¿Existes si no estás en redes?
El mundo se ha convertido en un pañuelo. En cuestión de segundos hoy nos enteramos de lamentables noticias como la erupción del volcán de Fuego en Guatemala, enfrentamientos entre universitarios, la UPEA y la Policía, o los resultadosde competencias deportivas como lo acontecido en los Juegos Suramericanos Cochabamba 2018. Pero no es que los bolivianos se suscriban a los periódicos o lean más, sucede simplemente que sus hallazgos informativos los encuentran en las redes sociales. Chatear es una actividad a tiempo completo. Y para muchos postear algo, una tarea diaria obligatoria.
Las redes dan visibilidad, lo sabemos. Es una oportunidad que antes no se tenía y actores, políticos y aquellos en el medio farandulero las utilizan con sobrada inteligencia. Ahí está el cineasta Alejandro Jodorowsky que tanto les gusta a algunas de mis amigas con más de 1 millón de seguidores en Twitter, habla de esoterismo y otros menjunjes que siempre enganchan y son compartidos. “Lo que doy, me lo doy. Lo que no doy, me lo quito”, dice como carta de presentación. También está el escritor Paulo Coelho, #Newtrend #Hippie, que tiene más de 15 millones de seguidores y hasta el papa Francisco ha sucumbido a las redes con más de 16 millones de fervientes católicos que retuitean sus mensajes activamente.
Entre los famosos, con más seguidores en Instagram, descubrí aSelena Gomez (134 millones), Cristiano Ronaldo (122 millones), Kim Kardashian (109 millones) y Beyoncé (112 millones).
Entre los políticos, el presidente Evo cuenta con 379 mil seguidores, sobrepasado por Barack Obama con más de 103 millones. Las redes sociales no tienen frontera.
Qué rápido hemos aprendido los comunes mortales sobre hashtags, memes, trending topics, selfis y “trolls”. Los verbos compartir, etiquetar y gustar han adquirido otra dimensión. Y sí, el “Me gusta, No me gusta” son las primeras palabras que accionamos en el contexto virtual a primera hora en la mañana.
Si no estás en redes, no existes. Lo he escuchado decir más de una vez. ¿Pero cómo puede ser necesario para un individuo cualquiera estar en una red social para existir? Es que si no lo publicas no has vivido, si no lo publicas no has sido invitado, si no lo publicas no has viajado, y así hay tantos “sino”, según mis conocidos activos en redes, que me pregunto casi filosóficamente sobre el nuevo significado de la palabra existir.
Repaso a Descartes a Hume y aterrizo en el hoy. La paradoja de mi propia existencia me lleva a cuestionar la necesidad que tenemos de compartir nuestra vida privada. ¿Por qué nos exhibimos? ¿Por qué esta necesidad de validación en redes?
No sé si lo subido a Internet nunca será eliminado, ojalá que no, porque nuestra memoria colectiva definitivamente está allí, memoria que al final de cuentas, no deja de seruna eternidad ficticia.
En cuanto a mí, seguiré lanzando mis mensajes de botellacon la esperanza de no perder mi vínculo con el mundo que me rodea,buscando más conversaciones cara a cara, pausada yreflexiva.La comunicación es fundamental, pero encontrémonos aquí y ahora.
PAULA MUÑOZ ENCINAS
Editora OH!