producto en limpio; que para hacerlo tuve que aprender a controlar la velocidad, la respiración, la postura y la salivación; suena obvio, fácil, de sentido común y además básico, pero una cosa había sido la teoría y otra la práctica.
Leí por ahí que “la teoría es cuando lo sabemos todo y nada funciona” y la “práctica es cuando todo funciona y no sabemos por qué”. En esta experiencia que acabo de relatar, junto a Mauricio combinamos ambas – teoría y práctica – para llegar al resultado que esperábamos. Ambas eran importantes, pero si tengo que elegir una, me quedo con la segunda, ella fue la que me permitió entender la teoría que la antecedía y además le dio sentido a la misma.
El sentido, se considera como la dirección que debemos tomar para llegar a la meta trazada; si no la tenemos cualquier puerto podría ser el destino final y así como Confusio decía “un hombre sin una meta es seguro que la alcance”.
Es curioso notar que en la escuela y en la universidad, nos premian por lo que “sabemos” y en el mundo laboral por lo que “hacemos”; el desafío es combinar ambas en la vida. No basta con saber únicamente y tampoco es suficiente el hacer desconociendo completamente la teoría; la combinación de ambos –saber y hacer- es lo que nos ayuda a entender, comprender y aprender, sumando la repetición como base del aprendizaje –esto según los griegos- y por la experiencia vivida con Mauricio, les doy la razón (repetimos la filmación N veces y creo que al final algo aprendí).
Si les sirve la ilustración, pensemos en nuestra vida diaria, en nuestras conversaciones habituales, en las discusiones cotidianas con temas que creemos saber y en el fondo los desconocemos por no tener ninguna experiencia en o con ellos (sobre mecánica, política, economía, cocina o cualquier otro y con mucha facilidad juzgamos o criticamos).
O tal vez en las exhortaciones a nuestros hijos donde encontramos respuestas como “ya seeé” y los papás nos quedamos mirando y en silencio preguntando ¿entonces, por qué lo haces?; nótese que nuevamente sale a luz la habilidad de articular la teoría con la práctica; si los hijos “saben” verdaderamente lo que les estamos diciendo (que en algunos casos es reclamando), entonces por qué lo hacen….en otras palabras, no saben lo que están diciendo o haciendo.
Y así sucede casi en todo y con todos; nos creemos conocedores de mucho (sabiondos) y en realidad lo más importante ignoramos; poco de la teoría descendemos a la práctica y muchas veces tenemos prácticas que desconocemos su teoría.
Esta reflexión, me permite entender mejor a Job cuando le decía a Dios “de oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven”. Una cosa es tener referencia (teoría), en este caso de Dios y otra muy diferente la experiencia con Él (esto para quienes son personas de fe).
En todo caso y en cualquier espacio la mezcla de la teoría con la práctica expande nuestro conocimiento, nuestra experiencia y sobre todo nuestra autoridad para poder decir: sabrás cuando lo sepas (por lo menos cuando te toque filmar algo).
JEAN CARLA SABA DE ALISS
Conferencista, escritora y Life Coaching
ethos.capacitaciones@gmail.com
Facebook: Jean Carla Saba