Cuatro escenarios para la Cuba post Castro
Cuba constituye el penúltimo resabio de la Guerra Fría, el otro es Corea del Norte. Y el final de esa era en la isla ya se empezó a anunciar hace aproximadamente cuatro años. Entonces el gobierno de Barak Obama inició discretamente las negociaciones de acercamiento que en diciembre de 2013 se transformaron en históricos acuerdos. Pero estaba todavía vivo Fidel Castro y gobernaba, sin fecha de caducidad, su hermano Raúl. Es más, Hugo Chávez –aunque decaído-, Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Evo Morales y varios más aún marcaban el tiempo del socialismo del siglo XXI.
Hoy todo cambió. Y por si faltase un detonante más para precipitar el orden establecido, tanto Latinoamérica como Cuba sufren un creciente bajón económico. Los países del continente transitan entre la crisis y, peor aún, la recesión. La isla, según varias evaluaciones, ya bordea lo segundo, condición que la castigó dramáticamente en los años 90.
Por ello, la reciente muerte de Fidel y el anuncio, en abril, de que Raúl gobernará hasta febrero de 2018 probablemente rubricaron dos finales: se extinguen la nueva era izquierdista en América Latina y la Cuba socialista de los hermanos Castro. Y mientras en el primer caso el giro implica finalizar algo más de una década, en el segundo concluye un régimen de más de 58 años. Por ello, las incógnitas sobre los alcances que tendrá ese cambio resultan el tema de moda entre los analistas internacionales.
¿HACIA EL MODELO CHINO?
Los expertos establecen hasta cuatro posibles escenarios de la era post hermanos Castro en Cuba. Y es en la economía donde se advierten los más fuertes los vientos de cambio. Ya sin la supervisión de Fidel, aunque manteniendo la represión inmisericorde a cualquier disidencia, se estima que Raúl romperá el persistente inmovilismo económico cubano. Ello implicará la ampliación de las reformas aprobadas en 2011 y un acercamiento a los exitosos modelos vietnamita y chino.
Como es sabido, China y Vietnam, otrora ortodoxamente comunistas, se abrieron en los 90 a dar espacio a la iniciativa empresarial privada. Ambos regímenes otorgaron, por ejemplo, un derecho de usufructo de por vida a los pequeños campesinos productores. Este tipo de políticas determinaron en esos países un inmediato despegue económico. Como pauta, precisamente, tras la llegada a la presidencia de Raúl, en febrero de 2008, empezó una tímida apertura a la vigencia de emprendimientos independientes.
Entre cooperativas y cuentapropistas hoy suman cerca de 500 mil personas. Pero además cuenta un intenso comercio ilegal que se desató, entre la impotencia y tolerancia estatal, durante la crisis de los 90. A ello se suman los ultraconocidos emprendimientos turísticos que también sirvieron para paliar aquel colapso.
“Raúl Castro se caracteriza por ser pragmático y buen administrador –opina Eduardo Durán Cousín, ex cónsul ecuatoriano en Cuba y experto en el tema-. Se recuerda que desde el inicio de la Revolución volvió a las Fuerzas Armadas la institución más competente del país. Y por ello se deduce que intentará volver eficiente al aparato productivo cubano. Éste se muestra como requisito fundamental para garantizar la continuidad del régimen comunista. Sólo así podría mantener las riendas del poder cercanas a gente de su confianza e incluso de su propia familia”.
¿LOS HEREDEROS DEL PODER?
Claro, los lineamientos económicos de esta transición coinciden con el relevo político generacional marcado por los casi 86 años de edad de Raúl Castro. Hay voces que especulan con la hipótesis de la dinastía y nuevos Castro que gobiernen la isla. En ese escenario figuran dos de los hijos de Raúl: Mariela Castro Espín, defensora de los derechos de los Glbti, y el coronel Alejandro Castro, como coordinador de Inteligencia de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior. Ambos han adquirido una importante proyección pública. Alejandro es jefe de ese departamento clave para las necesidades represivas del régimen.
La familia gobernante tiene también en la primera línea del poder al exyerno de Raúl, el general Luis Alberto Rodríguez López Callejas. Funge como presidente ejecutivo del Grupo Empresarial de las FFAA. Éste constituye un pulpo que regenta las empresas rentables del país.
Durán Cousin señala también que fuera de la familia Castro está el vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, Miguel Díaz Canel Bermúdez. Se trata de un tecnócrata nacido en abril de 1960, es decir, tras el triunfo de la Revolución Cubana. Y ha sido por años considerado entre las principales opciones para suceder a Raúl Castro. Díaz Canel es además miembro del poderoso Buró Político del Partido Comunista Cubano (PCC). Sin embargo, los analistas opinan que son los hombres fuertes del aparato militar quienes tendrán al final la incidencia decisoria.
Sin duda, al nombrar sucesor a su hermano Raúl, su eterno Ministro de Defensa, Fidel puso el destino de Cuba en manos militares. En este caso, el poder parece centrarse en Alejandro Castro Espín, Luis Alberto López Callejas y el viceministro de Defensa, Álvaro López. Podrían tener mucho que decidir, en especial si es Raúl quien designa a su sucesor. Muy probablemente ellos, más un entorno selecto del PCC, definan cuánto el Estado cubano cederá ante las presiones, internas y externas, del nuevo tiempo.
LAS PRESIONES INTERNAS
En lo interno, se prevé que así como la ausencia de Fidel, liberará de presión a su hermano, también desatará fuerzas reprimidas frente a él. "La expectativa de cambio va a crecer entre la mayoría de los cubanos. La muerte de Fidel abrirá la puerta a mayores conflictos y confrontaciones entre quienes ejercen el poder. Se habrá ido el supremo árbitro de todos los conflictos en Cuba. Raúl tendrá mucho más espacio, pero también lo tendrán sus adversarios políticos", dijo a la agencia AFP Michael Shifter, presidente de Inter-American Dialogue, un centro de estudios estadounidense.
Y dentro de la propia Cuba también se advierte la emergencia de un nuevo escenario interno. “Las nuevas generaciones no piensan igual que sus predecesoras. Tienen nuevas aspiraciones y desean que el país abra nuevos horizontes”, dijo Enrique López Oliva, profesor de historia de las religiones de la Universidad de La Habana. Para él, Cuba entra ahora “en una nueva etapa, marcada por una renovación generacional”.
TRES ESCENARIOS
El otro factor decisorio de lo que será la Cuba post hermanos Castro tiene también nombre y apellido: Donald Trump. Los analistas recuerdan que las características de una cierta continuidad o un cambio del régimen dependerán del nuevo Gobierno de EEUU.
López Oliva alertó de obstáculos como la “brusca” reacción por la muerte de Fidel del presidente electo de EEUU. El magnate amenazó con romper las relaciones diplomáticas bilaterales, restablecidas el 20 de julio de 2015, por el saliente mandatario, Barack Obama. “En vez de contribuir a cambios positivos y democráticos, esa postura (de Trump) puede obstaculizarlos y hasta frenarlos -, sopesó el investigador-. Da pretexto a que los sectores internos más inmovilistas entorpezcan el proceso de cambios en Cuba”.
Bajo ese marco analistas como Jorge I. Domínguez, politólogo de la Universidad de Harvard, proponen tres posibles escenarios para la nueva Cuba: el primero, una situación de conflicto derivada del endurecimiento del próximo gobierno estadunidense, así como de la comunidad cubana de Miami. Ello debilitaría al PCC, provocando una suerte de guerra fría interna entre nacionalistas-patriotas, intransigentes de izquierda y revanchistas. Y esta situación podría conducir a un multipartidismo polarizado o bien a un posterior fortalecimiento del Partido Comunista.
El segundo escenario establece la consolidación del partido del poder en un entorno de competencia electoral. Esto se basaría en que las reformas hacia la liberalización de la economía resulten exitosas. Un PCC robustecido podría adoptar una estrategia de “conceder para progresar”. Así tendría la capacidad de “competir electoralmente con el deseo de ganar y gobernar, aunque ya no de manera autoritaria”.
La tercera opción sería la de una transición más abiertamente democrática entre el PCC, un partido socialdemócrata y otro de centro-derecha no revanchista de la diáspora cubana en Miami.
Raúl está construyendo un “pasado útil” para el partido del poder. Con él busca integrar grupos socialdemócratas que permitan la formación de un gran “centro” político, diseñado para que sobreviva cuando él muera. “Si lo logra –concluye Jorge Domínguez– su legado para la política cubana perduraría aún más que el de su hermano”.
Y EL FACTOR TRUMP
Sin embargo, el factor Trump suma un escenario adicional que Dominguez y otros analistas no soslayan o por lo menos dejan implícito: el riesgo de una confrontación incluso abierta con el gobierno de Raúl Castro. El temor se abre a la posibilidad de una invasión a Cuba, como ocurrió en Panamá en 1989 y en Haití en 1994, el escenario trágico.
Resultaría el peor retorno a la Guerra Fría, reforzaría la imagen de la dinastía Castro, el penúltimo resabio de aquella peligrosa era. Y, claro, daría a pensar en lo que Trump hará con Corea del Norte y los Kim.
Con datos de las agencias AFP, IPS, EFE, Cuba dialogue y http://www.elcomercio.com/tendencias/cuba-despues-fidelcastro.html