Cuba, la isla cromática
Texto: Beatriz Mapelli
LA ESPECIAL IDIOSINCRASIA DE SUS GENTES ES LO QUE MÁS LLAMA LA ATENCIÓN DEL VISITANTE CUANDO LLEGA A CUBA | ISLA ESPECIAL Y ÚNICA, DONDE EL COLOR Y LA MÚSICA CONVIVEN CON REMINISCENCIAS DE UN CURIOSO PASADO QUE SE TRANSFORMA EN ATRACCIÓN TURÍSTICA.
a Habana, capital de esta bulliciosa y caótica isla, plantea unas vacaciones en las que parte del atractivo consiste en romper con el presente para viajar en el tiempo y descubrirse entre coches de época, aires de revolución y una estética decadente, pero encantadora.
Según explica un guía de la isla, Cuba, salpicada de edificios en ruinas, debe ser concebida de un modo artístico y no crítico. Y al hacerlo así, se puede disfrutar de un “baile” en el que se funden los colores vivos, un hermoso patrimonio, una idiosincrasia única y unas calles llenas de vida, donde no importa si esto o aquello está en mal estado, sino lo que esto o aquello fue capaz de albergar.
LA BELLEZA DECADENTE DE LA HABANA VIEJA
La Habana, muy cerca de Bahamas, Florida, Cancún y Jamaica es, sin lugar a dudas, el centro neurálgico del país, punto de encuentro de turistas y locales, y alma cultural, gracias a lugares como la Plaza de la Revolución, escenario de algunos de los principales acontecimientos de la Revolución cubana. Y, más recientemente, del acto multitudinario en el que se dio el último adiós al líder cubano Fidel Castro.
Cerca de la plaza, a la que se puede llegar en alguno de los descapotables de los años 50 que convierten la isla en el mayor museo automovilístico del mundo, se encuentran el Memorial a José Martí que, con una altura de más de 112 metros de altura, es el punto más alto de la ciudad.
Otros puntos de interés son el Ministerio del Interior, famoso por el enorme mural del Che Guevara que muestra en su fachada o el Ministerio de Informática y Comunicaciones, que exhibe en su exterior la imagen del guerrillero Camilo Cienfuegos.
Más de 80 hoteles se reparten por la ciudad para albergar a quienes llegan dispuestos a descubrir sus rincones.
A través del famoso malecón habanero, punto fotográfico imprescindible para todo visitante de La Habana, se llega hasta el Castillo de los Tres Reyes del Morro, una fortaleza-museo construida en 1589, que fue testigo de las batallas que enfrentaron a cubanos e ingleses. Con un faro de 45 metros de altura, regala una impresionante panorámica del litoral habanero.
Luego se puede continuar hasta llegar a la Habana Vieja; máximo exponente de la arquitectura colonial del Caribe insular y zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982.
Emerge de sus ruinas con alma propia, color y música, y deja en quien la contempla una impronta que sólo se comprende después de haberla ‘vivido’. Si toda la isla garantiza un viaje en el tiempo, en la Habana Vieja esa expresión cobra su máximo sentido.
Entre sus calles se pueden encontrar hermosas plazas donde artistas callejeros y vendedores ambulantes se dan cita para amenizar el paso de los turistas.
Destaca la Plaza de la Catedral, con la Catedral de San Cristóbal, dominada por dos torres desiguales y una fachada barroca diseñada por el arquitecto italiano Francesco Borromini.
Y, muy cerca de aquí, se aglutinan dos locales que les sonarán por haber estado en el punto de mira del escritor estadounidense Ernest Hemingway: La Bodeguita del Medio y el Floridita. Ambos locales constituyen una parada obligada para aquellos que quieran saborear los famosos mojitos y daiquiris al son de la rumba cubana.
El Capitolio, la estatua del Cristo de La Habana, el Museo de la Revolución, el Bosque de La Habana, la Plaza Vieja, la Plaza de Armas, y la Plaza de San Francisco son otros de los imprescindibles de la ciudad.
VARADERO, EL OASIS CUBANO
Antes de abandonar la capital para poner rumbo a Varadero, otro de los grandes polos turísticos de Cuba que, junto a ésta, genera el 70 % de los ingresos del sector turístico, es recomendable un paseo en cocotaxi, un original medio de transporte local. También, hacer un alto en el camino para disfrutar de una experiencia de maridaje de puro y ron.
¿A qué más sabe Cuba? Establecimientos tan populares como el Restaurante Iván, te ofrece los sabores tradicionales del arroz con frijoles negros, plátano frito, langosta o parrillada de carne de cerdo.
También pueden descubrirse en los "paladares", restaurantes privados y casas particulares que ofrecen carnes, pescados, vegetales, legumbres, y frutas con sello local.
Una segunda parada en la isla nos permite disfrutar del clima caribeño en Varadero, el oasis cubano.
Este destino, en la Península de Hicacos, al norte de la provincia de Matanzas, se considera “el más famoso balneario de la isla”, según Turismo de Cuba.
Y hace gala de su fama con más de 30 kilómetros de playa de aguas turquesas y arena fina, palmeras y medio centenar de complejos hoteleros de lujo que garantizan una estancia irrepetible.
Muy cerca, se puede visitar el Parque Josone, un enclave natural en el que disfrutar del lago y la vegetación, mientras se disfruta de la comida criolla.
Santiago de Cuba, Los Cayos, Baracoa, Cienfuegos, Holguín… Son otros destinos que se suman a la oferta turística del país y que conquistan por sus gentes, apasionadas, sociables y fuertes.
Como comentan desde la Oficina Nacional de Información Turística de la isla: "Para el cubano, su país es hijo, madre, padre, amante, obsesión y desvelo. Cuba es hechizo en madrugadas de rocío y calor en las venas en noches de amor. Es café, ron, tabaco, baile, béisbol. Es, como dijo el poeta, pasión que desanda pero, sobre todo, patriota, amante y defensor de lo suyo".
“Vista desde un punto de vista artístico y no crítico, en Cuba se funden los colores vivos, un hermoso patrimonio, una idiosincrasia única y unas calles llenas de vida, donde no importa si esto o aquello está en mal estado, sino lo que esto o aquello fue capaz de albergar”